Pobreza y desigualdad en Tijuana



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POBREZA Y DESIGUALDAD SOCIAL EN TIJUANA


Benedicto Ruiz Vargas*
Patricia Aceves Calderón

4.2. Distribución del ingreso

      Por lo general, uno de los parámetros más importantes que se utilizan para medir la distribución o concentración de la riqueza es el grado de polarización del ingreso, en el que influyen variables tanto de carácter demográficas -estructura de edades de la población y tamaño de las familias-, como otras más relacionadas con el proceso de industrialización o crecimiento que ha tenido algún determinado país o región.

     Varios estudios en México han mostrado a lo largo del tiempo y utilizando distintos índices, cómo la concentración del ingreso ha sido una de las principales características del país, al margen incluso de las grandes transformaciones y periodos de crecimiento que ha registrado33. Esta tendencia se ha agudizado todavía más en los últimos años en el marco de los programas de ajuste económico que se han impulsado desde la década de los ochenta.

     En Tijuana esta variable ha sido poco atendida en su contexto de alto dinamismo, además de la deficiente información que existe al respecto. Sin embargo, la noción más extendida o difundida sobre la distribución del ingreso es como la siguiente: "Tijuana tiene una distancia considerablemente menor que la correspondiente a la nación o a sus principales ciudades, entre los más ricos y los más pobres, medida a partir de estadísticas sobre distribución del ingreso, en términos de índices de Gini"34. Es probable que esta situación haya sido cierta en años anteriores a los de 1980, o bien en comparación a otras grandes ciudades mexicanas, pero es justamente lo que se desdibuja cuando se ven los datos más cercanos, tanto en el tiempo como espacialmente.

     Antes de referirnos a esta información conviene destacar que el coeficiente de Gini es una medida de las diferencias en el ingreso y concentración del mismo y en donde el valor cero del índice significa equidad, mientras que el valor 1 (su valor máximo posible) indica una concentración mayor.

     Con un análisis de la información basada en la Encuesta Nacional de Empleo Urbano de 1987 y 1990 para las ciudades fronterizas de Tijuana, Ciudad Juárez, Matamoros, Nuevo Laredo y Monterrey, una reciente investigación de Blanca Delia Vázquez ilustra cómo Tijuana es uno de las ciudades con uno de los mayores índices de concentración del ingreso. La información no se refiere propiamente -nos dice la autora- a ingresos de los hogares, sino al ingreso promedio por hogar, considerando que al interior del mismo existe mínimo una persona ocupada que recibe algún tipo de remuneración.

      En la tabla siguiente puede observarse cómo en 1987 Tijuana presenta el mayor grado de concentración del ingreso, con un índice de 0.469918, seguido de Monterrey y Ciudad Juárez. Para 1990 la posición de Tijuana cambia en comparación con el resto de las ciudades fronterizas, pero sigue manteniéndose en un lugar destacado en sus índices de concentración, siendo más alto que el de 1987. En 1990 Nuevo Laredo ocupa el primer lugar, seguido de Monterrey y Tijuana con un índice de 0.475827. En realidad, "estas dos ciudades básicamente mantienen una tendencia al aumento de los índices de concentración"35.

Cuadro 9. Cálculo del índice de Gini para ciudades fronterizas. Resultados para 1987 y 1990.

Ciudad Índice de Gini
 19871990
Matamoros0.3672170.394992
Cd. Juárez0.4464290.415056
Tijuana0.4699180.475827
Monterrey0.4493210.496124
Nuevo Laredo0.3904250.584507

FUENTE: Cálculos con base en datos de ENEU 1987 y 1990. (Cuadro tomado de: Vázquez Blanca Delia. Niveles de Bienestar en la Frontera Norte de México: Cálculo de un índice de desarrollo. Tesis de Maestría. El Colegio de la Frontera Norte. 1996. p. 80).

