Presentación
Contenido
Participantes
|
Los Dilemas del Desarrollo Sustentable
Mtro. Saúl Guzmán García
Coodinador
Programa de Medio Ambiente
y Desarrollo Sustentable
En el siglo XX se han presenciado cambios sin precedentes, tanto en la dinámica de la población como en el avance del desarrollo humano. Se han ampliado las oportunidades en las vidas de muchas mujeres y muchos hombres de todo el mundo, en proporciones nunca antes experimentadas en la historia. Al mismo tiempo, gran parte de la humanidad sigue atrapada en un ciclo vicioso de pobreza, enfermedad y desigualdad.
Fondo de las Naciones Unidas sobre Población, 1999.
La crisis ambiental que hoy día estamos viviendo producto del desarrollismo, ha llevado a muchas personas interesadas en la cuestión ambiental a considerar que este será el siglo ambiental. Lo anterior se deriva de algunas apreciaciones de expertos e interesados en la dimensión que han tomado los problemas ambientales, los que de manera más significativa como la contaminación del agua, del aire y suelo, la desforestación, la desertización, el cambio climático y la degradación de la capa de ozono, entre otros. Estos efectos han llevado a la humanidad a tener condiciones no adecuadas de salud, de riesgos por exposición a contaminantes, disminución en la capacidad de uso de suelos y de manera muy evidente, las condiciones de calidad de vida que, en lugar de incrementarse se han visto reducidas en un porcentaje sumamente importante a nivel mundial.
Como parte de esta preocupación y acciones que debemos asumir todos los habitantes del planeta, se elabora este trabajo como una revisión y análisis a la propuesta alternativa al modelo de desarrollo denominada "desarrollo sustentable". Aquí se trata de abordar la importancia del concepto del desarrollo sustentable, sobre todo por la necesidad que existe de explicar cual es su origen, su naturaleza y evolución y, por supuesto, su viabilidad en la vida práctica.
El desarrollo sustentable ha sido concebido como aquel fundamento teórico o metodológico que hoy día da lugar a estudios académicos, proyectos económicos, programas y planes de gobierno, etc. para impulsar el desarrollo. Sin embargo, es una preocupación del autor, hacer énfasis en que el asunto del desarrollo sustentable ha sido definido por autores, organismos e instituciones, empero, hay que tener bien claro que no es aún un concepto ó un paradigma acabado. Por decir lo mínimo al respecto, salvo algunos países desarrollados bajo su propia óptica, no es posible dimensionarlo en unidades (medibles) prácticas para las ciencias y menos aún para las condiciones económicas, políticas y/o ambientales. Podríamos decir en este espacio, que es casi imposible hacer conmensurables todos los factores que estén involucrados para el logro de dicho desarrollo. Lo anterior tiene relevancia, sobre todo en la calidad de vida de los seres humanos. No es posible medirlo en el contexto en que se ha definido, es decir, con indicadores en el presente (intrageneracional) y, aquellos que serían aplicables desde hoy día hacia las generaciones en el futuro (intergeneracional). Se hace una acotación al respecto -sobre los países desarrollados- porque han diseñado un esquema de administración ambiental, que no de desarrollo sustentable, en el que han forzado "acuñado" el concepto del desarrollo sustentable. Estos mecanismos, valga la redundancia, lo han hecho para sustentar las acciones de hegemonía económica y, por supuesto, la política en los ámbitos de sus exploraciones y conquistas mundiales "globalizadoras". En esto desde luego, está implícita la visión de la economía ambiental -"globalización económica"- que toma matices ambientales por necesidad de competitividad económica -"caminar"-, más que de una preocupación por conservar los recursos -"sustentar" - para las generaciones futuras. Este asunto de la intergeneracionalidad es otro tema igualmente controvertido que no será retomado aquí.
Desde este planteamiento, es necesario dejar claro que la mayor preocupación radica en los usos que se le han dado al término del desarrollo sustentable. A su vez, no sólo el uso del término es preocupante, sino la necesidad de que quienes lo usan tengan plena conciencia de las implicaciones sociales, económicas y ambientales que dicho término implica.
