¿TRATADOS DE AGUA INJUSTOS?



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¿TRATADOS DE AGUA INJUSTOS?


José Pérez-Espino

Acuerdo de Fox con los gobernadores del norte

Gobernadores como Patricio Martínez, de Chihuahua, expresaron su desacuerdo a que México pague la deuda de agua, mientras que el de Tamaulipas, Tomás Yarrignton, acusó a Chihuahua de propiciar el agotamiento de la cuenca, pues por esa entidad cruza el río Conchos, el principal abastecedor del Bravo.

Finalmente, el miércoles 5 de junio, en Los Pinos, el presidente Fox se reunió con los gobernadores de las entidades de la cuenca del Río Bravo involucradas en la disputa binacional y acordaron "atender racionalmente las necesidades de los estados del norte y cumplir compromisos internacionales de forma conjunta".

Fox suscribió con los gobiernos de los estados de Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas el "Acuerdo para el uso sustentable del agua superficial en la cuenca del Río Bravo" con el fin de optimizar el consumo de agua de su afluente, así como su adecuada distribución entre los diferentes usuarios.

En la ceremonia, efectuada en la residencia oficial de Los Pinos, los gobernadores Patricio Martínez García y Tomás Yarrington Ruvalcaba, así como el secretario general de gobierno de Nuevo León, José Mario Garza Benavides, signaron el documento mediante el cual se establecen compromisos concretos y se conviene la coordinación de acciones entre las partes, a fin de dar prioridad a los requerimientos de agua de las comunidades mexicanas y cumplir, de manera conjunta con el Gobierno Federal, con el Tratado sobre Distribución de Aguas entre México y los Estados Unidos de América, celebrado el 3 de febrero de 1944 y ratificado por el Senado de la República el 27 de septiembre de 1945.

Entre los compromisos más relevantes que la Federación contrae con los gobiernos de los estados firmantes destaca la elaboración de un proyecto de reglamento para la distribución de las aguas superficiales del Río Bravo, con la participación de los mismos y la presentación de una propuesta para reordenar productivamente sus distritos y unidades de riego, bajo los criterios del uso eficiente del agua y competitividad productiva; acciones que estarán bajo la responsabilidad de las Secretarías de Medio Ambiente/8 y Recursos Naturales (SEMARNAT) y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), así como de la Comisión Nacional del Agua (CNA).

A la firma del convenio asistieron también, como testigos, el gobernador Armando López Nogales de Sonora y el secretario de gobierno de Baja California, Bernardo Borbón Vilches.

Petición permanente, oídos sordos

La exigencia de que México pague su adeudo de agua no es nueva, ni parece obedecer únicamente a intereses políticos derivados del proceso electoral en Estados Unidos y la sucesión en Texas, como se ha manejado en las últimas semanas.

El 4 de abril de 2000, el congresista demócrata Silvestre Reyes, líder del Caucus Hispano, y seis legisladores más (tres demócratas y tres republicanos), enviaron una carta al presidente Bill Clinton para advertirle sobre la sequía en Texas y solicitarle su intervención para que México cumpla con su parte del tratado de 1944, pues plantean que la agricultura texana puede sufrir un "desastre" similar al de 1998, cuando perdió 500 millones de dólares por la falta de agua para riego.

El texto de la carta es el siguiente:

"Estimado Presidente Clinton:

"Nos gustaría aprovechar esta oportunidad para dirigir su atención a un asunto de extrema preocupación para el estado de Texas. El sur de Texas está sufriendo una severa sequía al tiempo que nos aproximamos al período de más uso de agua para la agricultura y las municipalidades. Sin el pago por agua que debe México a los Estados Unidos bajo las obligaciones del Tratado de 1944, la agricultura de Texas afrontará daños serios. En 1998, la agricultura sufrió pérdidas por valor de 500 millones de dólares y gran parte de ello fue debido a la falta de agua de riego. Un desastre similar ocurrirá a menos que México conceda agua depositada en sus reservas y que debe por el Tratado con los Estados Unidos.

"El Tratado del Agua de 1944 entre los Estados Unidos y México establece claramente que México proporcionará un promedio anual de 350,000 acres-pies de agua de seis afluentes específicos en México. Desde 1992, México ha incurrido en un déficit de afluencia estimado en más de 1.4 millones de acres-pies. Asimismo, secciones de los Estados Unidos y de México de la Comisión Internacional de Aguas y Fronteras han fracasado en su intento de establecer un acuerdo para que México pague el agua que debe a los Estados Unidos.

"Le pedimos pedirle su atención urgente para alcanzar el cumplimiento del Tratado y para establecer los plazos de pago que aseguren el compromiso de México. Muchas gracias por adelantado, por su atención a este asunto".

Firman, además de Silvestre Reyes, los senadores texanos Phil Gramm (republicano) y Bailey Hutchison (republicana), así como los congresistas: Rubén Hinojosa (demócrata), Solomón Ortiz (demócrata), Ciro Rodríguez (demócrata) y Henry Bonilla (republicano).

Para el 3 de octubre de 2001, en el Congreso, el diputado por McAllen, Rubén Hinojosa, presentó una solicitud al gobierno de Estados Unidos en la que pide aplicar la presión necesaria a México en el cumplimiento del tratado de aguas, "pues la región parece dirigirse hacia uno de los peores años de sequía en la historia".

En una acción simultánea, un mes después, la senadora Kay Bailey Hutchison y el diputado Henry Bonilla, presentaron ante el Senado y el Congreso respectivamente, una resolución a través de la cual solicitan al entonces presidente Clinton "utilizar los plenos poderes de su oficina" para conseguir que México pague la deuda de agua.

Ambos legisladores pertenecen al Partido Republicano, al que pertenece el presidente George Bush, por lo que la exigencia no obedece únicamente a la presión de los demócratas que buscan ganar la gubernatura de Texas, en manos ahora de los primeros.

El senador por Texas, Phil Gramm, declaró entonces: "Es absolutamente esencial que México cumpla su obligación de compensar la deuda de agua, y cuanto más pronto, mejor".

Pero Bill Clinton, primero, y George Bush después, no atendieron a tiempo esas peticiones. Y el conflicto estalló en mayo, cuando el presidente de Estados Unidos se vio obligado a llamar por teléfono a Vicente Fox para presionarlo a presentar una propuesta de pago.

Y mientras prosigue esta disputa binacional, en algunas regiones del norte del país comenzó a llover. Pero no hay dónde almacenar más agua.

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February 16, 2015