La Religiosidad Popular en Tijuana: La Devoción a Juan Soldado.



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La Religiosidad Popular en Tijuana: La Devoción a Juan Soldado.


Mtro. David Ungerleider Kepler
Director General
Planeación y Desarrollo
U. Iberoamericana-Noroeste

     Entender toda la complejidad de la vida fronteriza desde sus matices socio-económicos, políticos y culturales no es fácil. Es un abanico de realidades nacionales y binacionales, cuyas manifestaciones cotidianas no se pueden descifrar y definir con exactitud científica. Durante los últimos 40 años Tijuana realmente se ha convertido en un mosaico de diversas culturas; una variedad enorme de gente y su procedencia, lenguas, clases sociales y modos de pensar, vivir y actuar. De los 3,000 kilómetros de la línea internacional que separan Estados Unidos y México, ésta es la frontera más conflictiva y cruzada no sólo de nuestro continente, sino tal vez del mundo entero. ¿Es posible, entonces, hablar de "una cultura tijuanense" o de una identidad cultural definible, de expresiones y celebraciones autóctonas, o de sentido de pertenencia cuando el flujo migratorio del interior de la República, y de un lado de la frontera al otro, es constante y desenfrenable?

     Primero, quiero presentar un perfil de esta situación migratoria tan marcada en esta zona norte de la República mexicana, y después ofrecer algunas reflexiones en torno a las culturas locales, con particular interés, en algunos aspectos de su expresión desde la óptica de la religiosidad popular. Creo que desde el análisis cultural, y, en particular, la recuperación de la historia y el sentido de la devoción popular a la figura de Juan Soldado, podemos llegar a comprender un poco más todo este entrecruce de personas y sus culturas que forman parte de la vida de esta ciudad.

I) La Historia Reciente:

     En 1950 Tijuana tenía alrededor de 65,000 habitantes. Hoy en día se calcula su población en casi 1,800,000. "El desolado panorama de Tijuana en la década de los sesenta, desde el punto de vista social, era el resultado de las elevadas tasas de crecimiento demográfico registradas durante los decenios cincuenta y sesenta, que provocaron estragos urbanos en esos años. En el periodo de 1950-1960 Tijuana tuvo una tasa de crecimiento del orden de 9.7 por ciento, a diferencia del estado (8.6) y del país (3.1). En las décadas 1960-1970, la tasa se redujo a 7.8 por ciento, pero continuaba muy por encima de los ritmos de crecimiento de otras entidades y del propio estado de Baja California (5.5). Más recientemente, en el periodo 1970-1990, Tijuana experimentó un crecimiento anual promedio del 3.8 por ciento, mientras que el del estado y el país fueron de 3.1 y 2.5 respectivamente."1 Estas cifras nos reflejan un crecimiento acelerado en pocos años. El aumento de la población en los últimos años se debe principalmente a dos factores: 1) mayor vigilancia de parte del Servicio de Inmigración y Naturalización (la Migra) y su Operación Guardián que dificulta tremendamente la posibilidad de cruzar ilegalmente a Estados Unidos, y 2) el flujo migratorio que opta por asentarse en esta región debido a que ha habido más oportunidades de empleo con el establecimiento de 737 maquiladoras desde la firma del TLC en 1994. De hecho, ahora Tijuana tiene la cifra más baja de desempleo en toda la nación. Eso, a su vez, no implica una mejora en la calidad de vida de nuestros habitantes. El costo de vida (que es igual al de Cancún) y la disparidad de sueldos a los dos lados de la frontera (en los Estados Unidos se recibe más de $5 dólares la hora , y en Tijuana se recibe lo equivalente a $3 dólares por un día de trabajo) ha convertido a Tijuana en una zona de mucha pobreza, poca planeación urbana, deterioro del medio ambiente, criminalidad y auge en el narcotráfico. "Aunque los datos duros de la realidad testimonian crudamente la difícil situación de una parte de la población tijuanense durante aquellos años, fenómeno que no fue ajeno durante el mismo periodo a otras grandes ciudades mexicanas, lo cierto es que las condiciones de vida aquí descritas correspondieron más a una etapa de crecimiento y de incorporación de cientos de migrantes al mercado urbano de la ciudad. La precariedad urbana y la acentuada deficiencia de los servicios públicos, la falta de infraestructura y equipamientos diversos constituían la esfera conflictiva de ese crecimiento, en contrapunto a la dinámica económica de la ciudad, sus posibilidades de empleo y oportunidades derivadas de su vecindad con los Estados Unidos.2 Esta insoportable realidad para las mayorías se refleja en los siguientes hechos:

