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POBREZA Y DESIGUALDAD SOCIAL EN TIJUANA
Benedicto Ruiz Vargas*
Patricia Aceves Calderón
4.2. Distribución del ingreso
Por lo general, uno de
los parámetros más importantes que se utilizan para medir la
distribución o concentración de la riqueza es el grado de polarización
del ingreso, en el que influyen variables tanto de carácter demográficas
-estructura de edades de la población y tamaño de las familias-, como
otras más relacionadas con el proceso de industrialización o crecimiento
que ha tenido algún determinado país o región.
Varios estudios en México han
mostrado a lo largo del tiempo y utilizando distintos índices, cómo la
concentración del ingreso ha sido una de las principales características
del país, al margen incluso de las grandes transformaciones y
periodos de crecimiento que ha registrado33.
Esta tendencia se ha agudizado todavía más en los últimos años en el
marco de los programas de ajuste económico que se han impulsado desde la
década de los ochenta.
En Tijuana esta variable ha sido
poco atendida en su contexto de alto dinamismo, además de la deficiente
información que existe al respecto. Sin embargo, la noción más extendida
o difundida sobre la distribución del ingreso es como la siguiente:
"Tijuana tiene una distancia considerablemente menor que la
correspondiente a la nación o a sus principales ciudades, entre los más
ricos y los más pobres, medida a partir de estadísticas sobre
distribución del ingreso, en términos de índices de Gini"34.
Es probable que esta situación haya sido cierta en años anteriores a
los de 1980, o bien en comparación a otras grandes ciudades mexicanas,
pero es justamente lo que se desdibuja cuando se ven los datos más
cercanos, tanto en el tiempo como espacialmente.
Antes de referirnos a esta
información conviene destacar que el coeficiente de Gini es una medida
de las diferencias en el ingreso y concentración del mismo y en donde el
valor cero del índice significa equidad, mientras que el valor 1 (su
valor máximo posible) indica una concentración mayor.
Con un análisis de la información
basada en la Encuesta Nacional de Empleo Urbano de 1987 y 1990 para las
ciudades fronterizas de Tijuana, Ciudad Juárez, Matamoros, Nuevo Laredo y
Monterrey, una reciente investigación de Blanca Delia Vázquez ilustra
cómo Tijuana es uno de las ciudades con uno de los mayores índices de
concentración del ingreso. La información no se refiere propiamente -nos
dice la autora- a ingresos de los hogares, sino al ingreso promedio por
hogar, considerando que al interior del mismo existe mínimo una persona
ocupada que recibe algún tipo de remuneración.
En la tabla siguiente puede observarse cómo en 1987 Tijuana presenta el
mayor grado de concentración del ingreso, con un índice de 0.469918,
seguido de Monterrey y Ciudad Juárez. Para 1990 la posición de Tijuana
cambia en comparación con el resto de las ciudades fronterizas, pero
sigue manteniéndose en un lugar destacado en sus índices de
concentración, siendo más alto que el de 1987. En 1990 Nuevo Laredo
ocupa el primer lugar, seguido de Monterrey y Tijuana con un índice de
0.475827. En realidad, "estas dos ciudades básicamente mantienen una
tendencia al aumento de los índices de concentración"35.
Cuadro 9. Cálculo del índice de Gini para ciudades fronterizas. Resultados para 1987 y 1990.
Ciudad | Índice de Gini |
| 1987 | 1990 |
Matamoros | 0.367217 | 0.394992 |
Cd. Juárez | 0.446429 | 0.415056 |
Tijuana | 0.469918 | 0.475827 |
Monterrey | 0.449321 | 0.496124 |
Nuevo Laredo | 0.390425 | 0.584507 |
FUENTE: Cálculos con base en
datos de ENEU 1987 y 1990. (Cuadro tomado de: Vázquez Blanca Delia.
Niveles de Bienestar en la Frontera Norte de México: Cálculo de un
índice de desarrollo. Tesis de Maestría. El Colegio de la Frontera
Norte. 1996. p. 80).
El mismo panorama se descubre
cuando se analizan los datos -en este caso los de ingreso del XI Censo
de Población de 1990- a nivel de los estados fronterizos. Los estados de
Nuevo León, Chihuahua y Baja California aparecen como los estados con
mayor nivel de concentración, correspondiendo a las ciudades de
Monterrey y Tijuana, como se vio anteriormente. Aunque las formas de
medición son distintas, estos niveles de concentración del ingreso
resultan más altos que los calculados a nivel nacional para los años de
1984 y 1989, cuyos índices de Gini fueron de 0.429 y 0.469,
respectivamente36.
