La antropología y el estudio de las comunidades pesqueras de México: pescadores atuneros y sardineros en el puerto de Ensenada, B.C.



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"La antropología y el estudio de las comunidades pesqueras de México:
pescadores atuneros y sardineros en el puerto de Ensenada, B.C.".

Mtro. Arnulfo Ochoa Sánchez

"Me gusta esta pequeña ciudad singular y un poco triste que vive de la pesca lejana, la más preligrosa. Las familias saben que se mantienen de los azares de esta lotería, de la vida y de la muerte de los hombres".
Jules Michelet: El mar, 1861.

     Hablar sobre los estudios de las comunidades pesqueras desde una perspectiva antropológica tiene una tradición dentro del campo, sin embargo, estos no han sido realizados con el interés de presentar un análisis de las comunidades de pescadores, sino más bien con la intención de mostrar algunas de las posturas de las corrientes antropológicas; podemos mencionar como ejemplo de esto los estudios realizados por Malinowski en las Islas Trobriand, o el de Margaret Mead en Samoa, como unos de los materiales importantes en lo que, años más tarde, serían lecturas necesarias para ir conociendo el trabajo en las comunidades pesqueras. Sin embargo, considero que el estudio de la actividad pesquera en la antropología se encuentra desde sus orígenes, ya que esta se ha enfocado al estudio de las "comunidades primitivas", quienes se dedicaban a la recolección, la caza y la pesca. Es decir, esta es una de las actividades que el hombre ha realizado desde sus inicios; una revisión sobre estos elementos lo abordan con claridad Breton y Estrada (1989).

     En México las investigaciones sobre la problemática pesquera se han realizado desde diferentes disciplinas como la economía, ingeniería, arquitectura, derecho, biología, oceanografía, oceanología, sociología, etc. (Ochoa, 1988), y más recientemente por la antropología, teniendo su auge en la década de los ochenta sobre todo con el proyecto La vida en un lance, coordinado por Luis María Gatti que tuvo como resultado la publicación de 12 monografías, la realización de una exposición museográfica y la elaboración de juegos infantiles, obras de teatro y recopilación de canciones sobre pescadores reunidas en un disco de larga duración (LP), la misma Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) fue partícipe de este impulso de los estudios antropológicos sobre las comunidades de pescadores (De la Cruz y Reyna, 1986; Ochoa, 1987, y Lobato, 1988).

     La mayoría de las investigaciones antropológicas se han enfocado a estudiar las comunidades pesqueras dedicadas a la pesca artesanal, pesca ribereña o bien al cooperativismo pesquero, fundamentalmente a las cooperativas camaroneras - recurso que hasta hace algunos años estaba concesionado a este sector -.

     Otra parte de los estudios están dedicados a describir la historia de las pesquerías en México, así como las condiciones en que se encuentran los recursos pesqueros y los peligros que enfrentan de seguir bajo esta misma política, algunos más se enfocan a describir las condiciones de trabajo y las formas de vida de las comunidades de pescadores, retomando de manera más amplia lo referente a los actores principales que son los pescadores y sus familias, y no los recursos.

     En esa misma década se realizó el simposium Las costas de México, sus pueblos y sus culturas, convocado por la Sociedad Mexicana de Antropología, el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, el Instituto de Cultura de Tabasco y el Gobierno de Tabasco; este evento se realizó en la ciudad de Villahermosa, y en él participaron investigadores de todas las disciplinas antropológicas de México, Canadá, América del Sur y Europa. En las ponencias presentadas se dio testimonio de la presencia del mundo marino en las culturas de las comunidades costeras del país, como de aquellas ciudades del interior donde se ven productos y lenguajes propios de los pueblos pesqueros. (Josefina M. Torales, Relaciones de comercio entre México y Veracruz en el Siglo XVIII: el caso de la ventura de Mora; Enriqueta M. Olguín, El uso actual de concha de abulón en la manufactura de artesanías del Nith, Ixmiquilpan, Hidalgo).

     Durante los años noventa se continúa con esta línea de investigación incorporándose nuevos estudios y con mayor profundidad, tres de los trabajos realizados fueron resultado de estudios de posgrado - uno de maestría y dos de doctorado-. A su vez, encontramos la publicación de los estudios de Graciela Alcalá, Con el agua hasta los aparejos, José Luis de la Cruz, Mitos y realidades de la pesca en México.