Sobre este tema se discute actualmente la definición, sobre todo, la asumida por el Informe de la Comisión Mundial de Ambiente y Desarrollo, Informe Brundtland (1987):
"Desarrollo sustentable es aquel desarrollo que satisface las necesidades
del presente sin comprometer la habilidad de
las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades"
Dicha definición no da pie por si sola a tener un mecanismo claro sobre lo que es, lo que significa, lo que implica, así como, la dificultad para asumir las dimensiones que plantea. Es de alto interés esclarecer que, la definición hasta hoy conocida implica compromisos intergeneracionales e intrageneracionales y, que dicho sea de paso, estos asuntos, sobre todo el segundo, no esta acabado. Lo anterior quiere decir que aún no encontramos formas integrales para atender un sin número de problemas que aquejan a la humanidad, ni la fórmula para mantener en condiciones adecuadas los recursos naturales existentes, de tal manera que esto nos permita transitar a un nuevo modelo que resuelva todos los problemas de la presente generación y, prediga, no solo eso, sino que prevea como estar en posibilidades de diseñar un nuevo mecanismo que nos explique como hay que usar y dejar los recursos suficientes en calidad y cantidad para las generaciones venideras.
A partir de los que hoy somos en este mundo - más de 6 mil millones de habitantes - y que las condiciones de una gran parte de esta población siga teniendo pobreza, contaminación, desigualdad, entre otros factores adversos al bienestar (ONU, 1999), no es posible diseñar un nuevo esquema práctico para las generaciones venideras a partir de la anterior definición de desarrollo sustentable. Es menester que, por lo menos seamos humildes en reconocer que no estamos teniendo pleno control de las condiciones actuales, no solo eso, las condiciones ambientales globales, ponen en riesgo las condiciones de la presente generación. Por lo anterior, podemos presumir de inventar per se mecanismos utópicos para diseñar el futuro de otras generaciones. Sin embargo, no podemos garantizar su eficacia. Es necesario definir a la brevedad, aquellos mecanismos prácticos y realizables que nos encaminen a lograr mejores condiciones de vida para la presente generación, indistintamente si es o no el concepto del desarrollo sustentable.
Desde esta perspectiva entonces, es necesario analizar algunas concepciones que se han hecho al respecto de dicho concepto. Este análisis nos puede situar en un contexto real de las necesidades, eso si, de generar un nuevo paradigma del desarrollo y sea entonces, cuando conscientes de nuestras necesidades, del conocimiento sobre las implicaciones del desarrollo sobre el ambiente, propongamos y participemos, no solo en el diseño de este nuevo paradigma, sino en la ejecución de las estrategias que lleven a buen término la evolución histórica de nuestra generación, con esta u otra propuesta. En primer lugar, hay que señalar el contexto histórico, para analizar posteriormente las nociones ideológicas que han impulsado los planteamientos sobre el desarrollo sustentable, y por último, concretar en que dimensión del concepto nos encontramos hoy en día.
Adentrarse en el tema del desarrollo implica por fuerza, arribar a las concepciones de los estilos del desarrollo por los que se ha transitado por lo menos durante el siglo que recién ha transcurrido. Esto a su vez nos lleva a definir con mayor precisión el término de desarrollo como aquel mecanismo que hoy día acuñan los proyectos de nación, los jefes de estado, los políticos común y corrientes, los académicos y hasta los candidatos que quieren accesar al poder. No se puede, por supuesto, dejar a un lado las implicaciones que tiene el abordar estas temáticas sobre las consecuencias del bienestar, la calidad de vida, las condiciones del medio ambiente y por supuesto, las implicaciones que sobre las economías modernas tiene el asumir dicho análisis en los tiempos actuales.
La terminología del desarrollo, ha evolucionado de manera paralela a los modelos económicos que lo han impulsado. Se han asumido teorías que sustentan el uso de recursos, la masificación de los procesos productivos y su aplicación ha ocasionado los saldos rojos de los procesos productivos. De esto han dado cuenta las investigaciones académicas, estudios sociológicos y las mismas visiones economicistas. Esto ha tenido como consecuencia un sinnúmero de externalidades (efectos no cuantificados) que no han sido incorporadas a dichos procesos productivos (internalizados) y que, al no ser contabilizadas se heredan, distribuyen o reparten a quienes aún sin saber, tienen la no muy grata voluntad de cargar con ellas. Tal es el caso de la emisión de contaminantes que no se incorporan en las cuentas financieras de los procesos productivos, o bien, los efectos sobre la salud que no están en las cuentas nacionales de un país, las que degradan el ambiente y posteriormente tienen costos adicionales para efecto de remediarlos. Por supuesto, las consecuencias son mayores para quienes menos tienen, tanto recursos como responsabilidad en el problema. Esto puede ser asumido bajo el supuesto de la ignorancia de lo acontecido por la parte agravante, sin embargo en muchos casos, es parte del esquema de maximización de los procesos productivos. Las implicaciones últimas de la carga de externalidades en los procesos productivos, incide sobre la implantación de nuevas tendencias de desarrollo que no internalizan dichas externalidades, a fin de cuentas, llevarán a un deterioro [premeditado] que se generaliza sobre las condiciones ambientales del medio.