     El mismo panorama se descubre cuando se analizan los datos -en este caso los de ingreso del XI Censo de Población de 1990- a nivel de los estados fronterizos. Los estados de Nuevo León, Chihuahua y Baja California aparecen como los estados con mayor nivel de concentración, correspondiendo a las ciudades de Monterrey y Tijuana, como se vio anteriormente. Aunque las formas de medición son distintas, estos niveles de concentración del ingreso resultan más altos que los calculados a nivel nacional para los años de 1984 y 1989, cuyos índices de Gini fueron de 0.429 y 0.469, respectivamente36.

Cuadro 10. Cálculo del índice de Gini para los estados fronterizos de México. Resultados. 1990.

ESTADOÍNDICE DE GINI
TAMAULIPAS0.48400
SONORA0.50646
COAHUILA0.54802
BAJA CALIFORNIA0.54925
CHIHUAHUA0.56444
NUEVO LEÓN0.57875

FUENTE: XI Censo General de Población 1990, para Estados Fronterizos. (Cuadro tomado de: Vázquez Blanca Delia. Niveles de Bienestar en la Frontera Norte de México: Cálculo de un índice de desarrollo. Tesis de Maestría. El Colegio de la Frontera Norte. 1996. p. 810).

     La Tijuana de las oportunidades y la igualdad, que se ha creado en el imaginario social a través de la historia, parece que ha empezado a desdibujarse durante el proceso de crisis que ha estado viviendo el país en las últimas décadas. Con un gran dinamismo económico, producto de su relación y vínculos con la economía de California y alta generación de empleos, la ciudad manifiesta ya estrangulamientos en su bienestar social, tornándose una ciudad más estratificada y desigual, incluso por encima de muchas otras del país.


4.3. Vivienda y servicios públicos

     Con todo lo anterior, es quizá en la vivienda y los servicios públicos donde más se manifiesta el deterioro social de una parte de la población de Tijuana, o bien donde cristaliza este proceso de desigualdad al que nos hemos referido.

      De acuerdo con la información de la siguiente tabla, de un total de 218,673 viviendas que había en 1994, el 40 por ciento estaba clasificada como de malas condiciones, las cuales cubrían una superficie de 9,961 has.; por el contrario, sólo el 10 y el 20 por ciento se consideraban como "muy buenas" y "buenas", respectivamente, abarcando las dos categorías un área de 7,470 hectáreas.

Cuadro 11. Clasificación de viviendas en Tijuana. 1994.

CLASIFICACIÓN%SUPERFICIE
(has.)
PoblaciónViviendas
Muy buena 10.0 2 490 94 685 21 867
Buena 20.0 4 980 189 371 43 734
Popular 26.0 6 474 246 183 56 855
Conjunto Habitacional 4.0 996 37 874 8 747
Mala 40.0 9 961 378 743 87 470
TOTAL 100.00 24 901 946 856 218 673

FUENTE: XIV Ayuntamiento de Tijuana. Programa de Desarrollo Urbano del centro de Tijuana. Tijuana, 1994. (Cuadro tomado de XIV Ayuntamiento. Plan Estratégico de Tijuana. 1994. p. 121).

     Respecto de los materiales predominantes, encontramos una evolución en la calidad de los mismos. Así, por ejemplo, mientras en 1960 el 57 por ciento de las viviendas tenía muros de madera, este porcentaje empieza a disminuir a partir de la siguiente década hasta llegar al 41.90 por ciento en 1990, según datos del INEGI. Lo mismo se observa para los materiales compuestos por bloque, ladrillo o tabique que cubre un poco más del cincuenta por ciento de las viviendas. Aunque significativos en su evolución, estos porcentajes nos muestran todavía que un gran número de viviendas están construidas con materiales considerados de baja calidad, como puede observarse en la siguiente tabla.

Cuadro 12. Vivienda. Materiales predominantes en muros.

MATERIAL1960 (%)1970 (%)1980 (%)1990 (%)
Bloque/ladrillo/tabique11.8243.7550.3453.8
Madera57.9146.0740.41.90
Adobe1.624.441.700.5
Otros materiales28.643.767.773.06
No especificado  -    -    -  0.69
Total100.00100.00100.00100.00

FUENTE: Para 1960, 1970 y 1980, SAHOPE Plan de Desarrollo Urbano 1984. Para 1990: INEGI. Gobierno del Estado. XV Ayuntamiento Tijuana. Cuaderno Estadístico Municipal. Tijuana, 1997.

