La Pobreza y Las Elecciones del 2001 en Tijuana.



Presentación

Contenido

Participantes


La Pobreza y Las Elecciones del 2001 en Tijuana.

Edgardo Contreras Rodríguez.

Pobreza.
Las dos últimas décadas del siglo XX arrojaron a la superficie un fenómeno creciente y cada vez más extendido en los países de menor desarrollo ubicados en América Latina, Asia y África: la pobreza.

Para el caso de México, Alejandro Tuirán enumera los principales factores que contribuyeron al aumento de la pobreza entre los años de 1994 a 1998, a saber: 1) La crisis económica de finales de 1994; 2) los desequilibrios externos; 3) la creación de nuevos empleos de pésima calidad; 4) la deficiente y escasa contribución de los pobres a la riqueza nacional; 5) la caída drástica de los salarios y las remuneraciones reales de los trabajadores; 6) la pérdida del poder adquisitivo de los hogares de escasos recursos y; 7) una equivocada política económica y social. (Tuirán, 2001; pp. 17-18).

El estudio de la pobreza se puede abordar desde varios ángulos: desde el filosófico, puede representar la incapacidad del individuo para autodeterminarse; desde el punto de vista económico, sería la incapacidad del individuo para generar incrementos en el producto marginal de su trabajo que deriven en aumentos concretos de su salario real; en el político, conlleva la incapacidad de participar libremente en el ejercicio de sus derechos cívicos.

Para Guillermo Trejo y otros, la definición "económica" de pobreza implica que esta "no es otra cosa sino la incapacidad de salir de ella: la pobreza es una enfermedad endémica". (Trejo, 1993; p. 68).

En general, son varias las definiciones que giran en torno a la pobreza, pero, aún con sus diversos matices, coinciden en que se refiere a situaciones de carencia o privación que niegan el bienestar pleno a los individuos.

"Las carencias pueden cubrir un arco muy amplio: puede ir desde la carencia de poder hasta la falta de oportunidades o de capacidades para conseguir un bienestar satisfactorio en términos de nutrición, salud, acceso a los servicios y educación, a una vivienda y a la recreación, entre otros muchos factores que pueden garantizar una vida digna como ser humano". (Ruiz Vargas, 1998; p. 20).

En la línea de Amartya Sen y de acuerdo a la interpretación de Guillermo Trejo y otros, no son los diferentes niveles de ingreso o de consumo, entendidos como síntomas, los que determinan la pobreza, sino que hace falta indagar en sus causas, esto es, la pobreza significa la carencia de capacidades básicas que permitan al individuo aumentar sus niveles de ingreso y consumo. En esta perspectiva, "la pobreza es una 'enfermedad endémica'. El pobre es pobre porque no puede dejar de serlo". (Trejo, 1993; p. 15).

La pobreza es una situación de privación humana. Se identifica por los bajos niveles de ingreso y de consumo, bajos niveles de educación, salud y nutrición, vulnerabilidad social y marginación de los procesos de toma de decisiones. Es decir, no se puede reducir a un bajo nivel de ingreso, sino a un estado de privación de capacidades básicas.

Las capacidades básicas se refieren a un conjunto de atributos cualitativos que posee un individuo pleno. Son cuatro los campos básicos, estrechamente ligados, que comprende: nutrición, salud, educación y vivienda. Entendidos como campos abiertos al pleno desarrollo humano del individuo, es decir, la nutrición se refiere no al simple consumo de cualquier tipo de alimentos sino a la selección consciente de los mismos, la educación no tiene nada que ver con la acumulación de certificados académicos sino con el desarrollo de las capacidades analíticas, la salud se refiere a la actitud preventiva frente a la enfermedad y la vivienda, más allá del espacio físico, se convierte en un espacio confortable que favorece el desarrollo individual.

Al respecto, Guillermo Trejo y otros sostienen que el concepto de capacidades humanas "es muy atractivo porque no se trata más del bien entendido en términos solamente cuantitativos, sino de su función cualitativa; es decir, no se trata de dotar al individuo de un certificado de primaria o de un 'carnet' del seguro social, sino de la capacidad de leer, escribir y pensar analíticamente, y de la posibilidad, en los hechos, de poseer una buena salud". (Trejo, 1993; p. 303).

Desde esta perspectiva, la pobreza es la falta de una base social que facilite a cualquier individuo ejercer libre y plenamente sus derechos y decidir, a partir de su capacidad para generar sus ingresos, dónde trabaja o si lo hace o no, participar en la deliberación de los problemas de la sociedad y en la determinación de los planes de gobierno y quien ha de encabezarlo.

La pobreza, desde luego, presenta variados matices que han dado lugar a discusiones en torno a su identificación sobre el grado de agudeza que manifiesta, llegando a clasificarse en dos tipos: la indigencia o pobreza extrema o absoluta y la pobreza moderada o relativa.

