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LA POLÍTICA DE SEGURIDAD DE LOS ESTADOS UNIDOS Y SUS REPERCUSIONES ECONÓMICAS EN LA FRONTERA NORTE
Víctor Manuel López Álvarez
1. Los sucesos del 11 de septiembre de 2001 y el cambio de prioridades de la agenda binacional de México-Estados Unidos.
En este ensayo se ventilan algunas reflexiones en torno a la política de seguridad de los Estados Unidos, particularmente en lo referente a las medidas adoptadas como consecuencia de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, y de las implicaciones que desde el punto de vista económico han tenido sobre la frontera norte de México.
Los trágicos sucesos de ese día produjeron cambios en la economía de Estados Unidos, en sus prioridades políticas internas y externas, y en su manera de ver el mundo; además pusieron de relieve el papel estratégico de las fronteras de Estados Unidos en la seguridad nacional.
En un sesudo artículo publicado en mayo de 2002, John Bailey sostenía que tradicionalmente los Estados Unidos se han inclinado por subdividir los asuntos en relación con México en una serie de cuatro "canastas", cuyo orden de importancia para dicho país ha sido más o menos el siguiente: comercio y finanzas, migración, justicia (especialmente drogas) y la frontera; pero que ahora Estados Unidos colocaba en la mesa de las negociaciones una quinta canasta: el asunto de la "seguridad de la patria" ("homeland security"). 1
De acuerdo con Bailey, "el objetivo de manejar canastas separadas es proteger la relación bilateral en su conjunto; esto es, evitar que los problemas de un tema determinado 'contaminen' otra área de asuntos" ; una estrategia que, en su opinión, en ocasiones ha provocado frustración entre políticos y analistas mexicanos, "quienes podrían preferir los acuerdos en paquete que vinculan un tópico de un área con otra y por lo tanto generan un mayor dividendo en general para México" (lo cual, por cierto, nos recuerda la noción un tanto imprecisa- expresada de manera por demás pintoresca en "spanglish" como la "whole enchilada", muy socorrida hasta hace poco por el Presidente Vicente Fox Quesada y, sobre todo, por su anterior Secretario de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda Gutman).
En relación con el enfoque de las canastas al que alude Bailey, estimamos que:
a) Las cuestiones de seguridad nacional de los Estados Unidos (la nueva canasta) no solamente han pasado al primer plano, sino que han "contaminado" de manera muy significativa a los demás temas de la agenda binacional.
b) La canasta de los asuntos fronterizos se ha desplazado hacia un segundo lugar en importancia dentro del espectro de las cinco canastas. Y es en la región "transfronteriza" de ambos países donde se presenta con más fuerza la "contaminación" de los demás aspectos por el de seguridad nacional. Acaso, por razones naturalmente estratégicas, esta "contaminación" en la frontera siempre ha existido, pues las razones se antojan obvias: guerras de México y Estados Unidos del Siglo XIX, Primera Guerra Mundial, Segunda Guerra Mundial, guerra "fría", etcétera; lo que sucede es que la "guerra" contra el terrorismo, por sus propias características, hace que las medidas de seguridad en una frontera tan larga (de alrededor de 3, 200 Km) y tan porosa, tengan necesariamente que extenderse e intensificarse.
En un día, el fatídico 11 de septiembre, el sentimiento prevaleciente a favor de la migración y del libre comercio dio un viraje de 180 grados. Antes de esa fecha, el "Plan de Trabajadores Huéspedes" propuesto por el Presidente George W. Bush era la iniciativa de reforma más importante en la agenda binacional. Durante una visita a la Casa Blanca, justamente 6 días antes de los atentados terroristas, parecía que el Presidente de México, Vicente Fox Quesada, y el Presidente Bush estaban muy cerca de lograr un acuerdo migratorio a través del cual se daría permiso para trabajar en los Estados Unidos a alrededor de 4 millones de mexicanos "no autorizados" que vivían en dicho país.2
Ahora bien, no es lo mismo un enfoque binacional (con todo y las asimetrías), privilegiado por las autoridades federales de ambos países, que un enfoque regional "transfronterizo" (también, con todo y las asimetrías, que en muchos aspectos son menores; aunque más bien puede hablarse de convergencias) que prima entre las autoridades estatales y locales en los estados, municipios y condados fronterizos.
