Guardián: Perverso y contraproducente.



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GUARDIÁN: Perverso y contraproducente.

Por Claudia E. Smith*

     En una reunión con la Alta Comisionada, preguntamos retóricamente "¿por qué no volver a la vieja estrategia de control fronterizo?" No era menos eficaz que Guardián y relativamente pocas muertes ocurrían en la frontera entre California y Baja California antes de 1995. La única razón para no hacerlo es la ventaja política que la Administración Clinton, en particular, ha ganado al quitar el tráfico indocumentado de la vista pública -- de ninguna forma una razón legítima para perseverar con una estrategia que garantiza las muertes de centenares de migrantes.(29)

     Eficaz o no, un operativo de control fronterizo no debería convertir el cruce en una sentencia de muerte. Pero las estadísticas de la propia Patrulla Fronteriza demuestran que el multimillonario Guardián no ha reducido los cruces ilegales a lo largo de la frontera suroeste. Todo lo contrario. La prueba está en el número de detenciones realizadas durante los últimos seis años. Puesto que la prevención no se puede medir objetivamente, la Patrulla Fronteriza usa el número de detenciones como un sustituto. Ciertamente, en la frontera de California las detenciones han bajado en un 20%. A inmediaciones de San Diego se reporta sólo un quinto de las detenciones realizadas en 1994. Es el punto más bajo en 25 años. Pero en el sector de al lado, El Centro, los números son sin precedentes. Y aumentaron dramáticamente en Arizona (413% y 342%, respectivamente, en los sectores de Yuma y Tucson), y también en Texas.(30) De hecho, desde 1994 se han realizado 88,000 menos detenciones en la frontera de California. Al mismo tiempo se realizaron 564,000 mas detenciones en Arizona y 188,200 más en Texas. Fue un incremento global de 979,101 a 1,643,679 detenciones.

     Claramente, el efecto de Guardián es el mismo que se produce al apachurrar un globo por un lado: el otro se infla. Además, la suma de detenciones realizadas en todos los sectores de la frontera suroeste durante el año fiscal 2000 sobrepasó la de 1999 en un 7%. (31) Como señalé anteriormente, la Patrulla Fronteriza había pronosticado un descenso marcado, para ahora, en las detenciones. Sin embargo, el Servicio de Inmigración y Naturalización todavía insiste públicamente que "elevará el riesgo de ser detenido a un nivel tan alto que aspirantes a indocumentados consideran inútil el intentar meterse ilegalmente a Estados Unidos." (32)

     No es de sorprender que un reporte publicado en mayo de 1999 por un brazo apartidista del congreso estadunidense, cuya función es vigilar la utilización de fondos federales, advierte que no se puede comprobar si un gasto que excede mil millones de dólares en California haya desanimado a los aspirantes a indocumentados.(33) Los editorialistas del San Diego Union-Tribune, entre los principales promotores de la nueva estrategia, admitieron que "si el fin era frenar la inmigración ilegal...ha sido un fracaso espectacular. La realidad ineludible es que Guardián meramente ha trasladado el problema a otra parte," dejando la mera semblanza de orden en San Diego.(34)

     El costo real de Guardián y sus contrapartes debería medirse en muertes, no en dólares, y lo más fácil es culpar enteramente a los traficantes de indocumentados. Sin eximir la responsabilidad de los llamados "coyotes," en verdad Guardián los ha hecho indispensables.(35) Han corformado redes grandes y sofisticadas. Y los expertos en el tema migratorio dicen que esto ha sido contraproducente porque la probabilidad de detención disminuye significativamente cuando la acumulación de agentes y equipo fuerza a más y más migrantes a usar traficantes.(36) Algunos expertos estiman que esa probabilidad ha caído de 30% a 20% desde el inicio de Guardián.

     Según la Comisionada Meissner, la solución al problema de la inmigración ilegal está enteramente en México: ahí se debe combatir más agresivamente a los llamados polleros. Asegura orgullosamente que su país tiene presos a más de dos mil traficantes de indocumentados. Considerando que el "pollerismo" se ha vuelto toda una industria (ni hablar de los enormes recursos con que la Comisionada cuenta para detectar al contrabando humano), la cifra de dos mil parece de veras modesta. Y como era de suponerse, la mayoría de los dos mil presos son guías y conductores -- no cabecillas. Seguramente, si Estados Unidos procesara penalmente a dos mil empleadores de indocumentados, tendría más autoridad moral para reclamar.

     Cuando la Patrulla Fronteriza estadunidense es cuestionada sobre el gran costo humano de sus nuevos operativos, responde que está "haciendo todo lo posible para evitar la pérdida de vidas."(37) Es decir, todo menos lo imprescindible: abandonar una estrategia que pone deliberadamente al migrante en peligro mortal. Las autoridades estadunidenses también tratan de desligarse de su responsabilidad por los centenares de muertos, subrayando lo obvio: Estados Unidos tiene el derecho de controlar su frontera. Pero una estrategia que maximiza el riesgo a la vida, desviando los cruces hacia las montañas y los desiertos, no puede ser conciliada con la internacionalmente reconocida obligación de proteger la vida, sea de un indocumentado o de un ciudadano. Como explica Amnistía Internacional, no está en desacuerdo "con el derecho soberano de Estados Unidos a vigilar su frontera, pero insiste en que lo ejerza de una manera en que cumpla con sus obligaciones internacionales de derechos humanos."(38) En otras palabras, el derecho a controlar la frontera no es absoluto. Estados Unidos debe diseñar una estrategia que minimice el riesgo a la muerte.