  1. Las violaciones de los derechos humanos sufridos por los trabajadores no-documentados en ambos lados de la frontera.
  2. La deportación, que provoca separación familiar, pérdida de empleo, empobrecimiento inmediato, pérdida de bienes y pérdida de arraigo e identidad cultural.
  3. La falta de redes de apoyo social, así como de dinero para sobrevivir y para enviar a sus dependientes económicos.
  4. El deterioro de su salud física, provocado por la mala alimentación y por la exposición prolongada a las inclemencias del medio.
  5. Las situaciones adversas (como accidentes y robos) durante el cruce e internación hacia los Estados Unidos como indocumentados, y
  6. La necesidad inmediata de afecto y reconocimiento social, nostalgia por la familia, frustración, angustia, ansiedad, temores y miedos.

Ahora bien, veamos cómo se manifiesta esta realidad en el ámbito de lo socio-cultural.

II) Algunas Manifestaciones Socio-culturales en Tijuana:

     Reconocemos que la realidad socioeconómica de la región se manifiesta en las expresiones culturales, que tienen su origen y sentido desde la historia de los grupos provenientes de distintos pueblos del interior de la República, y toman forma con nuevos matices aquí en Tijuana.

     Nuestro marco teórico se apoya en los procesos migratorios de "desterritorializacion" y "reterritorializacion" que no se reducen al mero traslado en términos geográficos,3 sino también en una re-modelación de sus expresiones culturales y manifestaciones de su religiosidad popular dentro de un proceso de re-simbolización donde pueden sentir algo de continuidad con su pasado de creencias y devociones, buscando una mejor vida y mayor esperanza con miras al futuro. Como nos indica Néstor Canclini, están en juego dos procesos: "la pérdida de la relación 'natural' de la cultura con los territorios geográficos y sociales, y, al mismo tiempo, ciertas relocalizaciones territoriales relativas, parciales, de las viejas y nuevas producciones simbólicas",4 como es el caso de la mayor parte de la población tijuanense. No es lo mismo asistir a las fiestas patronales en honor a la Virgen de Zapopan en el estado de Jalisco que asistir a una Misa donde está una imagen de la Virgen de Zapopan en un barrio de Tijuana el día de su fiesta. En resumen, nos plantea el mismo Canclini, "que la reorganización de los escenarios culturales y los cruces constantes de las identidades exigen preguntarse de otro modo por los órdenes que sistematizan las relaciones materiales y simbólicos entre los grupos".5 Por ejemplo, la clase socioeconómicamente acomodada de Tijuana se pasa el tiempo libre, fines de semana o días de fiesta, en los grandes centros comerciales de San Diego y sus alrededores. La gente más necesitada, en cambio, busca su refugio, alivio y espacio de expresión de fe ante la tumba o una imagen de Juan Soldado….el símbolo de auxilio material y bendición espiritual de mayor rango y popularidad en Tijuana.

