EDUCACIÓN EN BAJA CALIFORNIA



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EDUCACIÓN EN BAJA CALIFORNIA

Enrique Núñez H.
UIA Tijuana

En pocas palabras, hablar de educación en Baja California no debe reducirse a proyectar el futuro de nuestro estado (y en particular el de su aparato productivo), para luego buscar una educación que adecue el ser humano a ese futuro. Tampoco quiere decir, cerrar los ojos a las tendencias de la economía y la sociedad; pero, para no poner la carreta por delante de los bueyes, si queremos pensar a dónde debe ir la educación en Baja California, debemos afirmar con claridad que de lo que se trata es de diseñar y generar una educación tal que genere y asegure un futuro mejor, no que se adapte a un futuro previsto.

Por lo demás, la experiencia reciente de la humanidad parece indicar con claridad que sí existe una alta correlación entre el grado de desarrollo de las variables educativas y el nivel de ingreso y bienestar de los países (aun medido con los indicadores comunes). Cifras abundantes a este respecto, existen, por ejemplo, en muchos estudio del Banco Mundial, preocupado por sustentar su financiamiento a proyectos educativos. Un punto de vista interesante y serio se puede encontrar en un reciente estudio de Priego y Montaño.(4) Para quien se dé por satisfecho con un testimonio, ofrezco el siguiente: El Dr. Francisco Barnés de Castro afirma que "La vieja convicción de que la riqueza de una nación está en relación directa con sus recursos económicos naturales e infraestructura, ha evolucionado a una nueva manera de ver las cosas en donde los recursos humanos se vuelven uno de los capitales más preciados de un país."(5)

Si queremos pues, una mejor educación para una mejor Baja California, debemos destinar esfuerzos y recursos (lo que los economistas llaman invertir) a una educación que sí dé a los educandos capacidades y competencias, pero recordando siempre que "las competencias laborales no forman parte del trabajo (...) sino que pertenecen a las personas" (6), están incorporadas a las personas, son "capital" de la persona, no del aparato productivo, porque insiste la UNESCO, las competencias no deben considerarse exclusivamente en función de la realización de un trabajo, sino como todo aquello que debe dar a cada ser humano los medios de aprovechar todas las oportunidades que se le presentarán a lo largo de su vida para su desarrollo humano, parte del cual, y muy importante, es el trabajo productivo.

Baja California debe, pues, invertir en una educación básica y media que forme a las personas, que desarrolle sus habilidades y les permita para toda la vida lograr y mantener actuales las capacidades y competencias, y en una educación superior que además de formar y desarrollar habilidades, se convierta en el motor creativo del bien ser y del bienestar de quienes conforman esta sociedad. El reducirnos a generar (o propiciar) instituciones educativas de cualquier nivel que capaciten para lo inmediato a costos aparentemente muy bajos, es un desperdicio triste de recursos escasos (una seudo eficiencia social) y una falta de respeto a las personas.

Es verdad que el futuro de Baja California, como el de toda sociedad, depende de la educación de su juventud, pero no primero ni principalmente porque lo demande el "sector productivo", sino porque la calidad de vida de las personas y de la comunidad lo exige. Y en último término también la calidad del propio sector productivo demanda un sistema educativo que no le sea servil, sino que cumpla con su propia naturaleza. No se debe pedir a los sistemas educativos que "formen mano de obra para un empleo industrial estable; se trata más bien de formar para la innovación, personas capaces de evolucionar, de adaptarse a un mundo en rápida mutación y de dominar el cambio." (7) Porque, a fin de cuentas, como dice Jacques Delors, en el fondo la educación es un asunto de "amor por la infancia, por la juventud que tenemos que integrar en nuestras sociedades en el lugar que les corresponde". (8)


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Posted on

February 16, 2015