Globalización de la Economía y Ampliación de la Pobreza



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Globalización de la Economía y Ampliación de la Pobreza

Por: Benedicto Ruiz Vargas

     El título de esta conferencia es "globalización de la economía y ampliación de la pobreza", términos que no necesariamente están interrelacionados o uno es consencuencia de lo otro, como de manera general se ha tendido a considerar. El título, por lo tanto, me permite iniciar por este pequeño matiz y, a la vez, empezar por una explicación más amplia de lo que es la globalización, un concepto de alguna manera inaprensible y controversial, no obstante la abundancia de análisis al respecto.

     Como dice García Canclini(1), el contenido de la globalización varía de acuerdo a los distintos imaginarios. Para el gerente de una empresa trasnacional, "globalización" abarca principalmente los países en que actúa su empresa, las actividades de las que se ocupa y la competencia con otras; para los gobernantes latinoamericanos que concentran su intercambio comercial con los Estados Unidos, globalización es casi sinónimo de "americanización"...Para una familia mexicana o colombiana que tiene varios miembros trabajando en los Estados Unidos, globalización alude a los vínculos estrechos con lo que ocurre en la zona de ese país donde viven sus familiares, lo cual difiere de lo que imaginan artistas mexicanos o colombianos, digamos Salma Hayek o Carlos Vives, quienes encuentran en el mercado estadounidense una audiencia diseminada.

     Es decir, para García Canclini la globalización presenta un carácter tangencial, lo que muestra las desigualdades de acceso a lo que se entiende por una economía y cultura global; salvo para algunos que están insertos en una globalización circular, otros "muchos globalizadores andan por el mundo fingiendo la globalización".

     Desde el campo de las ciencias sociales y desde otras perspectivas menos cercanas al enfoque cultural, la globalización ha sido vista como parte de los procesos de modernización que se han intensificado a nivel mundial, sobre todo a partir de la segunda guerra y de otros acontecimientos más recientes en los países europeos y los Estados Unidos, principalmente. Desde luego, este proceso no data exclusivamente de la coyuntura de la posguerra, pero es un hecho que el fenómeno de la globalización adquirió sus rasgos más connotados a mediados del siglo que está a punto de terminar.

     De acuerdo con Octavio Ianni(2), hay raíces del globalismo que vienen de lejos, al tiempo que otras emergen con la guerra fría y se desarrollan con la disgregación del bloque soviético y la disolución o reforma de los regímenes socialistas, incluyendo a los países de Europa central, la Unión Soviética, China continental, Vietnan, Mozambique, Angola y otros. En realidad, muy pocos autores se ponen de acuerdo para fechar el nacimiento de la globalización; algunos se atreven a localizarla en pleno siglo XVI con el surgimiento del capitalismo y la proyección del poder europeo hacia otras partes del mundo.

     Lo importante para los fines de esta exposición es caracterizar este fenómeno como un proceso histórico-social, en cuya base se encuentra la expansión o globalización del capitalismo. De hecho, el término lo que hace es sintetizar el resultado y condiciones de múltiples procesos sociales, económicos, políticos y culturales que se han sucedido durante los últimos años a nivel mundial. De esta manera, la globalización es el resultado de "un complejo juego de fuerzas actuando en diferentes niveles de la realidad, en los ámbitos local, nacional, regional y mundial"(3). En pocas palabras, se diría que el capitalismo se convirtió en un modo de producción global, muy lejos por cierto de la dimensión que imaginaron sus primeros estudiosos y críticos de esta forma de producción.

     El significado más claro de la globalización, en este sentido, alude a un proceso de fortalecimiento de las interdependencias entre empresas, individuos e instituciones de países distintos(4). Habla de un mundo interconectado en múltiples planos de la realidad, que atraviesa fronteras e incluye a distintas naciones, pueblos, regiones, grupos sociales, razas e individuos. Pero también este proceso significa que la globalización no sólo es en términos económicos; la globalización es política, tecnológica y cultural, además de económica. En palabras de Giddens(5), la globalización es...una serie compleja de procesos, y no sólo uno. Estos procesos operan, además, de manera contradictoria o antitética, como lo veremos más adelante. En suma, de acuerdo con este mismo autor y otros muchos, la globalización "tiene que ver con la tesis de que todos vivimos ahora en un mismo mundo".

     Todas estas precisiones tienen que ver con esa larga e intensa discusión que hemos presenciado en los últimos años, que no hace distingos entre el significado y el contenido de la globalización y las características más generales del libre mercado o de un mercado global, capitaneado por la ideología y el proyecto del neoliberalismo.

     Aunque no lo parezca, no son dos entidades equiparables, ni tampoco desde el punto de vista teórico pueden tomarse como sinónimos. Mientras la globalización, como he mencionado antes, está referida a un proceso histórico-social que atraviesa diversas épocas de la civilización, el neoliberalismo constituye un cuerpo de ideas y creencias referidas a un tipo de funcionamiento de las sociedades, donde, obviamente, el libre mercado ocupa un lugar predominante y al cual le rinde culto.

     En términos de John Gray(6), el "libre mercado mundial no es una ley de hierro de desarrollo histórico, sino un proyecto político". Su poder, de acuerdo con este autor, no proviene de una teoría económica, sino de "una utopía recurrente de la civilización occidental. El libre mercado encarna el ideal de la Ilustración de crear una civilización universal. En eso reside su popularidad -sobre todo en Estados Unidos-, y de ahí su particular peligrosidad".