III) Historia de la Devoción a Juan Soldado:

      En 1930 fue violada y asesinada una adolescente en Tijuana, supuestamente por un miembro del ejército. Este soldado, a su vez, inculpó a un subalterno llamado Juan Castillo Morales, quien luego fue conducido al Panteón de Puerta Blanca para aplicarle la ley fuga. Aparentemente no se le permitió a Juan hablar para defenderse, y cuando corrió huyendo de la muerte, iba blasfemando y lanzando improperios contra quienes lo acusaron. En ese momento lo fusilaron.6 Juan Soldado (como popularmente lo conocen aquí en Tijuana), a la vez, se convirtió en víctima y héroe. Fue víctima de un sistema injusto que culpa al inocente indefenso y pobre, y es héroe porque frente a la muerte injusta, causada por la arbitrariedad de su sentencia, no se quedó callado. Una señora devota hincada ante la tumba de Juan "Soldadito" me relató que "algunas autoridades decían que fue inocente, otros que fue culpable de ese crimen, pero como nunca nos dicen la verdad aquí en Tijuana, yo se que fue inocente por los milagros que nos hace". Aquí se refleja claramente la pérdida de confianza en las instituciones (donde nunca nos dicen la verdad), y una muestra de fe en alguien que SÍ resuelve sus problemas del momento. El reconocimiento del valor de Juan Soldado lo ha convertido en fuente de devoción para la gente local. Ahora le atribuyen los milagros de curar la salud, cumplir con un deseo de mejoras en las relaciones personales o éxito en cruzar ilegalmente la frontera. Su tumba está llena de ofrendas religiosas que coloca la gente en petición de un favor y/o agradecimiento por algo concedido. Su imagen se vende como si fuera un santo reconocido por la Iglesia, y la gente la lleva a sus iglesias pidiendo al señor Cura su bendición con agua bendita.

     ¿A qué se debe ese fenómeno de una devoción religiosa y masiva a la figura de Juan Soldado? Ciertamente, la reubicación geográfica con su necesario proceso de desterritorializacion, experimentados por parte de la mayoría de los habitantes de Tijuana, representa una ruptura con la vivencia que proporcionan las tradiciones de sus fiestas patronales y devociones populares en su pueblo de origen. En Tijuana simplemente no hay templos que datan de tiempos de la Colonia, ni imágenes de los santos de antigüedad o valor histórico en los templos recién construidos (durante la segunda mitad de este siglo). Ni siquiera Tijuana disfruta de un zócalo o una plaza principal, con catedral y edificios del gobierno municipal a su alrededor. Tijuana hasta hace poco fue una ciudad de servicio para los que iban a cruzar al otro lado o para los que venían de San Diego a disfrutar sus "bares" y vida nocturna. Hoy en día un porcentaje alto de su población sigue "en tránsito". Pocos tijuanenses han querido "echar raíces" aquí. Ese fenómeno se explica también, en parte, porque no hay una historia y presencia de un Templo de la Iglesia Católica con las cuales se identifican por lo menos dos generaciones de tijuanenses. Es más, el ambiente religioso se fomenta según el ánimo o carisma del señor Cura en las distintas parroquias, y no por la devoción histórico-popular hacia la figura de un santo, una imagen o un patrón religioso del pueblo o del barrio. Ante ese vacío devocional que experimenta la gente al migrar de un pueblo del interior de la República (donde las devociones se palpan con el fervor de una impresionante organización e historia) a un lugar donde no se le puede proporcionar algo similar, porque, de hecho, en toda la ciudad de Tijuana no hay ninguna devoción a uno de los santos "oficiales" de la Iglesia Católica que sobresale por su popularidad, la gente busca por donde canalizar sus súplicas de auxilio, su necesidad de una bendición o protección religiosa y sus deseos de expresarse ante la imagen de alguien que se considera santo o milagroso. Estas tendencias fueron bien representadas en la novela "Santitos" de María Amparo Escandón y su recién estrenada cinta cinematográfica del mismo título.

