LA ÉTICA ES POSIBLE



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LA ÉTICA ES POSIBLE

Juan Ricardo Valenciano, s.j.

El otro tipo de personas son las que viendo lo mismo, se sienten llamadas a resolver los males del mundo desde una praxis ética. Para éstas el proceso continúa.

La toma de una postura ante la vida de los segundos no viene por mero voluntarismo sino por sentir en su corazón compasión por los que sufren, rabia ante las injusticias y se sienten invitadas a una postura que rompa esa dinámica.

Ignacio con una experiencia y conocimiento de cuán débil pueden ser las posturas de las personas, obliga a seguir profundizando en el modo de tomar decisiones y escudriñar el corazón.

Para ello, pide a la persona imaginarse poseer algunas cosas que no hayan sido en justicia adquiridas. Queriendo hacer el ejercicio solemne y profundo pide realizarlo como si se estuviera ante Dios, quien lo creó.

El primer tipo de persona es aquel que quiere agradar a su creador buscando un camino de realización y un proceder ético, pero no pone los medios ni pretende deshacerse de las cosas no bien adquiridas. Para él el proceso de llegar a ser persona ética aborta.

El segundo tipo de persona es muy complicado. Porque es aquel que desea hacer un proyecto honesto, de realización, pero en el fondo de su corazón busca la seguridad de las riquezas, el prestigio, los honores y todas las cosas que de ello devienen. Este tipo de persona "desea" ser ético y lo publicita, pero sus acciones no van nada en dicha línea pues no pretende deshacerse de las cosas no bien adquiridas. Es hipócrita difícil de desenmascarar y para este el proceso debe de abortar.

El tercer tipo de persona no está determinada por tener o no tener, es decir no está determinada por sus afectos psico-somáticos para guiar su vida, más bien confía en que con una postura ética ante los demás encuentre los medios para su realización como persona.

Ignacio, a la persona que ha hecho opción por ser ético lo instruye para seguir distinguiendo los movimientos en su línea de realización.

Durante esta época, la persona sigue siendo inquietada con falacias y sutilezas, a desandar el camino a tal grado que se siente que se le quita la paz y que viene la tristeza, la inquietud y puede tirar por la borda lo ganado. Contra ello Ignacio invita a la persona a analizar hacia dónde la llevan los pensamientos. Para ello es necesario analizar el principio, el medio y el fin de ellos y si eso no apunta a una mayor realización entonces debemos desecharlos.

Ignacio, además considera que puede haber pensamientos que confortan, fortalecen las opciones y que sus consecuencias, al parecer pueden ser buenas, pero si no analizamos más esas consecuencias podemos distorsionar el fin con el que nacieron en nuestra mente.

Así pues, Ignacio no sólo nos invita a analizar nuestros sentimientos sino también nuestros pensamientos.

Todo lo anterior es sólo entrenamiento para distinguir las fuerzas que en nuestro corazón se debaten. Unas para la plenitud, otras para las destrucción.

La persona que ha llegado hasta aquí es una persona capaz de distinguir aquello que lo lleva a ser plena, de aquello que lo destruye y por tanto es capaz de ser una persona ética, pero ello sólo se ve por su fruto.

¿Cómo tomar decisiones éticas?

Hasta aquí se han planteado los métodos para analizar sentimientos y pensamientos. Pero ello no dice nada de la ética, pues ésta sólo podrá serlo en la medida que se practique.

Ignacio presenta en su libro de los Ejercicios Espirituales algunos métodos para esta toma de decisiones; sólo cuatro de ellos serán anotados en este artículo.

Aclaraciones

No hay discernimiento ético cuando una opción es hacia el bien y la otra hacia el mal, pues la decisión de un hombre que busca ser ético debe ser entre dos acciones que son buenas. Tampoco hay decisión ética cuando la persona está ya inclinada de antemano a un camino y descarta el otro.

Para tomar una decisión siempre es necesario tener al frente dos caminos en sí buenos y quien toma la decisión debe de estar en un estado de igualdad ante ellos, es decir no prefiere uno por sobre el otro.

Primero. Cuando durante un periodo la persona ha puesto ante sus ojos dos alternativas, las dos buenas, las ha analizado por medio de experimentar consolaciones y desolaciones, habiéndolas discernido para determinar cuál hace más bien a él y a la humanidad, como anotamos arriba, toma una decisión y ésta es por consecuencia ética.

Segundo. Cuando la persona está en tiempo tranquilo, es decir no está afectado por mociones claramente determinadas y pone ante él la problemática de la cual quiere tomar una decisión. Con el raciocinio la persona hace una columna de pros y otra de contras para la opción A. Lo mismo hará para la opción B.

Después explicitará hacia dónde se inclina la razón. Posteriormente mirará la elección y le preguntará a su corazón si tal decisión lo lleva a sentirse pleno y a dar gracias a Dios por haber sido creado, si así lo siente entonces es una decisión ética. Si no sentimos gozo en nuestro corazón por tal decisión, conviene volver al punto para ver si ya se había hecho elección en el corazón, o este se inclina hacia el dinero, el poder, los honores, etc. Si es así, bien vale esperar unos días y volver hacer el ejercicio.


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Posted on

February 16, 2015