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Guardián: Perverso y contraproducente.
Por Claudia E. Smith*
Lo único que ha cambiado desde 1994 es la cantidad de migrantes muertos.
Seis años y más de mil millones de dólares después de poner en marcha al Operativo Guardián, el único logro de la Patrulla Fronteriza estadunidense es aparentar una frontera bajo control. La estrategia de desbaratar los patrones tradicionales del cruce, con el fin de desviar el tráfico indocumentado fuera de las áreas urbanas y hacia las montañas y los desiertos, ha sido tan inútil como mortífera.
A fines de 1994, cuando los sectores anti-inmigrantes en California infectaron la política nacional, la Administración Clinton buscó reforzar el apoyo con los votantes, anunciando "los cimientos de un nuevo enfoque a la seguridad fronteriza." Desde entonces, se han registrado más de 600 muertes, sólo en el intento de entrar a California -- el campo de experimentación para la nueva estrategia. En los seis años que lleva la nueva estrategia, el total de muertes en los tres estados fronterizos estadunidenses ha excedido 1,450. Desde San Diego, California hasta Brownsville, Texas, muere al menos un migrante al día.
Y aunque la Patrulla Fronteriza había pronosticado un descenso marcado en las detenciones realizadas a lo largo de los 3 mil kilómetros entre Estados Unidos y México, nada más han cambiado de sitio.(1) Es más, cifras proporcionadas por la Patrulla Fronteriza demuestran que de 1994 al presente, las detenciones aumentaron en 68%, principalmente por Arizona. En el año fiscal que acaba de cerrar, se superó el récord de detenciones establecido en 1986, el año de la amnestía.(2)
A pesar de esto, la Patrulla Fronteriza considera que Guardián es un "modelo" para el resto de la frontera suroeste y está por "duplicarlo" en Arizona. De hecho, Yuma, Arizona, ya es una extensión de Guardián.(3) Más y más cuerpos aparecen en ese estado desértico. Evidentemente, el gobierno estadunidense está dispuesto a proyectar una imagen de dureza ante la inmigración ilegal, a cualquier costo -- monetario y humano.
Recurrir a una estrategia que maximiza el riesgo a la vida es un abuso del derecho a controlar la frontera. La siempre creciente lista de migrantes muertos atestigua lo masivo de este abuso. Durante los últimos seis años, la vigilancia en los 224 kilómetros de frontera entre California y Baja California ha sido reforzada con patrulleros, cercas, alumbrado, sensores, telescopios de visión nocturna, etcétera.(4) El propósito no es sellar la frontera, algo que la Patrulla Fronteriza misma reconoce no es realista.(5) Más bien, la estrategia es imposibilitar el cruce a lo largo de los primeros 22.4 kilómetros, donde el tráfico indocumentado era especialmente visible, y empujar a los migrantes en dirección este de San Diego -- hacia zonas remotas con picos que ascienden a 1,800 metros y temperaturas que rebasan los 50 grados centígrados, en la sombra.(6)
Aunque son menos extensas que las zonas atravesadas en otras partes de la frontera suroeste, por ejemplo en Texas, el Servicio de Inmigración y Naturalización estadunidense ha calificado como "más difíciles" a las montañas de Otay y Tecate, y al desierto Imperial.(7) California tiene tres de los cuatro lugares identificados por la Patrulla Fronteriza como de más alto riesgo. El cuarto es el desierto alrededor de Yuma.(8) Lo que era una carrera a través de la frontera por Tijuana, con acceso casi inmediato a las carreteras, se ha convertido en una caminata ardua de dos o más días, prácticamente sin comida ni agua. Rara vez hay forma de pedir auxilio. Hasta hace poco, el tramo de San Diego a Yuma era donde se daba la mayoría de las muertes.(9)
