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 Participantes
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 POBREZA Y DESIGUALDAD SOCIAL EN TIJUANA Benedicto Ruiz Vargas*
 Patricia Aceves Calderón
 4.2. Distribución del ingreso       Por lo general, uno de
  los parámetros más importantes que se utilizan  para medir la
  distribución o concentración de la riqueza es el grado de polarización
  del ingreso, en el que influyen variables tanto de carácter demográficas
  -estructura de edades de la población y tamaño de las familias-, como
  otras más relacionadas con el proceso de industrialización o crecimiento
  que ha tenido algún determinado país o región.
  
 Varios estudios en México  han
  mostrado a lo largo del tiempo y utilizando distintos índices, cómo la
  concentración del ingreso ha sido una de las principales características
  del país,  al margen incluso  de las grandes transformaciones y
  periodos de crecimiento que ha registrado33.
  Esta tendencia se ha agudizado todavía más en los últimos años en el
  marco de los programas de ajuste económico que se han impulsado desde la
  década de los ochenta.
 
 En Tijuana esta variable ha sido
  poco atendida en su contexto de alto dinamismo, además de la deficiente
  información que existe al respecto. Sin embargo, la noción más extendida
  o difundida sobre la distribución del ingreso es como la siguiente:
  "Tijuana tiene una distancia considerablemente menor que la
  correspondiente a la nación o a sus principales ciudades, entre los más
  ricos y los más pobres, medida a partir de estadísticas sobre
  distribución del ingreso, en términos de índices de Gini"34.
  Es probable que esta situación haya sido cierta en años anteriores a
  los de 1980, o bien en comparación a otras grandes ciudades mexicanas,
  pero es justamente lo que se desdibuja cuando se ven los datos más
  cercanos, tanto en el tiempo como espacialmente.
 
 Antes de referirnos a esta
  información conviene destacar que el coeficiente de Gini es una medida
  de las diferencias en el ingreso y concentración del mismo y en donde el
  valor cero del índice significa equidad, mientras que el valor 1 (su
  valor máximo posible) indica una concentración mayor.
 
 Con un análisis de la información
  basada en la Encuesta Nacional de Empleo Urbano de 1987 y 1990 para las
  ciudades fronterizas de Tijuana, Ciudad Juárez, Matamoros, Nuevo Laredo y
  Monterrey, una reciente investigación de Blanca Delia Vázquez ilustra
  cómo Tijuana es uno de las ciudades con uno de los mayores índices de
  concentración del ingreso. La información no se refiere propiamente -nos
  dice la autora- a ingresos de los hogares, sino al ingreso promedio por
  hogar, considerando que al interior del mismo existe mínimo una persona
  ocupada que recibe algún tipo de remuneración.
 
 En la tabla siguiente puede observarse cómo en 1987 Tijuana presenta el
  mayor grado de concentración del ingreso, con un índice de 0.469918,
  seguido de Monterrey y Ciudad Juárez.  Para 1990 la posición de Tijuana
  cambia en comparación con el resto de las ciudades fronterizas, pero
  sigue manteniéndose en un lugar destacado en sus índices de
  concentración, siendo más alto que el de 1987. En 1990 Nuevo Laredo
  ocupa el primer lugar, seguido de Monterrey y Tijuana con un índice de
  0.475827. En realidad, "estas dos ciudades básicamente mantienen una
  tendencia al aumento de los índices de concentración"35.
 
 Cuadro 9.	Cálculo del índice de Gini para ciudades fronterizas. Resultados para 1987 y 1990.
 
  | Ciudad | Índice de Gini |  |  | 1987 | 1990 |  | Matamoros | 0.367217 | 0.394992 |  | Cd. Juárez | 0.446429 | 0.415056 |  | Tijuana | 0.469918 | 0.475827 |  | Monterrey | 0.449321 | 0.496124 |  | Nuevo Laredo | 0.390425 | 0.584507 |  FUENTE: Cálculos con base en
  datos de ENEU 1987 y 1990. (Cuadro tomado de: Vázquez Blanca Delia.
  Niveles de Bienestar en la Frontera Norte de México: Cálculo de un
  índice de desarrollo. Tesis de Maestría. El Colegio de la Frontera
  Norte. 1996. p. 80).
  
 El mismo panorama se descubre
  cuando se analizan los datos -en este caso los de ingreso del XI Censo
  de Población de 1990- a nivel de los estados fronterizos. Los estados de
  Nuevo León, Chihuahua y Baja California aparecen como los estados con
  mayor nivel de concentración, correspondiendo a las ciudades de
  Monterrey y Tijuana, como se vio anteriormente. Aunque las formas de
  medición son distintas, estos niveles de concentración del ingreso
  resultan más altos que los calculados a nivel nacional para los años de
  1984 y 1989, cuyos índices de Gini fueron de 0.429 y 0.469,
  respectivamente36.
 
 Cuadro 10.	Cálculo del índice de Gini para los estados fronterizos de México. Resultados. 1990.
 
  | ESTADO | ÍNDICE DE GINI |  | TAMAULIPAS | 0.48400 |  | SONORA | 0.50646 |  | COAHUILA | 0.54802 |  | BAJA CALIFORNIA | 0.54925 |  | CHIHUAHUA | 0.56444 |  | NUEVO LEÓN | 0.57875 |  FUENTE: XI Censo General de
  Población 1990, para Estados Fronterizos. (Cuadro tomado de: Vázquez
  Blanca Delia. Niveles de Bienestar en la Frontera Norte de México:
  Cálculo de un índice de desarrollo. Tesis de Maestría. El Colegio de la
  Frontera Norte. 1996. p. 810).
  