Cuadro 10. Cálculo del índice de Gini para los estados fronterizos de México. Resultados. 1990.
ESTADO | ÍNDICE DE GINI |
TAMAULIPAS | 0.48400 |
SONORA | 0.50646 |
COAHUILA | 0.54802 |
BAJA CALIFORNIA | 0.54925 |
CHIHUAHUA | 0.56444 |
NUEVO LEÓN | 0.57875 |
FUENTE: XI Censo General de
Población 1990, para Estados Fronterizos. (Cuadro tomado de: Vázquez
Blanca Delia. Niveles de Bienestar en la Frontera Norte de México:
Cálculo de un índice de desarrollo. Tesis de Maestría. El Colegio de la
Frontera Norte. 1996. p. 810).
La Tijuana de las oportunidades y
la igualdad, que se ha creado en el imaginario social a través de la
historia, parece que ha empezado a desdibujarse durante el proceso de
crisis que ha estado viviendo el país en las últimas décadas. Con un
gran dinamismo económico, producto de su relación y vínculos con la
economía de California y alta generación de empleos, la ciudad
manifiesta ya estrangulamientos en su bienestar social, tornándose una
ciudad más estratificada y desigual, incluso por encima de muchas otras
del país.
4.3. Vivienda y servicios públicos
Con todo lo anterior, es quizá en
la vivienda y los servicios públicos donde más se manifiesta el
deterioro social de una parte de la población de Tijuana, o bien donde
cristaliza este proceso de desigualdad al que nos hemos referido.
De acuerdo con la información de la siguiente tabla, de un total de
218,673 viviendas que había en 1994, el 40 por ciento estaba clasificada
como de malas condiciones, las cuales cubrían una superficie de 9,961
has.; por el contrario, sólo el 10 y el 20 por ciento se consideraban
como "muy buenas" y "buenas", respectivamente, abarcando las dos
categorías un área de 7,470 hectáreas.
Cuadro 11. Clasificación de viviendas en Tijuana. 1994.
CLASIFICACIÓN | % | SUPERFICIE (has.) |
Población | Viviendas |
Muy buena | 10.0 | 2 490 | 94 685 | 21 867 |
Buena | 20.0 | 4 980 | 189 371 | 43 734 |
Popular | 26.0 | 6 474 | 246 183 | 56 855 |
Conjunto Habitacional | 4.0 | 996 | 37 874 | 8 747 |
Mala | 40.0 | 9 961 | 378 743 | 87 470 |
TOTAL | 100.00 | 24 901 | 946 856 | 218 673 |
FUENTE: XIV Ayuntamiento
de Tijuana. Programa de Desarrollo Urbano del centro de Tijuana.
Tijuana, 1994. (Cuadro tomado de XIV Ayuntamiento. Plan Estratégico de
Tijuana. 1994. p. 121).
Respecto de los materiales
predominantes, encontramos una evolución en la calidad de los mismos.
Así, por ejemplo, mientras en 1960 el 57 por ciento de las viviendas
tenía muros de madera, este porcentaje empieza a disminuir a partir de
la siguiente década hasta llegar al 41.90 por ciento en 1990, según
datos del INEGI. Lo mismo se observa para los materiales compuestos por
bloque, ladrillo o tabique que cubre un poco más del cincuenta por
ciento de las viviendas. Aunque significativos en su evolución, estos
porcentajes nos muestran todavía que un gran número de viviendas están
construidas con materiales considerados de baja calidad, como puede
observarse en la siguiente tabla.
Cuadro 12. Vivienda. Materiales predominantes en muros.
MATERIAL | 1960 (%) | 1970 (%) | 1980 (%) | 1990 (%) |
Bloque/ladrillo/tabique | 11.82 | 43.75 | 50.34 | 53.8 |
Madera | 57.91 | 46.07 | 40. | 41.90 |
Adobe | 1.62 | 4.44 | 1.70 | 0.5 |
Otros materiales | 28.64 | 3.76 | 7.77 | 3.06 |
No especificado | - | - | - | 0.69 |
Total | 100.00 | 100.00 | 100.00 | 100.00 |
FUENTE: Para 1960, 1970 y
1980, SAHOPE Plan de Desarrollo Urbano 1984. Para 1990: INEGI. Gobierno
del Estado. XV Ayuntamiento Tijuana. Cuaderno Estadístico Municipal.