     La obligación de asegurar que nadie sea privado arbitrariamente de la vida parte de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la cual tiene valor normativo. Al ratificar la Convención Internacional de Derechos Civiles y Políticos, dicha obligación adquirió carácter de tratado para Estados Unidos, y no se permite su derogación bajo ninguna circunstancia, incluso de seguridad nacional.(39) El artículo sexto compromete a los Estados miembros de las Naciones Unidas a proteger la vida. En virtud del artículo segundo, el derecho a la vida se debe respetar "sin distinción alguna de...origen nacional."

     Es un momento crítico para exigir congruencia entre lo que Estados Unidos predica en el exterior sobre derechos humanos y lo que practica en su frontera con México. Pero hasta ahora, el gobierno mexicano ha rehuido tratar las muertes en el contexto de derechos humanos. Las clasifica como "incidentaels."(40) Interpone el principio de no injerencia, no obstante la estrecha relación entre causa y efecto de Guardián, sin tomar en cuenta que Estados Unidos en ocasión ha reconocido que su derecho a controlar la frontera no es ilimitado.(41) Por ejemplo, en otro caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Estados Unidos se está defendiendo con el argumento de que su derecho a controlar la frontera implica tomar medidas "razonables y efectivas."(42) En cambio, Guardián es perverso y contraproducente.

     La única concesión de la Patrulla Fronteriza ha sido una muy tardía campaña de búsqueda y rescate, con la modesta meta de "reducir" el número de muertes. Hay algo terriblemente irónico en que la Patrulla Fronteriza rescate a los mismos migrantes que pone en peligro mortal. Haciendo eso a un lado, la situación no ha mejorado sustancialmente desde que se lanzó la campaña en junio de 1998. Las más de 325 muertes en los últimos dos y tantos años -- más de la mitad de las muertes en los seis años que lleva Guardián -- hacen resaltar la ineficacia del denominado Operativo Salvamento. Y las 440 y tantas muertes en los primeros diez meses del este año (130 de ellas en California) no son nada sobre lo cual jactarse.(43)

     Frente al salto tan enorme en las muertes, la Patrulla Fronteriza no tuvo más remedio que anunciar (otra vez) que "intensificaría" medidas de salvamento, aunque por otro lado afirmó que seguirá desviando a los migrantes hasta los desiertos de Arizona. Según el Servicio de Inmigración y Naturalización, un total de 2,392 personas fueron rescatadas durante el año fiscal 2000 -- entre ellas a cientos que la Patrulla Fronteriza optó (dudosamente) por incluir, a pesar de que fueron descubiertas en los retenes mismos, viajando en cajuelas, etcétera. A resultado, la proporción de muertos a rescatados, de una punta a otra de la frontera, fue de 1 a 6.

     La Patrulla Fronteriza también prometió que redoblaría su campaña de advertencia. La difusión de los riesgos es necesaria. Pero no frenará el paso de cientos de miles de indocumentados que ven su desplazamiento al norte como la opción más viable para resolver sus problemas económicos, o que buscan la reunificación familiar. Y decirle a la gente que deje de cruzar por las montañas y los desiertos es taparse los ojos a la realidad: ya no quedan lugares seguros para el cruce. Si los migrantes tratan de evitar esas rutas, presentando papeles falsos en las garitas, probablemente serán procesados penalmente, y no meramente deportados como antes. Mientras la estrategia de empujar a los migrantes a áreas cada vez más remotas y peligrosas siga intacta, las muertes en la frontera se multiplicarán. Peor aún, durante una entrevista inquietante con el San Diego Union-Tribune, la Comisionada de Inmigración habló de "exportar" la estrategia de Guardián a otras partes "vulnerables" de la frontera suroeste.(44)

     Cabe señalar que hasta recientemente, Guardián también le competía al gobierno de California. El Estado apoyaba al operativo federal con efectivos y equipo de la Guardia Nacional. Destinaba $1.5 millones al año para mantener al llamado "Immigration Support Team" en la frontera con Baja California.(45) Era parte del legado del Gobernador Pete Wilson. Él inauguró ese programa en 1994. En esta época de mejores relaciones entre México y California, se le pidió al nuevo gobernador, Gray Davis, que reconsiderara la participación activa de la Guardia Nacional en una estrategia tan mortífera como inútil. Pero incluyó otros $1.5 millones para Guardián en su presupuesto del año 2001. Le tocó a la legislatura californiana eliminar esos fondos.(46) El papel que la Guardia Nacional jugaba en la tragedia que continúa dándose era especialmente penoso, considerando que 42% de sus miembros son de origen latino. Pero con o sin participacion de la Guardia Nacional, la Patrulla Fronteriza sigue adelante.

     En Tijuana se ha vuelto tradición anual exhibir cientos de cruces a lo largo de la "barda" metálica -- cada cruz con el nombre de un migrante muerto o "no identificado." La primera es la de Víctor Nicolás Sánchez de 30 años, originario de Oaxaca, que murió ahogado en el Río Tijuana el 21 de enero de 1995.(47) Cuando exhibimos las cruces el Día de Muertos antepasado, eran 340. El 2 de noviembre de 1999, tuvimos que instalar 451 cruces. Este año, instalamos 596. ¿Cuántas tendremos que instalar próximo Día de Muertos?

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February 16, 2015