Cito in extenso: "Es crucial atender a la diferencia entre la pobreza extrema y la moderada… --a saber, que la pobreza extrema se puede considerar como pobreza absoluta mientras que la moderada solamente como relativa. La importancia de esta diferencia radica en que para medir la pobreza en base al método del ingreso, conforme el grado de desarrollo del país aumenta, la línea de pobreza moderada no sólo tiene que ajustarse por el nivel de precios, sino también por el crecimiento medio del ingreso real: si se supone a una persona que está justo por arriba de la línea de pobreza moderada en un año dado, se puede decir que si su salario real no cae pero tampoco aumenta conforme el ingreso medio real de la economía crece, seguramente se convertirá en pobre relativamente al resto de la población unos años después. En cambio, una persona que está en la pobreza absoluta lo estará sin importar si el ingreso medio de la economía crece o no. De la misma forma, cuando el ingreso real de la economía cae, el pobre moderado es relativamente menos pobre (si es que su ingreso real se mantuvo constante). En cambio, una persona absolutamente pobre lo seguirá siendo independientemente de los movimientos del ingreso medio de la economía". (Trejo, 1993; p. 75).

Estamos hablando pues, de dos caras de la pobreza, aquella postergada, arrinconada en los suburbios urbanos (y en las áreas rurales), abandonada a su suerte e impotente para entender su entorno, donde las capacidades básicas de estos individuos son nulas y sólo alcanzan a sobrellevar su miseria en los vaivenes cotidianos de la inercia y la postergación social. La frustración, la desesperanza y la falta de aliento menguan sus fuerzas en el hogar, en la escuela y en trabajo al punto de convertirlos en autómatas sociales, presas fáciles de todo tipo de supersticiones.

En estudios realizados en la región, a la pobreza extrema se le define como "aquella condición en la que los individuos o los hogares no logran satisfacer las mínimas necesidades básicas como alimentación, vivienda o vestido. Son la población más expuesta a las enfermedades y sin la suficiente energía para participar en los mercados laborales; sus ingresos son tan bajos que vive en permanente riesgo de desnutrición y altas tasas de morbilidad". (Ruiz Vargas, 1998; pp. 24-25).

La otra cara de la pobreza, la moderada, tiene algún grado de desarrollo en sus capacidades básicas, quizá más en uno o varios campos que en otros, pero mantiene la posibilidad de movimiento, ya sea hacia la superación de la línea de pobreza o hasta rozar con la pobreza extrema e, incluso, caer en ella, dependiendo de los efectos de las crisis económicas y las convulsiones sociales, cuando el desarrollo relativo de las capacidades básicas se estanca o reduce su ritmo. Los individuos que permanecen en esta condición de la pobreza, mantienen expectativas de mejoramiento de su entorno social e inciden, a veces tímidamente, en las condiciones políticas que retienen o aceleran su transformación.

Los individuos u hogares en pobreza moderada "tienen más posibilidad de participar en el mercado laboral y mayor acceso a algunas oportunidades de educación u otros bienes que los pobres extremos, pero están en desventaja con el resto de la sociedad". (Ruiz Vargas, 1998; p. 25).

La pobreza es un fenómeno generalizado en los países menos desarrollados, incluido el nuestro, donde se presenta un aumento constante de la misma en las zonas urbanas. En nuestro país el mayor aumento de la indigencia o pobreza extrema entre 1994 y 1998 se presentó en las áreas urbanas, en tanto que, de cada 100 nuevos hogares que cayeron en la pobreza, 56 correspondían a zonas urbanas y 44 a áreas rurales. En términos absolutos, la población en extrema pobreza aumentó en 3.6 millones en las ciudades y en 3.0 millones en el campo, mientras que la moderada creció de 19.7 a 20.0 millones de individuos, en esos mismos años. (Tuirán, 2001; p. 17).

Alejandro Tuirán plantea la combinación de dos hipótesis para explicar las razones del mayor aumento de la pobreza en las zonas urbanas entre los años de 1994 y 1998, en primer lugar, debido a que el salario perdió poder adquisitivo en esos años reduciéndose en términos reales en casi un 23% y es precisamente en las ciudades donde se concentran los asalariados y, en segundo lugar, la migración de los pobres rurales a las ciudades en busca de mejores horizontes, aumentando el estrato de la población indigente en éstas. (Tuirán, 2001; p. 17).

Al respecto, para 1996 se calculaba que la pobreza extrema en las ciudades de nuestro país oscilaba entre el 55% y el 59.8% de la población, dependiendo del método de medición utilizado, y, durante el año 2000, se mantuvo constante incluyendo a más de la mitad de la población urbana. (Boltvinik, 2001).

Ahora, si consideramos ya no a la pobreza extrema sino a la pobreza en general, que incluye a la extrema y a la moderada, para 1996 oscilaba entre el 65.7% y el 67.7%, es decir, alrededor de dos terceras partes de los mexicanos que habitan en zonas urbanas son considerados pobres. (Ídem.).

Parte 1 | Parte 2 | Parte 3 | Parte 4 | Parte 5

Skills

Posted on

February 16, 2015