Introducción
David Ungerleider Kepler, s.j.
Editor
El Siglo XX se cerró como el de mayor violencia en la historia de los seres humanos, justamente cuando los avances tecnológicos fueron impresionantes y el afán de paz, democracia y libertad fuera predicada por la gran mayoría de los gobiernos a nivel mundial. Desafortunadamente, lo que predominó fueron el odio, la venganza y la violencia.
Durante el primer año de este nuevo siglo y milenio, alrededor de 1.6 millones de personas murieron a causa de la violencia colectiva, interpersonal y auto-impuesta: casi la mitad se debían al suicidio, el 35% fueron homicidios y casi el 20% por causa de los conflictos armados.
A seis años de distancia, Tijuana y Mexicali (la capital del Estado) ocupan el segundo y tercer lugar, respectivamente, entre las ciudades mas peligrosas y violentas (en proporción a la población total) de la República de México.
Con este número de EL BORDO queremos someter, para la información pública, un análisis de las cifras que nos abruman en torno a la inseguridad pública que todos sentimos y vivimos en esta región.
El Lic. José Luís Pérez Canchola nos presenta una visión global en torno a la narcoviolencia, criminalidad, impunidad y la corrupción, tal como nos afecta a nivel nacional. Un análisis de los últimos sexenios nos ubica dentro del reconocimiento de quienes son los verdaderos responsables de esa política pública que no contribuye a soluciones más estructurales.
Mons . Salvador Cisneros señala con claridad y de manera directa las causas de la inseguridad pública, y sus repercusiones, en la frontera de Tijuana : el abandono y la migración de personas claves y honradas del sector empresarial, más la fuga de cerebros y la frustración de la gente que intenta establecerse en esta ciudad.
El sector de la sociedad más afectado por la violencia desenfrenada que vivimos y sufrimos son las mujeres, como bien documenta Vianett Medina Valencia en su escrito "La violencia por género en Tijuana ". El caso de la violación y asesinato de la joven Sara Benazir se nos quedó grabado en la memoria y el corazón de muchos tijuanenses, gracias a la huelga de hambre que asumió la mamá (en la entrada del Palacio de Gobierno), para que se llegara a esclarecer los hechos y perseguir a los culpables de esa tragedia y desperdicio de vida. Las mujeres conforman el sector más vulnerable de nuestra sociedad, pero es a la vez el de más valentía y determinación.
Antonio García Sánchez, conocido defensor y representante de los derechos humanos de esta región, nos ayuda a relacionar el fenómeno de la inseguridad pública que sufrimos dentro del ámbito de la seguridad y el bienestar que el Estado nos debe brindar a todos los ciudadanos.
Ojalá estos artículos estimulen más diálogo y debate entre los sectores de la sociedad que se deben responsabilizar a encontrar soluciones: religiosos, políticos, gobiernos, empresarios, académicos y otros actores cívicos.
La realidad de la inseguridad nos atañe a todos. El complejo del avestruz de no querer ver, oír ni decir nada, o el abandono de la región en busca de campos más tranquilos tampoco son soluciones.
Tijuana y todas las demás ciudades fronterizas necesitan recuperar la tranquilidad, alterada por la delincuencia y la violencia sin freno. Desde la academia queremos aportar nuestro granito de arena".
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