Presentación del Libro de Carlos Lazcano y Denis Pericic : FERNANDO CONSAG: TEXTOS Y TESTIMONIOS



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Presentación del Libro de Carlos Lazcano y Denis Pericic : FERNANDO CONSAG: TEXTOS Y TESTIMONIOS

Bernardo Torres Díaz.


Para las Olimpiadas de Barcelona se llevó desde nuestra región noroeste de México un cactus gigante: ¿un saguaro? ¿o era un cardón? No importa qué haya sido. Tenía alrededor de 200 años. Era un representante auténtico de nuestras cactáceas en tierras europeas. Creo que, sin darnos cuenta, estábamos respondiendo al envío que hace más de 300 años hiciera Europa de unas semillas que se desarrollaron en suelo mexicano para dar frutos magníficos. Entre ellas venía una semilla que se convirtió en cardón en nuestra Península de Baja California. Esa semilla se llamaba Fernando Consag.

He tenido el honor de participar en la presentación del libro que lleva por título el nombre de ese misionero jesuita. Tal vez el haber propuesto a nuestras autoridades académicas que el Centro de Información Académica de la Universidad Iberoamericana Tijuana se denominara "Biblioteca Fernando Consag, s.j." me acarreó dicho honor.

Pero debo aclarar que este cometido debía corresponder a la Srita. Blanca Gloria Colín Lepe, investigadora sin ostentaciones y apasionada de la Baja California, quien me descubrió la figura de Consag y me ilustró y suscitó mi interés por semejante personaje.

Pues bien, resulta curioso que la presentación de este cardón llamado Fernando Consag se haga con un libro que tiene también la estructura de un cardón: un tronco principal que se llena de brazos "que van subiendo hacia arriba, todos igualmente gruesos y tanto como el mismo árbol…" - como describe Consag al cardón.

En efecto, del tronco principal del libro, que es la vitalidad de Consag, salen una presentación y una magnífica contextualización del personaje; una descripción de su viaje al nuevo mundo y primeras observaciones; una semblanza del estudioso curioso y preciso; una descripción del misionero activo, incansable y humano; un buen corpus de sus escritos, y un recorrido de los testimonios sobre él.

Esta manera de tratar al hombre, al jesuita, al científico y al misionero, logra delinear la imagen de Consag como la de un cardón que "no pudiendo alcanzar el sereno o el rocío (que rara vez cae en estas tierras) a llenar de agua árboles tan gruesos, parece esta aguanosidad o la causa de ella ser cosa digna de investigación de los filósofos modernos… Ni por más escasos que sean los años de lluvia, de suerte que nada, o casi nada llueva, se entristecen por eso estos árboles, sino que perseveran con la misma frescura, color y aguanosidad que siempre" (nuevamente he citado a Consag).

En efecto, la semilla que llegó de Europa a convertirse en cardón dejó tierras nacionales y aguas culturales que le prometían desarrollarse con gran prestigio, nutriéndose de las corrientes intelectuales de su época, con refinamiento y autoridad, asimilando las lluvias de ideas, sentimientos y afectos para él conocidas y esperadas.

En cambio llega al desierto físico y a una soledad intelectual y espiritual, en él crece como persona y se va llenando de brazos "que van subiendo igualmente hacia arriba": crece su bagaje científico con el conocimiento de la península y de las lenguas indígenas; crece su temple jesuita con la soledad, la oración y la entrega; crece su espíritu misionero con el conocimiento de los nativos, su trato con ellos y su amor por ellos; crece la estima hacia él por parte de sus hermanos jesuitas, de sus feligreses y de quienes siguen con interés el desarrollo de las misiones. Todo esto lo vemos en el libro de Lazcano y Pericic.

En cuanto a los autores del libro, ¿necesitarán presentación? mejor que alargarme en datos, remito a ustedes al libro mismo: al llegar al segundo párrafo de la Introducción: Huellas en el desierto (pág. 39) del Ing. Lazcano, deténganse un momento a reflexionar sobre lo que allí escribe: "con sus diarios [de Consag y otros] en la mano, recorrí a pie, en compañía de varios amigos, algunas de las rutas de exploración dentro del desierto de Vizcaíno, desierto Central y la árida vertiente del Golfo de California"… ¿qué nos dice? nos habla del hombre, del explorador, del científico, del historiador, del apasionado.

También remito a ustedes a las páginas 87 a 94 del libro, escritas por Denis Pericic, se trata de la bibliografía recogida sobre un personaje cuya riqueza ignoramos muchos de nosotros, y los remito también a las páginas 67-68 donde Pericic habla sobre el origen del apellido que nosotros escribimos Consag. ¿Qué encontramos? Al científico, al investigador, al erudito, al admirador de un paisano suyo que vivió hace más de 300 años.

No necesitan otra presentación. Aquí los tenemos uniendo en su libro a dos países lejanos, como lo hizo Fernando Consag hace más de tres siglos.


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February 16, 2015