EL PODER DE LA VOZ: UN DIÁLOGO BINACIONAL



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EL PODER DE LA VOZ: UN DIÁLOGO BINACIONAL

Juan Necochea & Zulmara Cline
Universidad Estatal de California San Marcos

En las regiones fronterizas de los Estados Unidos de Norteamérica y México, los asuntos relacionados con el lenguaje han sido frecuentemente puntos de debate y de división entre personas y grupos con perspectivas, maneras de pensar y con costumbres diferentes, al entrar en contacto entre sí, y sobre todo cuando intentan forjar un estilo de vida. En el lado norteamericano, ha habido un esfuerzo organizado, desde que se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo, para erradicar la cultura y el idioma de los hispanos parlantes quienes permanecieron en el sudoeste, como parte del proceso de americanización. Renuentes a reconocer que el español es una parte integral del panorama norteamericano, muchos estadounidenses se sienten amenazados por el uso del español o el mantenimiento de la lengua natal por latinos en este país. González (2000) lo describe así:

A los Estados Unidos de Norteamérica le falta hacer lo que muchos países ya han hecho, que es reconocer el derecho del uso del idioma de grupos minoritarios para así poder protegerlos contra la discriminación. En este país, los puertorriqueños, cubanos, mexicanos son grupos étnicos minoritarios, sin embargo, el conjunto de hispanos parlantes conforman una minoría lingüística, es decir, sus orígenes predatan el establecimiento del país. Nuestros líderes en vez de aprobar leyes anacrónicas, como son las leyes de solamente inglés, deberían por los menos aceptar el bilingüismo (p. 272).

Como un brazo de la sociedad, las escuelas públicas han practicado una política de idioma reductiva, reemplazando intencionalmente la lengua materna por el inglés, como el precio que uno debe pagar para convertirse en americano. Esta política de lenguaje reductiva se mantiene vigente para los migrantes recién llegados, acentuada recientemente por la aprobación de la Propuesta 227 en California, que busca eliminar la educación bilingüe, dirigida principalmente a hispanos parlantes. Algunos creen, equivocadamente, que es necesario abandonar el idioma y cultura natal por razones económicas o para tener éxito social. Es obvio que los participantes fácilmente reconocieron que los asuntos relacionados con la cultura e idioma forman parte de la pedagogía fronteriza:

La frontera debe entenderse como una cultura diferente, que debe conocerse y comprenderse, buscando un lugar en común.

La educación bilingüe que se da es deficiente, enseñando sólo el inglés y prescindiendo de la riqueza cultural de los alumnos. Es responsabilidad conocer y apreciar las culturas de ambos países.


En el pasado se castigaban a los niños que hablaban en su lengua natal, y hoy en día, muchos estudiantes sienten que el español pertenece a un estatus social inferior y es envilecido por los maestros y directores en las escuelas.

El análisis de datos, mostró que algunos de los participantes habían sufrido las políticas reductivas del idioma en los Estados Unidos de Norteamérica y narraron sus experiencias personales. Los comentarios reflejaban cierto rencor entre los participantes mexicanos, quienes sufrieron la degradación e humillación por ser hispanos parlantes en escuelas norteamericanas. Para lograr el éxito académico en los Estados Unidos de Norteamérica, los mexicanos no deberían pagar el precio con la pérdida de su lengua natal:

El manejo de dos idiomas necesariamente debería de ser visto como un valor agregado. La fuerza principal de una cultura es su idioma. El enseñar español para California y la Universidad de San Marcos debería de ser una prioridad.

Se considera una desventaja ser bilingüe, en vez de una fortaleza. Esto ya se está cambiando en algunas escuelas y universidades.

Algunos estudiantes que toman sólo clases en inglés no sólo han olvidado su idioma natal sino que también su cultura. Ambos van mano en mano.


Los participantes estaban bien enterados de la aprobación de la Propuesta 227, Inglés para los Estudiantes, en 1998. Algunos creyeron que la propuesta era sinónimo de convertir al español, el uso del español y el aprendizaje de su lengua natal, como un delito social, además, de enajenar a los niños hispanos parlantes y hacer más difícil el éxito que ellos pudieran tener en las escuelas públicas.


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Posted on

February 16, 2015