"Una visión espiritual de la frontera de Estados Unidos y México"*



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"Una visión espiritual de la frontera de Estados Unidos y México"*


Daniel G. Groody

Estuve enfermo y me cuidaste

La enfermedad es un estilo de vida para muchos migrantes a lo largo de la frontera. La mayoría no están acostumbrados al trauma físico que requiere la jornada y el rudo terreno. El cactus, mesquite y otros árboles filosos les ocasionan cortadas y los terrenos causan luxaciones y fracturas. Aparte de esto, los migrantes son vulnerables a las criaturas venenosas como los escorpiones y víboras de cascabel. Los migrantes tratan de protegerse de éstos cubriéndose con ajo durante la noche para poder dormir sobre el suelo del desierto. Las heridas en el desierto pueden ser fatales ya que los "coyotes" muchas veces dejan a los miembros débiles y a los lastimados del grupo aunque les ocasione la muerte. Las enfermedades más serias resultan de las altas temperaturas que exceden los 120 grados Fahrenheit en la sombra. Dichas condiciones los llevan a la deshidratación, les ocasiona debilidad en el puso, vómito y diarrea. Los deshidratados sufren de calambres en las piernas, brazos y abdomen, empiezan a sufrir de dolor de cabeza, mareos y confusión. El cuerpo comienza a perder la posibilidad de enfriarse y si no se le trata el migrante puede perder el conocimiento. Después de cuatro días en el calor del desierto Cesar habló sobre lo enfermo que estaba: "No podía escuchar bien. Empecé a oír un zumbido en mis oídos y estaba mareado. Mi boca estaba seca, hasta el punto de no tener saliva. .. No podía probar ni el agua verde que teníamos. Mi visión era borrosa. Todos se veían pálidos. Mis manos y pies no tenían sensación. Las ampollas en mis pies eran tan grandes que no podía sentirlas más. Empezaron los dolores de cabeza y podía sentir que mi corazón latía cada vez mas lento. Todo era borroso, como si pasara en cámara lenta. Mi nariz comenzó a sangrar y mi garganta se cerro. Yo pensé, esto es todo, aquí es donde voy a morir. Ya no tenía mas fuerza de Dios y por milagro encontré fuerza para continuar.

Cesar comentó que esta experiencia le dio una nueva apreciación por la historia de la tentación de Jesús en el desierto (Mateo 4: 1-11): Quizás la más grande tentación era resignarme y darme por vencido, permitirme morir en el desierto. Hubiera sido más fácil hacer eso, pero veía las caras de mis hijos y eso me dio la fuerza para seguir adelante y seguir luchando sin darme por vencido. Entre tanto sufrimiento es un milagro escuchar que para los migrantes en lugar de pensar en su dolor le dan gracias a Dios por el regalo de la vida, a pesar de que éste sea amenazado de muchas maneras.

Estuve encarcelado y me visitaste

Es la búsqueda de pan que impulsa a los migrantes a cruzar la frontera y trágicamente es esta búsqueda que los convierte en criminales. A pesar de que la ley natural los motiva a proveer para sus familias, la ley de los Estados Unidos los procesa por hacerlo. Cuando a ellos se les agarra la patrulla fronteriza, se les lleva a los centros de detención de inmigración en donde se les toman las huellas digitales, se procesan, detienen y luego son deportados a su lugar de origen. Cuando regresan son aun más pobres que cuando se fueron y siguen atrapados entre la presión de la pobreza y el peligro de cruzar la frontera nuevamente. Mas allá de los riesgos de encarcelamiento físico, muchos migrantes se ven presos por los muchos estereotipos que los hacen perder su valor como seres humanos. Desde el 11 de Septiembre de 2001 las distinciones entre narcotraficantes, terroristas y migrantes se han perdido a pesar de que ninguno de los terroristas involucrados en los ataques entraron por la frontera sur y la mayoría entraron a los Estados Unidos por algún medio legal. Es muy fácil que los migrantes Mexicanos sean sujetos al racismo, a la xenofobia y al nacionalismo ego centrista.

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Posted on

February 16, 2015