LA ÉTICA ES POSIBLE



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LA ÉTICA ES POSIBLE

Juan Ricardo Valenciano, s.j.

A Ily

Hoy en día es común oír las repercusiones de las compañías que quiebran por manejos no éticos, funcionarios públicos a los que se pretenden desaforar por malversación de recursos públicos, y todo inmerso en una dinámica irreversible de globalización, con su carga de inhumanidad y empobrecimiento de las mayorías; por tanto, es menester urgir a las instituciones educativas que formen profesionistas garantes del buen manejo de su vida y con una responsabilidad por su prójimo y su entorno.

Una materia que cobra cada vez más relevancia, como la herramienta para destruir modelos injustos y toma de decisiones voraces, es la ética, en sus diversas versiones: ética para los negocios, deontología jurídica, ética para el medio ambiente, etc.

Como institución jesuita, la Universidad Iberoamericana hunde sus raíces en la experiencia espiritual de San Ignacio de Loyola. Experiencia que fue trasmitida hace más de 450 años, principalmente en el libro de los Ejercicios Espirituales, del cual obtengo un método para que los estudiantes se apropien de la ética, que los capacite para tomar decisiones morales.

La antropología

  1. Ignacio de Loyola considera al ser humano con tres elementos constitutivos: lo somático, lo psíquico y lo espiritual . De todas ellas el estrato espiritual es el centro de las decisiones últimas, es éste el medio de unión con lo trascendente y fuente de solidaridad con el prójimo y el mundo. Es desde el ámbito espiritual donde se puede dar la distinción de las opciones de un amor que proviene del espíritu vs las opciones que provienen sólo de un amor psico-somático.
  2. Para ser una persona ética se requiere tener suficiente madurez para iniciar un itinerario de formación. Porque una persona irremediablemente condicionada por reacciones psico-somáticas no puede tomar decisiones éticas y por tanto no se le puede pedir que éstas sean moralmente buenas.
El ser humano es el único ser en la creación que puede determinarse, los animales y las plantas sólo responderán a un programa ya puesto en sus estructuras genéticas. No así las personas que pueden, por su libertad, autodestruirse, es decir, reducirse a seres determinados sólo a actuar por impulsos psicosomáticos. Pero también en esa libertad la persona puede desplegarse, desarrollando su humanidad al máximo cuando se es consciente de estar siempre en un proceso de realización.

El itinerario espiritual de San Ignacio pretende, principalmente, que el individuo revise su conciencia y se prepare a quitar de sí aquellos condicionamientos que le impiden encontrar su camino de realización.

La revisión que se propone en los Ejercicios Espirituales es aquella que a base de contemplaciones, análisis de los sentimientos y de los pensamientos, la persona encuentre los movimientos interiores más humanizantes, para con ellos encontrar "su camino" hacia la trascendencia, de donde se puede equiparar "el camino de realización" con "el camino de la trascendencia".

A lo largo de la vida toda persona está en proceso de formación y se debate en un violento campo de batalla porque experimentamos un sinnúmero de movimientos interiores que estremecen nuestro ser.

San Ignacio llamará a estos movimientos interiores, mociones, estos movimientos interiores a su vez pueden dividirse en movimientos consolatorios o desolatorios. Donde consolación no sólo es un estado anímico del estado psico-somático, sino espiritual; es un estado donde te sientes persona plena y en camino de realización, además de agradecido por haber sido creado.

Lo contrario, desolación, es el estado donde te sientes como perdido del camino de realización, te sientes haciendo cosas regido sólo por necesidades y reflejos que están a nivel psico-somático; a tal grado que llegas a sentirte poco o nada agradecido por estar en el mundo.

El proceso de humanización radica fundamentalmente en discriminar aquellos movimientos que vienen más del estrato espiritual que de lo psico-somático. El análisis de los movimientos llevará a la persona a detectar con naturalidad las acciones que provienen de nuestro amor libre, de aquellas que se originan de un amor condicionado.

El Proceso

San Ignacio divide el proceso en cuatro partes, a las que llama Semanas, dos de las cuales contempla este artículo.

Primera parte

Para Ignacio cada persona se mueve por dos fuerzas: la que emana de su estructura psico-somática-espiritual y la que influye del exterior, es decir, de la estructura social en la que vive.


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Posted on

February 16, 2015