EL RETO CENTRAL DE LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA



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EL RETO CENTRAL DE LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA

Gabriel Enrique Núñez Hurtado



La estructura de valores: relación holística

La persona es un ser en el mundo, no se puede realizar, es decir, ser sin una relación con su entorno, una relación que se da necesariamente en libertad, incluso la medida y la forma en que se relacione es ya una elección, una decisión libre en función de un orden de preferencias: se prefiere, por ejemplo, poner un negocio a dedicarse a escribir poesía, se prefiere poseer mucho dinero a respetar el de los demás (a lo cual comúnmente se le llama robo, fraude), o bien se prefiere el bienestar de otros a la posesión de riqueza (a lo cual se le llama altruismo, desprendimiento, etc.). No es que la posesión de riquezas materiales no sea un valor y el respeto a los derechos de los demás o la atención a sus necesidades sí lo sea, sino que en la escala personal de valores de dos personas diferentes estos valores ocupan posiciones relativas diferentes. Así, si se toman en forma aislada, como algo objetivo, nadie en su sano juicio diría que es malo poseer bienes materiales o que es malo (inútil, tonto, etc.) el respetar a los demás, o que lo uno es 'bueno' y lo otro 'malo'; pero si se plantean como en realidad lo son como alternativas, reaccionamos según un orden de preferencias, una escala. En consecuencia, tratar de convencer al alumno de que es bueno tener bienes materiales y de que es bueno respetar a los demás tiene poco o ningún sentido. El alumno respondería: sí, y qué. Otra cosa es preguntar o proponer qué se prefiere. Incluso al hacerlo en abstracto, se genera una respuesta. Al nivel abstracto se pide una ampliación de la pregunta: depende... es decir se manda la pregunta a confrontar, por la vía de la concreción, una escala de valores más comprensiva. Además, en relación directa con el grado de concreción, la respuesta adquiere un contenido emocional, holístico, al definir o explicitar la relación estructurada de cada persona con la realidad particular en la que vive y con la cual necesariamente interactúa. (Cfr. López Calva, Cap. 8. "Razones del corazón").

¿Y la universidad?

El universitario toma y tomará decisiones en función de su escala de valores. Sus decisiones afectarán de forma cualificada -más que las de otros, en general- el mundo físico y las relaciones sociales. Elecciones sobre el uso de la tecnología (transformación del mundo), sobre las inversiones (destino del ahorro social), sobre política y organización social (la convivencia), o decisiones particulares, como las acciones bélicas, las llevan a cabo unos y afectan a todos. El universitario está más cerca que otros miembros de la comunidad de tomar decisiones con poder, decisiones trascendentes. De aquí la pregunta: ¿guiados por qué escala de valores tomarán los egresados sus decisiones? Y obviamente, desde el punto de vista de las universidades y los maestros, ¿en función de qué escala de valores nos gustaría que las tomaran?, pregunta válida siempre, aun cuando el maestro finja (o crea) dedicarse exclusivamente a transmitir contenidos científicos e información objetiva. ("Toda actividad científica responde a un interés ético (Habermas), toda educación, ya sea técnica o científica, comunica valores y tiene de fondo una visión sobre el ser humano y la sociedad que necesariamente se sustenta en o asume ciertos valores." López Calva, p.26).

Las preguntas del párrafo anterior (una factual y la otra pedagógica) son ineludibles, pero su mismo planteamiento reclama una ulterior. Detrás de ellas subyace otra: ¿tiene la universidad derecho a intentar modificar la escala de valores de los jóvenes universitarios? Generalmente se supone que existe una respuesta afirmativa a esta pregunta y se proponen caminos para la educación valoral. No voy a dirigirme en este pequeño ensayo a esta cuestión, de orden filosófico-antropológico más profundo. Seguiré adelante con la comodidad que nos da la inoperancia de la teoría del buen salvaje y el apoyo de la conciencia -por lo menos- de la responsabilidad paterna que nos lleva a desear que las nuevas generaciones no cometan los mismos errores que hemos cometido quienes ya hemos ocupado este espacio por algún tiempo. El respeto a la libertad de los jóvenes no es lo mismo que indiferencia ante su futuro.


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Posted on

February 16, 2015