Estas condiciones han llevado por ejemplo, a que en la Cumbre de Río 19922, se obligara -moralmente- por la mayoría de los países a definir y aceptar una definición de "urgencia" para el nuevo estilo de desarrollo. Esta definición culminó con el postulado que la mayoría de los países deseaban, sobre todo los del sur, para remediar en parte la agobiante situación que los ha estado llevando a degradar su ambiente y las condiciones de vida de sus habitantes. Sin embargo, la exigencia consistía en responsabilizar a todos los países para que asumieran el compromiso de controlar y remediar dentro de sus respectivas circunscripciones, la conciencia de control sobre quien estuviera ocasionando los mayores daños al ambiente (Sato, M. y dos Santos, J.E., Semarnap-PNUD, Agenda 21, 1997).
El concepto del desarrollo sustentable en realidad no es nuevo. Otras ideas conservacionistas, por citar un caso, al igual que posturas desarrollistas han visualizado la necesidad de utilizar de manera racional, equitativa y de largo plazo el uso de los recursos naturales desde Marx hasta nuestros días.
Por ejemplo, Malthus estableció dos postulados básicos sobre población y recursos; el primero decía que: "el alimento es necesario para la existencia del hombre", y el segundo que "la pasión entre los sexos es necesario y se mantendrá como hasta el presente estado".
Lo anterior reflexionado por él mismo planteaba que "Asumiendo entonces mis postulados como válidos, Yo digo que el poder de la población es indefinidamente mayor que el poder en la tierra de la subsistencia para el hombre". Además apuntaba que, "la población, cuando no se controla, se incrementa en un radio geométrico. La subsistencia se incrementa solo en un radio aritmético. Con un simple análisis de números mostrará la intensidad del primer poder en comparación sobre el segundo" (Sandbach, F. 1978).
Posteriormente, Paul Erlich estableció su posición Neo-Malthusiana con base en una ecuación en la que relaciona el impacto ambiental de la población como función del tamaño de la población y el impacto percápita. Con esta aproximación, Erlich estableció que los impactos pueden variar en poblaciones según los impactos individuales. En este planteamiento, más que tratar de hacer una demostración sobre las implicaciones de población vs. recursos, tratamos de dilucidar los planteamientos antiquísimos sobre el uso y disponibilidad de los recursos, que han servido de base de análisis para el diseño de modelos de crecimiento y de desarrollo, y recientemente del desarrollo sustentable. Estos planteamientos, en el fondo, siguen siendo discutidos dialécticamente, hoy bajo los mismos argumentos que el siglo pasado. Sin embargo, hoy se sabe mucho más de la realidad que vivimos y del riesgo al que nos exponemos. Otras propuestas al respecto fueron planteados por David Ricardo hace varias décadas con enfoques economistas, Los Límites del Crecimiento por del Club de Roma en los setenta, y la nueva propuesta de hoy el Desarrollo Sustentable que se publica en los noventa. En todos los casos la dialéctica ha sido la economía y la ecología, las visiones economicistas y conservacionistas, que han tratado de evidenciar la dificultad de transitar hacia el futuro con una población creciente permanentemente y, una disponibilidad reducida o limitada, tanto de recursos naturales como de su capacidad de reproducción (Sandbach, F., 1978). Podríamos apuntar que no solo las visiones han definido el camino sobre el uso de recursos, sino que hay mucho de peso, en el nivel del conocimiento sobre el uso de dichos recursos y la manera de consumo.
De igual manera debemos apuntar que bajo otra terminología, la idea del desarrollo sustentable, ha sido planteada en otros tiempos y que, únicamente ha estado en la discusión del terreno ideológico y la preponderancia del poder que han impulsado el desarrollo evolutivamente. El concepto que surge como una nueva visión del mundo, sobre todo a partir de la llegada del hombre a la luna, y más aún cuando logra tomar fotos de la tierra y se ve por primera vez como es nuestro planeta,3 ocurre una reflexión global que da pie al análisis crítico de las condiciones de vida.
Lo anterior cobra relevancia, sobre todo, al dimensionar la problemática en varios aspectos como el crecimiento demográfico, las condiciones de salud de un alto porcentaje de la población, las condiciones de vida de la población y la relación tierra-hombre-ambiente. Estas condiciones dieron origen a una nueva reflexión sobre la naturaleza de la tierra, vista como el único ser con vida y las posibilidades de alcanzar el caos si las condiciones no se modifican sustancialmente.