Los planificadores de Guardián estaban muy conscientes de que iban a canalizar a los migrantes a lugares en California donde correrían peligro mortal. El anteproyecto aprobado en agosto de 1994 por la Comisionada de Inmigración, Doris Meissner, explícitamente anticipó tal peligro.(10) Además, los planificadores reconocieron que mucha gente desesperada no desistiría, no obstante la nueva estrategia, y trataría de cruzar por las montañas de Otay y Tecate, y por el desierto Imperial.(11) El entonces jefe de la Patrulla Fronteriza en San Diego declaró ante el congreso estadunidense que los migrantes "se desplazarían más bien que dejar de venir."(12) Tenía razón. Como consecuencia, entre 1994 y 1999, las muertes en el intento de entrar a California aumentaron en 400% -- de 23 a 113 migrantes muertos.(13) Este año, ya suman más de 135 las muertes atribuibles a Guardián. Sólo en los primeros nueve meses del 2000, se superó el saldo mortal de 1999. Es más, estadísticas recién liberadas por la Patrulla Fronteriza indican que las muertes en toda la frontera suroeste han aumentado en un 60%, comparando al año fiscal estadunidense 2000 con el anterior.(14) La Patrulla Fronteriza dio una cifra de 369 muertes en la frontera de California, Arizona y Texas durante el año fiscal 2000, sin incluir los cuerpos hallados en territorio mexicano.(15)
Antes de octubre de 1994, la estrategia de la Patrulla Fronteriza era simplemente detener al mayor número posible de migrantes en cuanto cruzaran la frontera. Con Guardián, la estrategia cambió a lo que el Servicio de Inmigración y Naturalización llama eufemísticamente "prevención por medio de la disuasión." El anterior Sub-comisionado de Inmigración, Robert Bach, ha descrito la nueva estrategia más mordazmente: "controlar en vez de capturar." En un resumen reciente de Guardián y sus contrapartes en Arizona y Texas, el Servicio reiteró que "prevención por medio de la disuasión" consiste en concentrar sus recursos en los corredores urbanos, "forzando la actividad ilegal" a zonas donde los cruces son más difíciles, dado a "las condiciones climáticas severas y el terreno accidentado."(16) La estrategia se ha desarrollado en tres etapas.
Inicialmente, se intentó obstaculizar los cruces desde el Océano Pacífico hasta el pie de las montañas de Otay, donde históricamente se realizaba el 40% de las detenciones fronterizas. La segunda etapa de Guardián se lanzó en la primavera de 1996. El objetivo era "desviar el tráfico migrante hacia terreno progresivamente montañoso" -- o sea, desde las montañas de Otay, con "cañones profundos y rocosos llenos de matorrales espinosos y duros", hasta las montañas de Tecate.(17) En estas últimas montañas hay un 50% de probabilidad que la temperatura baje a nivel de congelación durante seis meses del año. Las muertes por hipotermia fueron enteramente previsibles, y al llegar el invierno empezaron a darse en grandes números.
Dieciséis migrantes murieron congelados en enero de 1997. El Servicio de Inmigración y Naturalización puso su maquinaria de relaciones públicas a trabajar horas extras, desmintiendo el anteproyecto. El jefe de la Patrulla Fronteriza en San Diego insistió en que la verdadera idea de Guardián "era que el terreno era tan difícil que [los migrantes] no lo intentarían. No pasó así. Nos causó un 'shock'."(18) El "shock" no fue suficiente, a juzgar por la tercera etapa, que se lanzó en el otoño de 1997. El objetivo era "desviar el tráfico hasta El Centro" -- o sea, al desierto Imperial. Citando textualmente a un supervisor en el sector de San Diego, "eventualmente, nos gustaría verlos todos [a los migrantes] en el desierto."(19) Treinta y nueve migrantes murieron insolados en el verano de 1998. Etapa por etapa, Guardián se ha vuelto más mortal y las causas de las muertes están correlacionadas con las etapas.
