EL DESAFÍO DE LA INSEGURIDAD EN LA FRONTERA DE TIJUANA



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"EL DESAFÍO DE LA INSEGURIDAD EN LA FRONTERA DE TIJUANA"


Monseñor Salvador Cisneros

John Bailey, director del Proyecto México en la Escuela de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown, en un artículo reciente nos ha lanzado la pregunta: "¿por qué el problema de la inseguridad es tan profundo en el caso de Tijuana en comparación con otras ciudades?"(1) El investigador tiene razón: el primer lugar en la lista de las preocupaciones de los habitantes de esta ciudad fronteriza es, sin lugar a dudas, la creciente ola de violencia y el enorme clima de inseguridad en que estamos inmersos.

Un análisis serio de la agenda social de esta localidad y del México actual debe estudiar profundamente la magnitud que han adquirido las manifestaciones de violencia y el sentimiento general de "inseguridad ciudadana" que han generado múltiples reacciones que expresan la grave situación en que nos encontramos.

Magnitud del fenómeno

Desde la década de los noventas, pero de manera especial en los últimos años, el Estado de Baja California ha ocupado los primeros lugares en la incidencia delictiva de nuestro país. La tasa de delitos registrados por la Procuraduría del Estado ha sumado al menos el doble de la media nacional. Tijuana y Mexicali ocupan el segundo y tercer lugar, respectivamente, entre las ciudades más peligrosas de México. La Tercera Encuesta Nacional sobre Inseguridad (ENSI-3), realizada el año pasado por el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, confirma que Baja California y el Distrito Federal son las entidades con mayor incidencia delictiva.

Mientras que el número de asesinatos ha descendido en el resto de la República, en nuestro Estado ha aumentado significativamente en los últimos años. La guerra entre los cárteles que controlan el narcotráfico ha cobrado gran cantidad de vidas y se ha intensificado después de la captura de sus capos. El estricto control de la frontera por las autoridades estadounidenses, a partir del 11 de septiembre del 2001, ha restado el tránsito de la droga y ha acrecentado el activismo criminal de los narcotraficantes en nuestra ciudad.

Los logros del gobierno no han logrado inhibir al crimen organizado que desafía permanentemente la seguridad pública de nuestro Estado.

Los secuestros se han multiplicado de manera alarmante en nuestra ciudad y la han golpeado de manera muy cruel y muy devastadora. Sus secuelas han sido críticas y graves. Han causado zozobra general y han ahuyentado a muchos inversionistas. En los últimos meses, este delito ha puesto en crisis a Tijuana . Un importante número de empresarios, especialmente del ramo de restauranteros y sus familias han decidido emigrar a California .

La Procuraduría General de la República explica que algunos integrantes de los cárteles de la droga han alentado últimamente la industria del secuestro. La gravedad de estas conductas delictivas es un llamado permanente a todos los niveles de gobierno para que inviertan recursos suficientes en instrumentos especializados y personal idóneo para combatirlas.

El Estado de Baja California se encuentra situado también en un deshonroso tercer lugar nacional en delitos de violación. Y en el apartado de robos ha ocupado desde 1990 el primer lugar absoluto. En el período 2000-2005 por cada 100 robos que se perpetraron en el país, en Baja California hubo 360.

Estas impresionantes estadísticas no expresan, sin embargo, la realidad de los crímenes cometidos. El número de los delitos que no se han consignado y que conforman la llamada "cifra negra de la criminalidad", es muchas veces superior a la totalidad de los delitos registrados.

 

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Posted on

February 16, 2015