Por esas fechas surge una nueva ideología de tipo ambiental. Dicha ideología está basada en los eventos que la sociedad ha desempeñado dentro de un marco de reflexión sobre las condiciones de calidad de vida y calidad de los recursos naturales. Sobresale como ya se dijo anteriormente, una reflexión primaria de la imagen terrestre. En 1969 cuando por primera vez se toma una foto desde fuera al planeta tierra se tiene una noción distinta; su tamaño, su apariencia, "el planeta azul" como se le llamó, surge la necesidad de reflexionar sobre la capacidad que dicho espacio, donde solamente ocurre la vida, tiene para el desarrollo de las generaciones humanas. De igual manera e igualmente reciente, es la publicación de un análisis de las condiciones ambientales que elaboró el Club de Roma denominado "Los limites del crecimiento" (1972). Este documento reflejó en primer instancia el inminente riesgo acerca de la disponibilidad de recursos, la capacidad de carga4 de la tierra para soportar más seres vivos y, la potencialidad del riesgo que ocasiona el desarrollo de la humanidad y los demás seres vivos. Este documento cuestionó de manera principal el análisis sobre el crecimiento poblacional relacionado con el crecimiento económico y el deterioro del ambiente. A su vez, este documento promovió reacciones controversiales, sobre todo en los países desarrollados, debido a que se encontró que muchos de los efectos adversos que estaban presentes han sido ocasionados por el modelo de desarrollo que se ha llevado a cabo. Conjuntamente a estos eventos, surge la inquietud de varias naciones por institucionalizar el análisis que sobre el tema del desarrollo-ambiente aparece con mayor fuerza.
Algunos antecedentes al respecto se pueden recordar como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano se llevó a cabo en Estocolmo en agosto de 1972. Unos años antes, en 1968, una organización privada, el Club de Roma publica Los Límites del Crecimiento. En 1982 el primer Programa de la Naciones Unidas sobre Medio Ambiente, que se funda en 1973 y aparece hecho realidad en Nairobi en 1982. Mas recientemente, cinco años después, se publica el documento resultado de la Conferencia de Estocolmo llamado Informe Bruntland en reconocimiento a la primer ministro noruega. En 1992 la Cumbre de Río. En 1995 la cumbre de Copenhague, en 1997 Rio+5 y hoy en el 2000 estamos aún en el debate, sin propuesta clara sobre las dimensiones que debe tener el desarrollo sustentable.
De la Conferencia de Estocolmo, a la que declinaron asistir los países del bloque soviético y China, surgió el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este organismo promovió, en especial entre los países en desarrollo, la conveniencia de definir su propia problemática ambiental y ofreció apoyo técnico para estudios y formación de recursos humanos, así como para solucionar problemas concretos y de carácter general. El PNUMA fue también de los primeros en asumir ideas nuevas, por ejemplo, la del ecodesarrollo, que al fin llevaron al concepto del desarrollo sustentable. Aun así, en 1984 se apreció que el adelanto mundial en las políticas ambientales había sido más bien modesto. En 1987 las Naciones Unidas constituyeron la Comisión Mundial del Medio Ambiente y el Desarrollo, encabezada por la primera ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland, e integrada por personalidades de todas las regiones del planeta, para hacer un nuevo examen general de la problemática. Después de tres años de estudios, con base en consultas en todos los continentes, a todos los niveles, se dio a conocer el informe titulado Nuestro Futuro Común (Comisión Mundial del Medio Ambiente y el Desarrollo/Comisión Brundtland), Nuestro Futuro Común, 1987), que fue el fundamento para convocar la Conferencia de las Naciones sobre Medio Ambiente y Desarrollo (la Cumbre de Río) en junio de 1992.
Mediante los mecanismos de las Naciones Unidas se prepararon proyectos de convenciones sobre cambio climático, protección de la biodiversidad, protección y revalorización de los bosques y control de la erosión y destrucción de los suelos. De estos temas se desprendió la elaboración de un documento denominado Agenda 21 que contiene recomendaciones negociadas y consensadas sobre política ambiental y desarrollo sustentable en escalas mundial, regional y local. En todos estos preparativos participaron numerosas organizaciones no gubernamentales y académicas. El desarrollo sustentable supone, entre muchos otros aspectos, el pleno respeto al ambiente y economizar en el uso de los recursos naturales, incluidos la energía de origen fósil (la más contaminante de las fuentes de energía disponibles en la actualidad), el agua, los suelos, los océanos y la atmósfera, así como la protección de la biodiversidad. Cabe hacer notar que la Agenda 21 contiene un capítulo referente al empleo de instrumentos económicos a precios reales, impuestos ecológicos, incentivos financieros y fiscales, mecanismos de emisión de permisos comerciables y otras medidas como complemento de la reglamentación en que se habían basado desde los años setenta y siguen basándose las políticas ambientales en la mayoría de los países.5
Parte 1 |
Parte 2 |
Parte 3 |
Parte 4
Pagina Anterior
|