     Lo mismo puede decirse para los materiales de techos y pisos con que cuentan las viviendas en Tijuana. En el siguiente cuadro se observa cómo en 1990, el 66.3 por ciento tenía techos de madera y sólo el 26.8 contaba con material de ladrillo o tabique. Las viviendas con techos de lámina o cartón realmente presentan un porcentaje poco relevante en el conjunto de las viviendas, pero quizá significativo desde el punto de vista de la dinámica económica de la ciudad y sus supuestos indicadores de bienestar social. Lo mismo se aplica para los materiales de pisos, en donde el 7.6 por ciento es de tierra.

Cuadro 13. Vivienda. Materiales de techos y pisos. 1990

MATERIAL DE TECHOSPORCENTAJE
Lámina de cartón2.3
palma, tejamanil, madera66.3
lámina de asbesto o metálica1.6
teja, losa de concreto0.20
tabique o ladrillo26.8
otros materiales2.0
No especificado0.8
TOTAL100.00
MATERIAL DE PISOSPORCENTAJE
Tierra7.6
Cemento o firme64.8
Madera, mosaico u
otros recubrimientos
26.8
No especificado0.70
TOTAL100.00

FUENTE: INEGI, Gobierno del Estado, XV Ayuntamiento Tijuana. Cuaderno Estadístico Municipal. Tijuana, 1997.

     Con respecto a los servicios de que dispone la vivienda, las condiciones de mejoramiento han sido más lentas que en otros renglones, como se puede apreciar -por ejemplo- en los rubros de agua potable y drenaje sanitario. Todavía en 1980, para no hablar de las décadas anteriores en que fue uno de los mayores problemas, el 72.1 por ciento de las viviendas contaba en su interior con agua potable y para 1995 -año para el que se dispone de información más confiable- el 17 por ciento carecía de este servicio. El problema es mayor en el servicio de drenaje sanitario, pues para 1990 sólo el 65 por ciento de las viviendas contaba con el mismo y, para 1995, alrededor del 20 por ciento no disponía de él. El servicio de energía eléctrica es el que ha evolucionado de manera más rápida, cubriendo para el último año de referencia el 95.9 por ciento del total de viviendas.

Cuadro 14. Vivienda. Disponibilidad de servicios de agua entubada, drenaje y energía eléctrica.

AÑOTOTAL
VIVIENDAS
AGUA
ENTUBADA
%DRENAJE
SANITARIO
%ENERGÍA
ELÉCTRICA
%
196032 52319 98761.514 62545.023 10571.0
197063 24440 44463.930 37948.052 54783.1
198096 83369 80972.161 73863.8 86 31189.1
1990161 338113 71270.5104 96565.0138 36985.8
1995232 690193 16483.0186 80480.3223 04095.9
1998S/D267 612S/D171 724S/DS/DS/D

FUENTE: Elaboración propia con base en datos de INEGI. Gobierno del Estado. XV Ayuntamiento de Tijuana. Cuaderno Estadístico Municipal. Tijuana Edo. De B. C. 1997, para los años 1960, 1970, 1980, 1990 y 1995. Los datos de 1998 se tomaron de XV Ayuntamiento Tijuana. Copladem. Tijuana Hoy. No. 7 Agua y Drenaje. 1998. S/D Sin datos.

     El grado de hacinamiento de las viviendas de Tijuana es otro de los factores que expresan con mucha claridad las condiciones de vida de una parte de la población (se consideran hacinadas las viviendas que sobrepasen de dos ocupantes por dormitorio). Para 1994, de las 218,673 viviendas que existían en la ciudad, el 12.7 por ciento tenían un índice de hacinamiento, el más alto del estado de Baja California37. El promedio de habitantes por vivienda, según información de INEGI, ha tendido a disminuir; pasando de 5.38 miembros en 1970 a 4.71 en 1980, 4.47 en 1990 y 4.2 para 1995. El número total de viviendas para este año fue de 234,579 y un promedio de habitantes de 987,657.