     Podemos hacer mención a los trabajos de Shoko Doode Los claro-oscuros de la pesquería de la sardina en Sonora, y el de Arnulfo Ochoa A flor de agua. La pesquería del atún en Ensenada, que abordan la problemática pesquera desde diferentes ángulos, el primero de ellos más enfocado a la reglamentación y al uso responsable de la explotación de la sardina, en tanto que el segundo aborda la conformación de la industria atunera en Baja California y las condiciones de vida y trabajo de los pescadores atuneros y de sus grupos familiares.

     Es, bajo estas condiciones, en que se realiza el estudio de las comunidades pesqueras del país desde una perspectiva antropológica, lo que nos permite conocer más de cerca las condiciones de vida y de trabajo de este grupo social al que poco se hace referencia en un país donde gran parte de su tierra tiene como frontera el mar.

     El inicio de la pesquería del atún se presentó en Baja California el año de 1922, cuando se traslada de los Estados Unidos a Isla de Cedros(México) el barco-fábrica "Calmex", con la intención de procesar bonito (Sarda chiliensis), que se encontraba en cantidades abundantes en las cercanías de la isla. Tres años más tarde se traslada el "Calmex" a Cabo San Lucas, Baja California Sur, lugar en el que sólo duró en operación tres años más, antes de su hundimiento. Una vez desaparecido el barco-fábrica se inicia el proceso de industrialización del atún en tierra, al realizarse el primer empaque de barrilete (Katsuwonus pelamis) en 1928 y de atún aleta amarilla (Thunnus albacares) en 1929.

     Poder mostrar la importancia de la antropología en los estudios de las comunidades pesqueras me lleva a comentar cómo el desarrollo tecnológico ha influido en las formas de vida del grupo social que de él participa, para ello, se parte de los estudios sobre dos de las pesquerías más tecnificadas del país como lo son la pesquería de la sardina y la pesquería del atún. Así como la forma en que se presenta la introducción de esta industria en la localidad (Ensenada).

     Analizar la historia de la industria pesquera y al mismo tiempo a estas dos pesquerías me permitió ver una serie de aspectos que hasta ese momento no se habían contemplado en los estudios antropológicos en México, como fue el estudio de las condiciones de trabajo de las mujeres que laboran en las empacadoras de pescado (canerías) en el puerto de Ensenada, asimismo se observó la labor de los pescadores durante todo el proceso de trabajo, es decir, desde la construcción de la red de cerco (para la captura de la sardina o el atún) hasta el proceso de captura.

     Al mismo tiempo que realizaba los estudios de las comunidades pesqueras, se abordó la problemática desde otras áreas de la antropología con la intención de entender con mayor claridad a este grupo social. Por tal razón considero que la antropología urbana me permitió ir entendiendo la forma como se dieron los asentamientos de los grupos, las formas de uso de los espacios públicos y privados; al mismo tiempo, se retoma a la antropología ecológica o ecología antropológica para entender los efectos ecológicos y ambientales que se generaron con la introducción de la industria pesquera en Baja California, y específicamente en Ensenada y El Sauzal. Mientras que para poder explicar las condiciones en que las obreras y obreros realizaban el trabajo en las empacadoras de pescado la antropología del trabajo fue parte fundamental para poder observar con mayor claridad los efectos que trae laborar bajo esas condiciones, lo mismo sucede para el caso de los pescadores en cada una de las pesquerías estudiadas (sardina, anchoveta, atún y camarón).

     Al principio de la introducción de la industria pesquera en Baja California con la explotación de la potasa de sargazo en 1917, diez años más tarde, la instalación de la primera empacadora de sardina y, junto con ello, la incorporación de las embarcaciones de red de cerco (tipo jareta), se genera una trasformación en las formas de organización de los grupos familiares que en ella participan, debido a que el pescador al incorporarse a esta pesquería tuvo que ausentarse del hogar durante las noches - periodo en que se realizaba la captura de la sardina - factor relacionado a los hábitos alimenticios de estos recursos (pelágicos menores). Estas condiciones de trabajo representaron un gran cambio ya que antes de la aparición de este sector industrial, la pesca se realizaba durante las primeras horas de la mañana, cuando el pescador salía para la explotación de la pesca de escama, extracción de abulón y de langosta (que en esos años se realizaba en la cercanía de Ensenada) y su regreso al puerto era por la tarde.


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February 16, 2015