Tijuana, 1997.
Lo mismo puede decirse para los
materiales de techos y pisos con que cuentan las viviendas en Tijuana.
En el siguiente cuadro se observa cómo en 1990, el 66.3 por ciento tenía
techos de madera y sólo el 26.8 contaba con material de ladrillo o
tabique. Las viviendas con techos de lámina o cartón realmente presentan
un porcentaje poco relevante en el conjunto de las viviendas, pero
quizá significativo desde el punto de vista de la dinámica económica de
la ciudad y sus supuestos indicadores de bienestar social. Lo mismo se
aplica para los materiales de pisos, en donde el 7.6 por ciento es de
tierra.
Cuadro 13. Vivienda. Materiales de techos y pisos. 1990
MATERIAL DE TECHOS | PORCENTAJE |
Lámina de cartón | 2.3 |
palma, tejamanil, madera | 66.3 |
lámina de asbesto o metálica | 1.6 |
teja, losa de concreto | 0.20 |
tabique o ladrillo | 26.8 |
otros materiales | 2.0 |
No especificado | 0.8 |
TOTAL | 100.00 |
|
MATERIAL DE PISOS | PORCENTAJE |
Tierra | 7.6 |
Cemento o firme | 64.8 |
Madera, mosaico u otros recubrimientos | 26.8 |
No especificado | 0.70 |
TOTAL | 100.00 |
FUENTE: INEGI, Gobierno del Estado, XV Ayuntamiento Tijuana. Cuaderno Estadístico Municipal. Tijuana, 1997.
Con respecto a los servicios de
que dispone la vivienda, las condiciones de mejoramiento han sido más
lentas que en otros renglones, como se puede apreciar -por ejemplo- en
los rubros de agua potable y drenaje sanitario. Todavía en 1980, para no
hablar de las décadas anteriores en que fue uno de los mayores
problemas, el 72.1 por ciento de las viviendas contaba en su interior
con agua potable y para 1995 -año para el que se dispone de información
más confiable- el 17 por ciento carecía de este servicio. El problema es
mayor en el servicio de drenaje sanitario, pues para 1990 sólo el 65
por ciento de las viviendas contaba con el mismo y, para 1995, alrededor
del 20 por ciento no disponía de él. El servicio de energía eléctrica
es el que ha evolucionado de manera más rápida, cubriendo para el último
año de referencia el 95.9 por ciento del total de viviendas.
Cuadro 14. Vivienda. Disponibilidad de servicios de agua entubada, drenaje y energía eléctrica.
AÑO | TOTAL VIVIENDAS | AGUA ENTUBADA | % | DRENAJE SANITARIO | % | ENERGÍA ELÉCTRICA | % |
1960 | 32 523 | 19 987 | 61.5 | 14 625 | 45.0 | 23 105 | 71.0 |
1970 | 63 244 | 40 444 | 63.9 | 30 379 | 48.0 | 52 547 | 83.1 |
1980 | 96 833 | 69 809 | 72.1 | 61 738 | 63.8 | 86 311 | 89.1 |
1990 | 161 338 | 113 712 | 70.5 | 104 965 | 65.0 | 138 369 | 85.8 |
1995 | 232 690 | 193 164 | 83.0 | 186 804 | 80.3 | 223 040 | 95.9 |
1998 | S/D | 267 612 | S/D | 171 724 | S/D | S/D | S/D |
FUENTE: Elaboración propia con
base en datos de INEGI. Gobierno del Estado. XV Ayuntamiento de
Tijuana. Cuaderno Estadístico Municipal. Tijuana Edo. De B. C. 1997,
para los años 1960, 1970, 1980, 1990 y 1995. Los datos de 1998 se
tomaron de XV Ayuntamiento Tijuana. Copladem. Tijuana Hoy. No. 7 Agua y
Drenaje. 1998.
S/D Sin datos.
El grado de hacinamiento de las
viviendas de Tijuana es otro de los factores que expresan con mucha
claridad las condiciones de vida de una parte de la población (se
consideran hacinadas las viviendas que sobrepasen de dos ocupantes por
dormitorio). Para 1994, de las 218,673 viviendas que existían en la
ciudad, el 12.7 por ciento tenían un índice de hacinamiento, el más alto
del estado de Baja California37. El
promedio de habitantes por vivienda, según información de INEGI, ha
tendido a disminuir; pasando de 5.38 miembros en 1970 a 4.71 en 1980,
4.47 en 1990 y 4.2 para 1995. El número total de viviendas para este año
fue de 234,579 y un promedio de habitantes de 987,657.