Las pruebas están en los desgloses. En 1994 murieron 23 migrantes en la frontera de California. En 1995, el primer año de Guardián, el número saltó a 61. En 1996 murieron 59 migrantes. Durante 1997, en plena segunda etapa de Guardián, el número saltó otra vez: a 89. Las repercusiones fueron mucho más alarmantes en 1998, mientras la tercera etapa estaba desenvolviéndose. Ese año, murieron 147 migrantes. En 1999 el número de muertes bajó a 113 -- pero no porque disminuyera el peligro, sino porque se dieron menos cruces en el tramo que va desde San Diego hasta Yuma. Considerando las aproximadamente 135 muertes en los primeros diez meses del 2000, seguramente este año se establecerá otro récord mortal en California.
La mitad de los 600 fallecidos sucumbió a la hipotermia o la insolación. Otros 175 se ahogaron. El número de ahogados ha aumentado dramáticamente conforme más y más migrantes cruzan las inmediaciones de Mexicali y tratan de nadar ríos y canales de riego hondos, con corrientes fuertes, para evitar travesías de hasta 48 kilómetros por el desierto. En comparación, durante todo 1994, dos migrantes murieron por razones climáticas y nueve se ahogaron.(20) Hace un año y medio, la Patrulla Fronteriza anunció que intensificaría su vigilancia en el sector de El Centro, California, con la incorporación de 250 y pico patrulleros nuevos y abundancia de equipo. El efecto ha sido forzar a los migrantes a internarse aún más en el desierto.(21) Pese a un verano más templado que el anterior, este año las muertes por insolación han llegado a casi 60 -- un tercio más que en 1999.(22)
A estas alturas, sobra analizar las muertes, como se ha propuesto en las consultas binacionales. Mientras que la estrategia de canalizar los migrantes a las áreas más remotas e inhóspitas siga intacta, las muertes por hipotermia, insolación y ahogo seguirán multiplicándose. La Comisionada de Inmigración, Doris Meissner, dijo recientemente que tardará otros cinco años el "imponer un grado razonable de control" sobre la frontera.(23) Si suponemos que la migración indocumentada seguirá al mismo nivel y que los migrantes seguirán atravesando por las áreas más accidentadas (o sea, el mismo número de cruces que ahora y a través de lugares principalmente desérticos), ocurrirán un mínimo de 2,000 muertes entre los años 2001 y 2005. Juzgando por el alza contnua en el número de muertes, parece una apuesta segura. Además, economistas estadunidenses predicen un incremento en la fuerza laboral indocumentada, como resultado de una economía fuerte y una tasa baja de desempleo.(24)
Sirve yuxtaponer a las muertes el siguiente dato para revelar la hipocresía de la política migratoria estadunidense. En los últimos seis años, las autoridades estadunidenses sólo han procesado penalmente a media docena de empleadores de indocumentados en los condados fronterizos de California. A nivel nacional, el Servicio de Inmigración y Naturalización dedica únicamente 2% de su tiempo a hacer cumplir las leyes de inmigración en los lugares de trabajo -- a diferencia de los demás países industrializados, los cuales se concentran en el imán: la promesa de empleo mejor remunerado.(25) En definitiva, la contraloría estadunidense se quedó corta, describiendo los esfuerzos del Servicio frente a los empleadores de indocumentados como "modestos."(26)
Mi organización acudió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en febrero de 1999, argumentando que al poner deliberadamente a los migrantes en peligro mortal como manera de controlar los cruces, Estados Unidos abusa flagrantemente de su derecho a controlar la frontera.(27) Estamos en espera de una audiencia. Además, en abril de 1999, fuimos a Ginebra para denunciar las muertes ocurridas a lo largo de la frontera suroeste. Solicitamos a la Alta Comisionada de la ONU para Derechos Humanos, Mary Robinson, que ella misma investigara a Guardián y sus contrapartes en Arizona y Texas. La Sra. Robinson respondió, expresando su preocupación por el siempre creciente número de muertes. Le dio seguimiento al asunto cuando visitó México a fines de 1999, como parte de una gira de trabajo. Al irse, la Alta Comisionada compartió su impresión de que los migrantes estaban siendo desviados de sus rutas históricas, con el resultado de "poner en riesgo sus vidas."(28)
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