     Un problema muy grave en Tijuana, colateral a los anteriores, es la enorme desproporción que existe entre la producción de y la demanda, sobre todo la vivienda de carácter popular y de nivel medio. Según estimaciones de Produtsa, entre 1995 y 1998 la demanda de vivienda popular estaría en el orden de 17,221 unidades, la de nivel medio en 8,078 y la de interés social en una cifra de 20, 123 viviendas. En las proyecciones que hace este organismo para el periodo 2011-2013, la demanda de vivienda de interés social será de 31,658 y la popular alcanzará una cifra de 27,092 unidades para esos años. Cuadro 15. Demanda de vivienda por trienio. (1995-2013)

 TOTALRESIDENCIAL
MÁS DE 10 SM
MEDIA ENTRE
5 Y 10 SM
INTERÉS SOCIAL
ENTRE 2 Y 5 SM
POPULAR ENTRE
1 Y 2 SM
1995-2013339 86220 83356 757 14 382120 991
  6.116.741.635.6
1995-199848 3732 9658 07820 12317 221
1999- 200142 8642 6277 15817 83115 259
2002-200449 4803 3038 26320 58417 615
2005-200757 1153 5019 53823 76020 333
2008-201065 9284 04111 01027 42623 470
2011-201376 1024 66512 70931 65827 092

FUENTE: Cuadro tomado de: PRODUTSA Programa Parcial de Crecimiento de la Tercera Etapa del Río Tijuana. Tijuana, 1995

     La producción de vivienda, por el contrario, sigue un ritmo demasiado lento para la velocidad de la demanda de habitación que registra Tijuana dado su elevado crecimiento demográfico. A manera de ilustración, según fuentes oficiales la producción total de vivienda en el periodo 1990-1995 fue de 6,865 unidades, 4,483 generadas por el sector público y 2,382 por el sector privado. Si se considera que la demanda total de vivienda ascendió durante el mismo periodo a 15,913, "la producción anual representa un déficit de 9,042 unidades de suelo y vivienda por año (...) convirtiéndose Tijuana en el municipio con el porcentaje más bajo de atención a la demanda de suelo y vivienda"38.

Cuadro 16. Producción total 1990-1995 y déficit de suelo y vivienda al año 2 000.

TIPO DE ACCIÓNPÚBLICAPRIVADATOTALDEMANDA
TOTAL
DÉFICIT
ANUAL
DÉFICIT
2000
LOTES3 205 - 3 2055 4772 27211 360
VIVIENDA1 2782 3823 66010 4366 77033 870
SUMA4 4832 3826 86515 9139 04245 230

FUENTE: Gobierno del Estado. Cuadro tomado de XV Ayuntamiento Tijuana. Copladem. Plan Municipal de Desarrollo 1996-1998. p. 147 Cuadro 17. Producción de vivienda 1993-1995. Desarrolladores privados.

TIPO199319941995TOTALPROMEDIO
INTERÉS SOCIAL02 9141 3484 2621 421
MEDIO6134646541 731577
RESIDENCIAL971279291 153384
TOTAL7103 5052 9317 1462 382

FUENTE: Gobierno del Estado. Cuadro tomado de XV Ayuntamiento Tijuana. Copladem. Plan Municipal de Desarrollo 1996-1998. p. 147

     De acuerdo con información hemerográfica, Tijuana tiene actualmente un déficit de viviendas de 80 mil unidades, mientras que un organismo como INFONAVIT -uno de los principales productores de vivienda de carácter popular o de interés social- ofertó para 1998 una cantidad de 2,900 viviendas39. Si a esta información agregamos la mala calidad de las viviendas, el problema de la tenencia de la tierra y la falta de servicios públicos, además del déficit en la oferta de habitación, es fácil concluir que el problema de la vivienda en Tijuana es uno de los más urgentes de resolver. Quizá el panorama es distinto a la descripción que hizo Ricardo Garibay para los años setenta, pero varios de los factores determinantes que han contribuido a agudizar este fenómeno siguen persistiendo: falta de planificación y control en los usos del suelo, regulación de la oferta de tierra y control de precios para facilitar el acceso a los sectores con menores ingresos, legalización de la tenencia de la tierra y ampliación de la cobertura de servicios, entre otros muchos.