Un problema muy grave en Tijuana,
colateral a los anteriores, es la enorme desproporción que existe entre
la producción de
y la demanda, sobre todo la vivienda de carácter popular y de nivel
medio. Según estimaciones de Produtsa, entre 1995 y 1998 la demanda de
vivienda popular estaría en el orden de 17,221 unidades, la de nivel
medio en 8,078 y la de interés social en una cifra de 20, 123 viviendas.
En las proyecciones que hace este organismo para el periodo 2011-2013,
la demanda de vivienda de interés social será de 31,658 y la popular
alcanzará una cifra de 27,092 unidades para esos años.
Cuadro 15. Demanda de vivienda por trienio. (1995-2013)
| TOTAL | RESIDENCIAL MÁS DE 10 SM | MEDIA ENTRE 5 Y 10 SM | INTERÉS SOCIAL ENTRE 2 Y 5 SM | POPULAR ENTRE 1 Y 2 SM |
1995-2013 | 339 862 | 20 833 | 56 757 | 14 382 | 120 991 |
| | 6.1 | 16.7 | 41.6 | 35.6 |
1995-1998 | 48 373 | 2 965 | 8 078 | 20 123 | 17 221 |
1999- 2001 | 42 864 | 2 627 | 7 158 | 17 831 | 15 259 |
2002-2004 | 49 480 | 3 303 | 8 263 | 20 584 | 17 615 |
2005-2007 | 57 115 | 3 501 | 9 538 | 23 760 | 20 333 |
2008-2010 | 65 928 | 4 041 | 11 010 | 27 426 | 23 470 |
2011-2013 | 76 102 | 4 665 | 12 709 | 31 658 | 27 092 |
FUENTE: Cuadro tomado de: PRODUTSA Programa Parcial de Crecimiento de la Tercera Etapa del Río Tijuana. Tijuana, 1995
La producción de vivienda, por el
contrario, sigue un ritmo demasiado lento para la velocidad de la
demanda de habitación que registra Tijuana dado su elevado crecimiento
demográfico. A manera de ilustración, según fuentes oficiales la
producción total de vivienda en el periodo 1990-1995 fue de 6,865
unidades, 4,483 generadas por el sector público y 2,382 por el sector
privado. Si se considera que la demanda total de vivienda ascendió
durante el mismo periodo a 15,913, "la producción anual representa un
déficit de 9,042 unidades de suelo y vivienda por año (...)
convirtiéndose Tijuana en el municipio con el porcentaje más bajo de
atención a la demanda de suelo y vivienda"38.
Cuadro 16. Producción total 1990-1995 y déficit de suelo y vivienda al año 2 000.
TIPO DE ACCIÓN | PÚBLICA | PRIVADA | TOTAL | DEMANDA TOTAL | DÉFICIT ANUAL | DÉFICIT 2000 |
LOTES | 3 205 | - | 3 205 | 5 477 | 2 272 | 11 360 |
VIVIENDA | 1 278 | 2 382 | 3 660 | 10 436 | 6 770 | 33 870 |
SUMA | 4 483 | 2 382 | 6 865 | 15 913 | 9 042 | 45 230 |
FUENTE: Gobierno del Estado. Cuadro tomado de XV Ayuntamiento Tijuana. Copladem. Plan Municipal de Desarrollo 1996-1998. p. 147
Cuadro 17. Producción de vivienda 1993-1995. Desarrolladores privados.
TIPO | 1993 | 1994 | 1995 | TOTAL | PROMEDIO |
INTERÉS SOCIAL | 0 | 2 914 | 1 348 | 4 262 | 1 421 |
MEDIO | 613 | 464 | 654 | 1 731 | 577 |
RESIDENCIAL | 97 | 127 | 929 | 1 153 | 384 |
TOTAL | 710 | 3 505 | 2 931 | 7 146 | 2 382 |
FUENTE: Gobierno del Estado. Cuadro tomado de XV Ayuntamiento Tijuana. Copladem. Plan Municipal de Desarrollo 1996-1998. p. 147
De acuerdo con información
hemerográfica, Tijuana tiene actualmente un déficit de viviendas de 80
mil unidades, mientras que un organismo como INFONAVIT -uno de los
principales productores de vivienda de carácter popular o de interés
social- ofertó para 1998 una cantidad de 2,900 viviendas39.
