EL RETO CENTRAL DE LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA



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EL RETO CENTRAL DE LA FORMACIÓN UNIVERSITARIA

Gabriel Enrique Núñez Hurtado

Volvamos a la pregunta pedagógica: ¿cómo ayudar a los jóvenes a que construyan su escala de valores? En este respecto sí hay literatura abundante. Los métodos van desde las clases tradicionales de ética, deontología, ética profesional, hasta el método de casos y la exposición en vivo a casos críticos (por ejemplo: las visitas de estudiantes de administración y negocios a los altos ejecutivos presos por delitos graves en el campo financiero y comercial, de moda ahora en las escuelas de negocios de los Estados Unidos). En este mismo número Juan Ricardo Herrera V. ofrece un marco y un método desde una perspectiva y un enfoque más profundo. Rosa Alicia Esténs nos presenta un ejemplo concreto y bien reflexionado de la aplicación del método de casos. Algo poco explorado en escritos recientes es el valor formativo de los paradigmas concretos y los modelos humanos. Parece que a las generaciones adultas nos da vergüenza proponer o simplemente presentar escalas de valores encarnadas en personas, tal vez porque los que nos fueron propuestos a nosotros -por el fondo o por la forma- no fueron muy atractivos. La fuerza de un paradigma no se discute: el heroísmo es un valor, y así se entiende, pero el conocer a alguien que arriesga su vida por salvar de un incendio a un inválido o a un niño pequeño, mueve a toda la persona, llama a la imitación, aunque tal vez intelectualmente se discuta, en consecuencia moldea el orden de preferencias y la escala de valores. De hecho, la pedagogía ignaciana se basa en un esquema formativo para ordenar la vida, para elegir sin afectos desordenados, centrándose no fundamentalmente en un análisis intelectual sino en una experiencia de seguimiento. (Cfr. artículo de Juan Ricardo Herrera V. ).

La otra pregunta, que a nosotros nos parece importante, se encuentra menos atendida. ¿Cuál es la escala de valores prevalente en los jóvenes universitarios? Este es un campo difícil y poco explorado. (Cfr. Pérez Islas, José Antonio y Maldonado Oropeza, Elsa Patricia, Coords., La Investigación sobre Juventud en México, 1986-1996, México, Centro de Investigación y Estudios sobre Juventud, Causa Joven, 1997). La pregunta es importante, pues si la universidad va a establecer un diálogo con los jóvenes en el campo de los valores, obviamente es indispensable conocer cuál es la estructura o escala de valores que prevalece entre ellos. ¿Constituyen de verdad los jóvenes, en cuanto a los valores, otro mundo? ¿En qué medida es la suya otra cultura? ¿Es posible tender un puente dialogal -no necesariamente dialéctico- con los jóvenes en el ámbito valoral? ¿Cuál es, del lado de los jóvenes, la cabeza de ese puente? Y para nosotros los fronterizos, no deja de preocuparnos si la escala de valores de los jóvenes mexicanos está de alguna manera y en cierta medida influida por la cultura omnipresente de los Estados Unidos.

Una encuesta exploratoria sobre valores de los universitarios

Lo que a continuación comunicamos, no es ni pretende ser un estudio científico respecto a la escala de valores de estudiantes universitarios, mucho menos de los jóvenes en general. No obstante, creemos que los datos que se ofrecen pueden aportar alguna luz en este campo. No los llamamos fruto de un estudio científico, simplemente que la forma de recabarlos no se ajustó cuidadosamente a los pasos comúnmente prescritos por la metodología científica generalmente aceptada.

Presentamos en seguida los resultados de un sencillo ejercicio de construcción de escala de valores, realizado por 236 alumnos universitarios de dos universidades privadas de la ciudad de Tijuana (CETYS Universidad y Universidad Iberoamericana Tijuana), predominantemente de las carreras de negocios y de los últimos semestres. El ejercicio no se llevó a cabo en un solo momento, sino a lo largo de varios años. La mecánica fue muy sencilla: a un grupo de clase de alumnos ya cercanos a egresar de la licenciatura, se les pedía sin explicación alguna previa, que ordenaran según el grado de importancia para ellos las palabras de dos listados, uno de verbos y otro de sustantivos. Cada listado contenía 15 palabras y se pedía que se anotaran sólo 10 en orden de importancia, de mayor a menor. Obviamente se les pedía con esto que les asignaran un contenido valoral. El ejercicio se llevaba a cabo al final de un periodo de clase, con lo cual era seguro que la respuesta se daría de manera espontánea y rápida, sin reflexionar mucho al respecto. Las hojas de respuesta eran anónimas, sólo identificando el género y no estaban asociadas con exámenes o evaluaciones. Para construir la escala de cada grupo se asignó una ponderación de 10 a cada mención en primer lugar, 9 a la mención en segundo y así sucesivamente. Con el fin de poder comparar grupos (y agregar resultados) se convirtieron los puntajes a proporciones porcentuales; así, si el grupo estaba constituido por 15 alumnos, el máximo puntaje que una palabra-valor podía alcanzar en el grupo era de 150 (15 menciones en primer lugar). Si el puntaje real fue de 75, el valor porcentual obviamente era de 50%, igual que un puntaje de 100 en un grupo de 20.

Los resultados parecen interesantes, quizá más para suscitar preguntas que para ofrecer respuestas. Dejando a un lado la metodología, el hecho de que no aparecieron diferencias notables de grupo a grupo, a pesar de que las circunstancias de tiempo y lugar eran variables, parece consolidar la validez de los resultados. La comparación entre grupos de las dos universidades sugiere algunas diferencias, pero no consideramos que se pueda derivar conclusión alguna debido a la separación en el tiempo, ya que de los primeros grupos en CETYS a los grupos IBERO median seis años.

En las gráficas 1-A y 1-B se presentan las escalas de importancia asignada a verbos y sustantivos. En la gráfica 2, aparecen las 26 palabras (de las 30) que recibieron mayores puntajes, separando el valor asignado a cada una de ellas por las mujeres y por los hombres. Ambos cuadros se explican por sí mismos, pero se pueden hacer algunas consideraciones de orden general.


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February 16, 2015