     El binomio más evidente que se puede observar en el conjunto de la información es, por un lado, el aumento del crecimiento demográfico de carácter social que registra Tijuana y, por otro, el incremento de la vivienda improvisada o de baja calidad de construcción que se produce por lo primero40. ¿Cuál es el periodo que permanece una familia promedio reacondicionando su principal hábitat en Tijuana, dadas sus condiciones laborales, de ingreso y localización espacial? Es difícil responder a esta pregunta, pero según nuestra información el conjunto de factores que ayudarían a explicar este proceso han sufrido profundos deterioros en los últimos años.


4.4. Vulnerabilidad y zonas de riesgo

     Las zonas de riesgo y peligro naturales en que se encuentran muchos asentamientos humanos en Tijuana es el cuarto factor que, en esta perspectiva, contribuye a agudizar las precarias condiciones de vida de cientos de familias tijuanenses. De acuerdo con las autoridades municipales de Protección Civil, existen 29 zonas de riesgo, en distintos grados, en la ciudad. Las zonas de alto riesgo corresponden a aquellas áreas con peligro de inundación, derrumbe o deslizamiento de tierra, encontrándose por lo general en cañones, laderas o riveras de arroyos. Las zonas de "mediano riesgo" se localizan en las riveras de arroyos, mientras que las de "bajo riesgo" se forman por los asentamientos ubicados en la parte alta de los arroyos con vivienda de materiales poco resistentes como cartón, madera y otros41.

Cuadro 18. Principales zonas de Alto riesgo en la ciudad de Tijuana

ZONAS COLONIAS
O SECTORES
DELEGACIONES
Cauce del Río Alamar Mesa de Otay
Cañones de las colonias   
 10 de MayoMesa de Otay
 Las TorresMesa de Otay
 Nido de las AguilasMesa de Otay
 InsurgentesMesa de Otay
Arroyo del Florido  
 Matamoros Centro La Presa
 Matamoros SurLa Presa
 Laderas del Cerro ColoradoLa Presa
Arroyos y Laderas  
 3 de OctubreLa Presa
 México LindoLa Presa
 Centenario 
 División del NorteLa Presa
 Cañón Rosario CastellanosLa Mesa
 La EsperanzaLa Mesa
 Lomas de la AmistadLa Mesa
 Laderas de CortezLa Mesa
 Camino VerdeLa Mesa
 Pedregal de Santa JuliaSan Antonio de los Buenos
 Cañón de las CarretasSan Antonio de los Buenos
 Divina ProvidenciaPlayas de Tijuana

NOTA: De acuerdo con Protección Civil, aparte de las mencionadas se consideran zonas de alto riesgo todas aquellas que se localicen en los cauces de los arroyos y en las laderas de cañones. FUENTE: Elaboración propia con base en: XV Ayuntamiento. Copladem. Tijuana Hoy. Edición Especial "El Niño". 1997.

     En un estudio reciente se afirma que más de la mitad de la superficie urbana de Tijuana tiene la posibilidad de sufrir riesgos de inundación, anegamiento, depositación o erosión-remoción en masa. Las áreas con riesgo de inundación ocupan principalmente las terrazas bajas en las márgenes del Río Tijuana y del Arroyo Alamar. Las zonas con riesgo de anegamiento se localizan en las mesas, como es el caso de la Mesa de Otay y las que se encuentran al oeste de la mancha urbana (la primera con uso del suelo de tipo residencial e industrial y las segundas con uso residencial); en riesgo de depositación se encuentra la terraza marina del fraccionamiento Playas de Tijuana y los lomeríos bajos, aledaños al Cerro Colorado. Por último, las zonas en riesgo de erosión-remoción en masa se ubican principalmente en las cañadas, la mayoría de ellas pobladas por asentamientos de tipo popular (Romo Aguilar, 1996:115).

