EL DESAFÍO DE LA INSEGURIDAD EN LA FRONTERA DE TIJUANA



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"EL DESAFÍO DE LA INSEGURIDAD EN LA FRONTERA DE TIJUANA"


Monseñor Salvador Cisneros

Carecemos de una cultura de la legalidad, ignoramos las leyes y no les otorgamos su vigencia. La impunidad está al orden del día. La aplicación de la ley y las disposiciones penales tienen poco impacto social.

En el plano social y cultural:

El escaso nivel educativo favorece patrones culturales equivocados: desde la dominación del varón sobre la mujer, hasta una visión puramente económica de la vida humana y una ausencia de sentido comunitario y social, con muy poco respeto a la persona humana y a la autoridad política.

Una excesiva difusión de patrones erróneos a través de los medios de comunicación consolida actitudes de agresión, de modelos consumistas y formas de superficialidad y escapismo.

Existe una violencia social generalizada, una cultura que no respeta la vida, la dignidad y la conciencia de las personas y que se llega a convertir en violencia individual a través de un mecanismo psicológico de aprendizaje por imitación.

En el plano intrafamiliar:

En muchos hogares se repiten patrones educativos poco solidarios. Existen familias que, por desgracia, son verdaderas escuelas de agresión y de fraude, que impactan gravemente en el alma de los jóvenes, provocando sentimientos de frustración y de baja autoestima personal.

Llegan a fomentarse, entre los miembros de una misma familia, luchas por el poder que generan en muchos casos reacciones de orgullo, hostilidad, insultos y agresiones.

La percepción de la inseguridad.

Ante el fenómeno creciente de la violencia criminal, surge entre los habitantes de nuestras ciudades la generalizada percepción de una inseguridad que rebasa los recursos y mecanismos del Estado.

La percepción de la inseguridad tiene dos fuentes que se complementan. Una es la sensación que nace al enfrentarnos a un peligro amenazador. Se origina por la expansión del crimen y por su lógica sombría. La otra causa del sentimiento de inseguridad es tener la conciencia que sólo se cuenta con las propias fuerzas porque no hay nadie más dispuesto a protegernos o auxiliarnos. Esto es el resultado de la incompetencia, el desgano y la corrupción de los organismos públicos constituidos para prestar el servicio correspondiente.

Desde una perspectiva ciudadana, el problema de la inseguridad implica dos vertientes: una encuentra se origina en el rápido crecimiento de la delincuencia que cada vez afecta a más amplios sectores, y la otra descansa en el hecho de que sólo una mínima proporción de las demandas de justicia encuentra respuesta adecuada. La percepción que tenemos los mexicanos acerca de la procuración de justicia en nuestra nación es, en general, muy negativa: a la mayoría le parece ineficaz y llena de trampas.

La Primera Encuesta Nacional sobre Inseguridad Pública en las Entidades Federativas, llevada a cabo por el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad (ICESI) y publicada el 28 de mayo del 2002(8), reveló que 66% de las víctimas no dio parte a la autoridad, y de quienes lo hicieron sólo el 64% acudió ante el Ministerio Público, única autoridad competente en la persecución de los delitos.

Entre las razones para no dar parte a la policía, el 50% de los encuestados aduce que es pérdida de tiempo o que los trámites resultan largos y difíciles, y el 10% señala que desconfía de las autoridades. De quienes denunciaron un delito, el 45% afirma que su denuncia no tuvo resultado alguno, y sólo el 11% logra que se consigne al delincuente.

Guillermo Zepeda Lecuona, miembro del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC) en México y coordinador del proyecto "Derechos Humanos, Seguridad Ciudadana y Justicia Penal en México", ha escrito con razón que "las procuradurías y las dependencias encargadas de la seguridad pública se quejan de que no hay suficiente valor civil para dar noticia de los delitos que se cometen. Después de escuchar testimonios, conocer la evidencia empírica o haber acudido alguna vez a denunciar un delito, el ciudadano queda invitado a evitar a toda costa presentarse o formar parte de un procedimiento penal(9)".

 

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Posted on

February 16, 2015