     En otras palabras, mientras la globalización que supone un mundo interconectado, representa ventajas y desventajas para las naciones y los individuos, el neoliberalismo como proyecto político y económico, impulsado por algunos organismos internacionales y las corporaciones, tiene un carácter más destructivo y depredador. Si alguna crítica y alternativa debería de haber, sería precisamente contra éste último.

     Uno de los temores más difundidos sobre la globalización se refiere a su potencial uniformador de las naciones y sus culturas, a la desaparición de las fronteras nacionales y el aniquilamiento de las diversas tradiciones, costumbres y patrones de comportamiento de los grupos y los individuos. Sin embargo, varios estudiosos de este proceso niegan que la globalización conlleve estas consecuencias. Necesitaría contar con más tiempo y espacio para abundar en esta argumentación que, además, es prolífica. Baste señalar lo que ya han apuntado algunos autores en este sentido. Por ejemplo, Vargas Llosa ha escrito que el alegato a favor de la "identidad cultural" en contra de la globalización "delata una concepción inmovilista de la cultura que no tiene el menor fundamento histórico". Para él la noción de identidad colectiva es una ficción ideológica, cimiento del nacionalismo que, para muchos etnólogos y antropólogos, ni siquiera entre las comunidades más arcaicas representa una verdad.

     Según Vargas Llosa(7), "una de las grandes ventajas de la globalización, es que ella extiende de manera radical las posibilidades de que cada ciudadano de este planeta interconectado...construya su propia identidad cultural, de acuerdo con sus preferencias y motivaciones íntimas y mediante acciones voluntariamente decidididas". Y si hay algo reñido con la cultura -agrega- que es siempre de propensión universal, es esa visión parroquiana, excluyente y confusa que la perspectiva nacionalista imprime a la vida cultural. "La más admirable lección que las culturas nos imparten es hacernos saber que ellas no necesitan ser protegidas por burócratas, ni comisarios, ni confinadas dentro de barrotes, ni aisladas por aduanas, para mantenerse vivas y lozanas, porque ello, más bien, las folcloriza y las marchita".

     James Clifford propone estudiar y "repensar las culturas como sitios de residencia y de viaje", un tanto como lo hace García Canclini para quien los procesos globales "se vienen constituyendo por la circulación más fluida de capitales, bienes y mensajes, pero también de personas que se trasladan entre países y culturas como migrantes, turistas, ejecutivos, estudiantes, profesionales, con frecuentes idas y vueltas, manteniendo vínculos asiduos...que no eran posibles hasta mediados del siglo XX.

     Dicho de otra manera, la globalización no implica necesariamente homogeneización, aunque en términos generales tienda a vivirse desde esa sensación y perspectiva, y dé lugar a profundos cambios en varios planos de la realidad. Como se apuntaba anteriormente, la globalización es un proceso antitético, contradictorio y diverso. Se trata -anota Octavio Ianni- de una nueva realidad que integra, subsume y recrea singularidades, particularidades, idiosincracias, nacionalismos, provincialismos, etnicismos, identidades o fundamentalismos(...) Las identidades reales o ilusorias se mezclan, se afirman o se recrean(...), se crean otras condiciones de producción y reproducción material y espiritual(...) Se trata de una configuración histórica problemática, atravesada por el desarrollo desigual, combinado y contradictorio. Las mismas relaciones y fuerzas que promueven la integración suscitan el antagonismo...deparan diversidades, alteridades, desigualdades, tensiones y contradicciones(...)La misma globalización alimenta la diversidad de perspectivas, la multiplicidad de modos de ser, la convergencia y la divergencia, la integración y la diferenciación.(8)

     Sin embargo, y este es el siguiente punto que me interesa desarrollar, la expansión global del mercado y las políticas neoliberales que acompañan este proyecto, acarrea simultáneamente otros procesos sociales que se distinguen por su carácter destructivo y sus efectos desiguales entre la población. A la par de la configuración de un nuevo mapa mundial y la diversidad de oportunidades que brinda para naciones y grupos sociales, también se desarrollan políticas y mecanismos excluyentes y fragmentarios del tejido social.

     A las imágenes de los acelerados e intensos intercambios de mercancías y capitales y el desarrollo de la tecnología y la informática, en la que descansa buena parte de estos intercambios globales, hay que agregar ahora las imágenes de la multitud de desempleados y de migrantes que huyen de la pobreza, de flujos constantes de refugiados y pueblos enteros que ven dislocadas sus formas de vida, ya sea por guerras intestinas o por la destrucción de sus formas de producción y de subsistencia. Hay, como dice Ianni, "algo de guerra civil difusa por todos los rincones del mundo. Lo que la guerra fría parecía controlar o encubrir, ahora se revela a la luz del día bajo el neoliberalismo".

     En palabras de este autor, en este nuevo contexto se generaliza e intensifica la privatización de la tierra, del mar y del aire, de los océanos y los campos, los bosques y las islas; se implantan los procesos de reingeniería, la ingeniería genética, la calidad total y la productividad, la furia consumista, pero sobre todo el lucro de la gran corporación trasnacional.

     Y en efecto, los frutos del mercado global no se reparten, evidentemente, de manera equitativa. Sin entrar en aspectos más específicos de la profundización de la pobreza a nivel mundial y nacional bajo el régimen neoliberal, vale citar un simple dato que ilustra esta situación: la porción de renta global de la quinta parte más pobre de la población mundial se ha reducido del 2.3% al 1.4% entre 1989 y 1998. La proporción que se lleva la quinta parte más rica, en cambio, ha aumentado...En lugar de un aldea global, alguien podría decir -comenta Giddens- esto parece más el saqueo global.


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Posted on

February 16, 2015