     Dadas las características urbanas y topográficas de Tijuana, el asentamiento de la población en zonas de riesgo es heterogénea y no depende, necesariamente, de los niveles de ingreso y condición social. Esto por lo menos hasta años recientes. Sin embargo, a partir de su acelerado crecimiento urbano es cada vez más notoria y marcada la tendencia de que las zonas peligrosas sean ocupadas por los sectores sociales de menores recursos. Esto puede apreciarse, por ejemplo, en los mapas que hemos citado anteriormente, en donde existe una enorme coincidencia entre los bajos niveles de ingreso y la ocupación de zonas peligrosas o poco aptas para habitación.

     Los pobres, como es evidente, no eligen vivir en las zonas peligrosas de Tijuana. Esto ha sido el resultado, por una parte, de la ausencia de planificación en el crecimiento urbano y la especulación con la tierra, que encarece el precio de los terrenos y obstruye -a su vez- el ordenamiento; por otra, obedece al carácter excluyente que ha seguido este proceso de crecimiento urbano en Tijuana a partir de la últimas dos décadas, principalmente. La existencia de estos asentamientos responde -por lo tanto- a un proceso de exclusión originado en la dinámica del mercado y en el crecimiento de la ciudad, más que a una selección no condicionada de los habitantes, produciendo lo que en términos genéricos se ha dado en llamar los "cinturones de miseria" alrededor de la mancha urbana.

     Vivir en una zona de riesgo se convierte, para los pobres, en un círculo que aprisiona aún más sus condiciones de vida y limita sus posibilidades de desarrollo. No es lo mismo que en estas zonas se asienten las familias de altos o medianos ingresos, a que lo hagan quienes perciben salarios a nivel de subsistencia. Las familias en pobreza no sólo no disponen de recursos para construir la infraestructura y proteger sus habitaciones, sino que también tienen menos capacidad de respuesta ante la eventualidad de desastres de cualquier tipo. Fenómenos metereológicos como los de 1993 y 1998 en Tijuana evidencian con mucha claridad esta situación.

     Las zonas de riesgo habitadas por los pobres producen más efectos colaterales derivados de la falta de servicios y débil infraestructura, como la existencia de múltiples focos de contaminación. En ellas es común que proliferen enfermedades respiratorias, gastrointestinales y otro tipo de padecimientos producidos por la contaminación ambiental y del agua o desechos tóxicos, que impactan sobre todo a los niños y a los ancianos.

     Como se sabe, las enfermedades limitan la capacidad productiva de los individuos además de representar mermas adicionales en el ingreso por incurrir en los costos del tratamiento. Estos costos están representados por "la pérdida de horas-hombre por morbilidad y mortalidad", además de los gastos médicos para recuperar la salud (Muñoz Piña y Guevara Sanjinés,1997).

     Así, vivir en un barrio pobre o en una zona vulnerable a las contingencias ambientales, con empleos precarios y por lo tanto con ingresos reducidos, en habitaciones sin servicios y con materiales de baja calidad, pero además en un mercado con mayores niveles inflacionarios y cada vez más excluyente, es vivir en ese círculo de pobreza que parece acentuarse en Tijuana, afectando cada vez a mayor número de familias e individuos.

     A este círculo de creciente deterioro, algunos autores como Robert Chambers (1983) lo han denominado la "trampa de la privación", que es un concepto más amplio que el de la pobreza y se refiere a cinco factores que se relacionan intensamente y del cual es difícil escapar: a) la misma pobreza (insuficiencia de ingreso y disponibilidad de activos, ya sea en bienes o dinero), b) la debilidad física (desnutrición, salud deficiente, incapacidad física y fuerte dependencia al grupo de pertenencia), c) el aislamiento (lejanía física, carencia de educación, la ignorancia y la falta de acceso a servicios de información), d) la vulnerabilidad (tensión interna y externa, y peligro de volverse más pobre y carente de todo) y, e) la carencia de poder (powerlessness, término que significa la incapacidad y debilidad para enfrentar la explotación y las demandas de los poderosos)42. Privaciones que, en el ámbito cotidiano de la reproducción social, tienen el enorme potencial de trasmitirse de generación en generación.



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February 16, 2015