Si a esta información agregamos la mala calidad de las viviendas, el
problema de la tenencia de la tierra y la falta de servicios públicos,
además del déficit en la oferta de habitación, es fácil concluir que el
problema de la vivienda en Tijuana es uno de los más urgentes de
resolver. Quizá el panorama es distinto a la descripción que hizo
Ricardo Garibay para los años setenta, pero varios de los factores
determinantes que han contribuido a agudizar este fenómeno siguen
persistiendo: falta de planificación y control en los usos del suelo,
regulación de la oferta de tierra y control de precios para facilitar el
acceso a los sectores con menores ingresos, legalización de la tenencia
de la tierra y ampliación de la cobertura de servicios, entre otros
muchos.
El binomio más evidente que se
puede observar en el conjunto de la información es, por un lado, el
aumento del crecimiento demográfico de carácter social que registra
Tijuana y, por otro, el incremento de la vivienda improvisada o de baja
calidad de construcción que se produce por lo primero40.
¿Cuál es el periodo que permanece una familia promedio
reacondicionando su principal hábitat en Tijuana, dadas sus condiciones
laborales, de ingreso y localización espacial? Es difícil responder a
esta pregunta, pero según nuestra información el conjunto de factores
que ayudarían a explicar este proceso han sufrido profundos deterioros
en los últimos años.
4.4. Vulnerabilidad y zonas de riesgo
Las zonas de riesgo y peligro
naturales en que se encuentran muchos asentamientos humanos en Tijuana
es el cuarto factor que, en esta perspectiva, contribuye a agudizar las
precarias condiciones de vida de cientos de familias tijuanenses. De
acuerdo con las autoridades municipales de Protección Civil, existen 29
zonas de riesgo, en distintos grados, en la ciudad. Las zonas de alto
riesgo corresponden a aquellas áreas con peligro de inundación, derrumbe
o deslizamiento de tierra, encontrándose por lo general en cañones,
laderas o riveras de arroyos. Las zonas de "mediano riesgo" se localizan
en las riveras de arroyos, mientras que las de "bajo riesgo" se forman
por los asentamientos ubicados en la parte alta de los arroyos con
vivienda de materiales poco resistentes como cartón, madera y otros41.
Cuadro 18. Principales zonas de Alto riesgo en la ciudad de Tijuana
ZONAS | COLONIAS O SECTORES | DELEGACIONES |
Cauce del Río Alamar | | Mesa de Otay |
Cañones de las colonias | | |
| 10 de Mayo | Mesa de Otay |
| Las Torres | Mesa de Otay |
| Nido de las Aguilas | Mesa de Otay |
| Insurgentes | Mesa de Otay |
Arroyo del Florido | | |
| Matamoros Centro | La Presa |
| Matamoros Sur | La Presa |
| Laderas del Cerro Colorado | La Presa |
Arroyos y Laderas | | |
| 3 de Octubre | La Presa |
| México Lindo | La Presa |
| Centenario | |
| División del Norte | La Presa |
| Cañón Rosario Castellanos | La Mesa |
| La Esperanza | La Mesa |
| Lomas de la Amistad | La Mesa |
| Laderas de Cortez | La Mesa |
| Camino Verde | La Mesa |
| Pedregal de Santa Julia | San Antonio de los Buenos |
| Cañón de las Carretas | San Antonio de los Buenos |
| Divina Providencia | Playas de Tijuana |
NOTA: De acuerdo con
Protección Civil, aparte de las mencionadas se consideran zonas de alto
riesgo todas aquellas que se localicen en los cauces de los arroyos y en
las laderas de cañones.
FUENTE: Elaboración propia con base en: XV Ayuntamiento. Copladem.
Tijuana Hoy. Edición Especial "El Niño". 1997.
En un estudio reciente se afirma
que más de la mitad de la superficie urbana de Tijuana tiene la
posibilidad de sufrir riesgos de inundación, anegamiento, depositación o
erosión-remoción en masa. Las áreas con riesgo de inundación ocupan
principalmente las terrazas bajas en las márgenes del Río Tijuana y del
Arroyo Alamar. Las zonas con riesgo de anegamiento se localizan en las
mesas, como es el caso de la Mesa de Otay y las que se encuentran al
oeste de la mancha urbana (la primera con uso del suelo de tipo
residencial e industrial y las segundas con uso residencial); en riesgo
de depositación se encuentra la terraza marina del fraccionamiento
Playas de Tijuana y los lomeríos bajos, aledaños al Cerro Colorado. Por
último, las zonas en riesgo de erosión-remoción en masa se ubican
principalmente en las cañadas, la mayoría de ellas pobladas por
asentamientos de tipo popular (Romo Aguilar, 1996:115).