     Mi hipótesis es que la hibridación cultural produce, por el proceso de reterritorialización de las culturas, una devoción nueva dirigida a la figura de Juan Soldado. La hibridación cultural surge de la separación física de prácticas existentes (de la religiosidad popular en su lugar de origen) para recombinarse en nuevas formas y prácticas, como en el caso de la devoción a Juan Soldado. Hay una atracción religiosa hacia su imagen, no por el valor histórico o la antigüedad de la imagen, sino porque la gente se identifica con lo que él sufrió a manos de un sistema injusto. La Iglesia Católica institucional no reconoce oficialmente el poder milagroso de Juan Soldado. No se ha iniciado el proceso de beatificación y santificación. Pero a nivel popular la gente lo considera un intercesor poderoso y milagroso que, según la fe popular, cumple con sus deseos y necesidades.

     Además de llenar ese vacío devocional (muy común entre campesinos e indígenas que migran del campo a un espacio urbano), hay otros factores que quiero resaltar. El panteón municipal # 1 de la ciudad de Tijuana, donde se encuentran los restos de Juan Soldado, está ubicado a unos 500 metros de la línea internacional, que es el lugar por donde pasa el flujo de migrantes que aspiran "brincar el bordo" para entrar a los Estados Unidos. Visitar la tumba de Juan Soldado casi queda en camino. Juan Soldado fue víctima de las injusticias del sistema o, como dice la gente, del abuso del poder, y muchos migrantes se sienten víctimas de un sistema que les forzó abandonar sus lugares de origen, y venir a la frontera norte en busca de trabajo y un mejor futuro para sus familias. Víctimas los dos, Juan Soldado y el migrante, hay una identificación, como también la hay en toda América Latina por su historia de injusticias y sufrimiento, con devociones masivas a favor de un Cristo sangriento y crucificado, María Magdalena, la Virgen de Dolores, Juan Diego y la Virgen de Guadalupe, etc. La leyenda nos señala que Juan Soldado mostró resistencia malhablando a su acusador. La gente migrante y la gente pobre establecida ya en Tijuana encuentran en Juan Soldado el ejemplo de lucha, pidiendo su intervención para que ellos, sus devotos, también tengan el valor de seguir luchando para sobrevivir. Como dice la gente, "la devoción a este santo es, a fin de cuentas, por la fe en los milagros de alguien inocente que fue victimado por las autoridades". La memoria colectiva hace el enlace entre la leyenda, la historia y las experiencias vividas y sufridas en esta ciudad a donde tantos han llegado con la esperanza de una mejor vida.

IV) Conclusión:

     En estos tiempos de la globalización de las economías nacionales y la mayor mobilidad de gente dentro del país y hacia el extranjero, las culturas locales experimentan un constante reacomodo dentro de los procesos de re-simbolización o de nuevas producciones simbólicas, como es obvio en el caso de Juan Soldado. En esta región norte del país, y concretamente en Tijuana, es de esperarse que nuestra cultura híbrida se logre definir dentro de la cotidianidad de la vida de esta zona. Igual a como vemos estas manifestaciones ante un fenómeno de tipo religioso-devocional se podría, en el futuro, entrarle a un mayor análisis de otros aspectos y realidades de esta cultura como son la lingüística, lo culinario, la música y el modo de vestir, entre otros.

     Es otro reto de frontera.

Notas:

  1. Ruíz Vargas, Benedicto, y Aceves Calderón, Patricia, "Pobreza y Desigualdad Social en Tijuana", Revista EL BORDO, Universidad Iberoamericana-Noroeste, Vol.1, Núm 2, 1998, Tijuana, B.C., p. 14.
  2. Ibid., p.17.
  3. Ver García Canclini, Néstor, "Culturas Híbridas: Estrategias para Entrar y Salir de la Modernidad", Ediciones Grijalbo, Colección los Noventa, Consejo Nacional para La Cultura y las Artes, , México, 1989. Traducción al inglés: "Hybrid Cultures: Strategies for Entering and Leaving Modernity", University of Minnesota Press, 1995.
  4. Ibid., p. 288.
  5. Ibid., p. 288.
  6. Ver Díaz Castro, Olga Vicenta (Sor Abeja), "Leyendas de Tijuana", Nueva Edición Centenario, Tijuana, B.C., 1993, pp. 223-228.

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Posted on

February 16, 2015