En un informe elaborado a principios de enero de 2002, por los integrantes de la Mesa Agropecuaria de Trabajo de la Conferencia de Gobernadores Fronterizos (Border Governors' Conference), en el marco de las tareas previas a la XX Conferencia de los Gobernadores Fronterizos, la cual se llevó a cabo en Phoenix, Arizona, el 21 y 22 de junio del mismo año, se afirma que: "para los residentes de la frontera que cruzan de ida y vuelta diariamente para ir al trabajo, de compras o a la escuela, el otro lado de la frontera puede significar el otro lado de la calle; así, interesados en preservar tanto la máxima seguridad como la salud socioeconómica única de la región fronteriza, los Estados Unidos deben cerrar sus puertas, pero sus vecinos de confianza deben conservar la llave." . 3
En la "Declaración Conjunta" de la XX Conferencia, los gobernadores postulan la consideración de que: "la región fronteriza México-Estados Unidos es una de las más dinámicas del mundo, donde la frontera no es una línea que divide a nuestros países, sino un lazo que nos une e invita a trabajar juntos por un beneficio mutuo", y que "las condiciones actuales del orden internacional han potenciado el rol estratégico de la región fronteriza, uniendo a los Estados para cooperar más que nunca y lograr así una mayor seguridad y eficiencia en la frontera".
En 1980 se llevó a cabo en Ciudad Juárez, Chihuahua, México la primera Conferencia de Gobernadores Fronterizos para comenzar así un proceso formal de comunicación entre los diez estados fronterizos de México y los Estados Unidos, a saber: Arizona, California, Nuevo México, Texas, Baja California, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sonora y Tamaulipas; desde entonces se han realizado 22 Conferencias. Generalmente, una conferencia se realiza cada año, alternativamente en los Estados Unidos y México. Desde 1980, esta organización ha realizado esfuerzos conjuntos tratando asuntos muy relevantes sobre la frontera.
La XX Conferencia se organizó de acuerdo con las siete áreas temáticas que definieron las mesas de trabajo, que en orden alfabético fueron: agricultura y ganadería, cruces fronterizos, desarrollo económico, educación, medio ambiente, salud y turismo. Cabe hacer notar que en las dos siguientes Conferencias, la XXI (celebrada en Chihuahua, Chihuahua, el 7 y 8 de agosto de 2003) y la XXII (que tuvo verificativo el 9 y 10 de agosto de 2004 en Santa Fe, Nuevo México) se incluyeron dos temas adicionales, a saber: seguridad fronteriza y energía.4
En varios estudios se refiere que la cuestión económica ocupa un lugar fundamental en la agenda fronteriza. Dicha agenda abarca, ciertamente una amplia variedad de asuntos: desde la migración hasta el comercio, pasando por inversión, transportes, ambiente, energía, narcotráfico y, más recientemente, energía, las implicaciones económicas de estos asuntos son evidentes, y el caso del más estricto control fronterizo y las pérdidas económicas todavía por cuantificar para ambos países, en especial para México, son un ejemplo. 5
Una investigación que lleva a cabo el Departamento de Economía del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, señala que la región norte de México pasa por una serie de retos en torno a los siguientes temas: 6
- Crecimiento económico y dinámica demográfica.
- Apertura económica e integración.
- Inversión extranjera directa.
- Industria maquiladora.
- Infraestructura y servicios públicos.
- Recursos naturales (en especial agua) y energía.
- Financiamiento público y privado para el desarrollo.
- Relaciones con el exterior, sobre todo con Estados Unidos.
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