Dadas las características urbanas y
topográficas de Tijuana, el asentamiento de la población en zonas de
riesgo es heterogénea y no depende, necesariamente, de los niveles de
ingreso y condición social. Esto por lo menos hasta años recientes. Sin
embargo, a partir de su acelerado crecimiento urbano es cada vez más
notoria y marcada la tendencia de que las zonas peligrosas sean ocupadas
por los sectores sociales de menores recursos. Esto puede apreciarse,
por ejemplo, en los mapas que hemos citado anteriormente, en donde
existe una enorme coincidencia entre los bajos niveles de ingreso y la
ocupación de zonas peligrosas o poco aptas para habitación.
Los pobres, como es evidente, no
eligen vivir en las zonas peligrosas de Tijuana. Esto ha sido el
resultado, por una parte, de la ausencia de planificación en el
crecimiento urbano y la especulación con la tierra, que encarece el
precio de los terrenos y obstruye -a su vez- el ordenamiento; por otra,
obedece al carácter excluyente que ha seguido este proceso de
crecimiento urbano en Tijuana a partir de la últimas dos décadas,
principalmente. La existencia de estos asentamientos responde -por lo
tanto- a un proceso de exclusión originado en la dinámica del mercado y
en el crecimiento de la ciudad, más que a una selección no condicionada
de los habitantes, produciendo lo que en términos genéricos se ha dado
en llamar los "cinturones de miseria" alrededor de la mancha urbana.
Vivir en una zona de riesgo se
convierte, para los pobres, en un círculo que aprisiona aún más sus
condiciones de vida y limita sus posibilidades de desarrollo. No es lo
mismo que en estas zonas se asienten las familias de altos o medianos
ingresos, a que lo hagan quienes perciben salarios a nivel de
subsistencia. Las familias en pobreza no sólo no disponen de recursos
para construir la infraestructura y proteger sus habitaciones, sino que
también tienen menos capacidad de respuesta ante la eventualidad de
desastres de cualquier tipo. Fenómenos metereológicos como los de 1993 y
1998 en Tijuana evidencian con mucha claridad esta situación.
Las zonas de riesgo habitadas por
los pobres producen más efectos colaterales derivados de la falta de
servicios y débil infraestructura, como la existencia de múltiples focos
de contaminación. En ellas es común que proliferen enfermedades
respiratorias, gastrointestinales y otro tipo de padecimientos
producidos por la contaminación ambiental y del agua o desechos tóxicos,
que impactan sobre todo a los niños y a los ancianos.
Como se sabe, las enfermedades
limitan la capacidad productiva de los individuos además de representar
mermas adicionales en el ingreso por incurrir en los costos del
tratamiento. Estos costos están representados por "la pérdida de
horas-hombre por morbilidad y mortalidad", además de los gastos médicos
para recuperar la salud (Muñoz Piña y Guevara Sanjinés,1997).
Así, vivir en un barrio pobre o en
una zona vulnerable a las contingencias ambientales, con empleos
precarios y por lo tanto con ingresos reducidos, en habitaciones sin
servicios y con materiales de baja calidad, pero además en un mercado
con mayores niveles inflacionarios y cada vez más excluyente, es vivir
en ese círculo de pobreza que parece acentuarse en Tijuana, afectando
cada vez a mayor número de familias e individuos.
A este círculo de creciente
deterioro, algunos autores como Robert Chambers (1983) lo han denominado
la "trampa de la privación", que es un concepto más amplio que el de la
pobreza y se refiere a cinco factores que se relacionan intensamente y
del cual es difícil escapar: a) la misma pobreza (insuficiencia de
ingreso y disponibilidad de activos, ya sea en bienes o dinero), b) la
debilidad física (desnutrición, salud deficiente, incapacidad física y
fuerte dependencia al grupo de pertenencia), c) el aislamiento (lejanía
física, carencia de educación, la ignorancia y la falta de acceso a
servicios de información), d) la vulnerabilidad (tensión interna y
externa, y peligro de volverse más pobre y carente de todo) y, e) la
carencia de poder (powerlessness, término que significa la incapacidad y
debilidad para enfrentar la explotación y las demandas de los
poderosos)42. Privaciones que, en el
ámbito cotidiano de la reproducción social, tienen el enorme potencial
de trasmitirse de generación en generación.
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