 La Tijuana de las oportunidades y
  la igualdad, que se ha creado en el imaginario social a través de la
  historia, parece que ha empezado a desdibujarse durante el proceso de
  crisis que ha estado viviendo el país en las últimas décadas. Con un
  gran dinamismo económico, producto de su relación y vínculos con la
  economía de California y alta generación de empleos, la ciudad
  manifiesta ya estrangulamientos en su bienestar social, tornándose una
  ciudad más estratificada y desigual, incluso por encima de muchas otras
  del país.
 
 4.3. Vivienda y servicios públicos
  
 Con todo lo anterior, es quizá en
  la vivienda y los servicios públicos donde más se manifiesta el
  deterioro social de una parte de la población de Tijuana, o bien donde
  cristaliza este proceso de desigualdad al que nos hemos referido.
 
 De acuerdo con la información de la siguiente tabla, de un total de
  218,673 viviendas que había en 1994, el 40 por ciento estaba clasificada
  como de malas condiciones, las cuales cubrían una superficie de 9,961
  has.; por el contrario, sólo el 10 y el 20 por ciento se consideraban
  como "muy buenas" y "buenas", respectivamente, abarcando las dos
  categorías un área de 7,470 hectáreas.
 
 Cuadro 11.	Clasificación de viviendas en Tijuana. 1994.
 
  | CLASIFICACIÓN | % | SUPERFICIE (has.)
 | Población | Viviendas |  | Muy buena | 10.0 | 2 490 | 94 685 | 21 867 |  | Buena | 20.0 | 4 980 | 189 371 | 43 734 |  | Popular | 26.0 | 6 474 | 246 183 | 56 855 |  | Conjunto Habitacional | 4.0 | 996 | 37 874 | 8 747 |  | Mala | 40.0 | 9 961 | 378 743 | 87 470 |  | TOTAL | 100.00 | 24 901 | 946 856 | 218 673 |  FUENTE: XIV Ayuntamiento
  de Tijuana. Programa de Desarrollo Urbano del centro de Tijuana.
  Tijuana, 1994. (Cuadro tomado de XIV Ayuntamiento. Plan Estratégico de
  Tijuana. 1994. p. 121).
  
 Respecto de los materiales
  predominantes, encontramos una evolución en la calidad de los mismos.
  Así, por ejemplo, mientras en 1960 el 57 por ciento de las viviendas
  tenía muros de madera, este porcentaje empieza a disminuir a partir de
  la siguiente década hasta llegar al 41.90 por ciento en 1990, según
  datos del INEGI. Lo mismo se observa para los materiales compuestos por
  bloque, ladrillo o tabique que cubre un poco más del cincuenta por
  ciento de las viviendas. Aunque significativos en su evolución, estos
  porcentajes nos muestran todavía que un gran número de viviendas están
  construidas con materiales considerados de baja calidad, como puede
  observarse en la siguiente tabla.
 
 Cuadro 12.	Vivienda. Materiales predominantes en muros.
 
  | MATERIAL | 1960 (%) | 1970 (%) | 1980 (%) | 1990 (%) |  | Bloque/ladrillo/tabique | 11.82 | 43.75 | 50.34 | 53.8 |  | Madera | 57.91 | 46.07 | 40. | 41.90 |  | Adobe | 1.62 | 4.44 | 1.70 | 0.5 |  | Otros materiales | 28.64 | 3.76 | 7.77 | 3.06 |  | No especificado | - | - | - | 0.69 |  | Total | 100.00 | 100.00 | 100.00 | 100.00 |  FUENTE: Para 1960, 1970 y
  1980, SAHOPE Plan de Desarrollo Urbano 1984.  Para 1990: INEGI. Gobierno
  del Estado. XV Ayuntamiento Tijuana. Cuaderno Estadístico Municipal.
  Tijuana, 1997.
  
 Lo mismo puede decirse para los
  materiales de techos y pisos con que cuentan las viviendas en Tijuana.
  En el siguiente cuadro se observa cómo en 1990, el 66.3 por ciento tenía
  techos de madera y sólo el 26.8 contaba con material de ladrillo o
  tabique. Las viviendas con techos de lámina o cartón realmente presentan
  un porcentaje poco relevante en el conjunto de las viviendas, pero
  quizá significativo desde el punto de vista de la dinámica económica de
  la ciudad y sus supuestos indicadores de bienestar social. Lo mismo se
  aplica para los materiales de pisos, en donde el 7.6 por ciento es de
  tierra.
 
 Cuadro 13.	Vivienda. Materiales de techos y pisos. 1990
 
  | MATERIAL DE TECHOS | PORCENTAJE |  | Lámina de cartón | 2.3 |  | palma, tejamanil, madera | 66.3 |  | lámina de asbesto o metálica | 1.6 |  | teja, losa de concreto | 0.20 |  | tabique o ladrillo | 26.8 |  | otros materiales | 2.0 |  | No especificado | 0.8 |  | TOTAL | 100.00 |  |
 |
 | MATERIAL DE PISOS | PORCENTAJE |  | Tierra | 7.6 |  | Cemento o firme | 64.8 |  | Madera, mosaico u otros recubrimientos
 | 26.8 |  | No especificado | 0.70 |  | TOTAL | 100.00 |  FUENTE: INEGI, Gobierno del Estado, XV Ayuntamiento Tijuana. Cuaderno Estadístico Municipal. Tijuana, 1997.
  
 Con respecto a los servicios de
  que dispone la vivienda, las condiciones de mejoramiento han sido más
  lentas que en otros renglones, como se puede apreciar -por ejemplo- en
  los rubros de agua potable y drenaje sanitario. Todavía en 1980, para no
  hablar de las décadas anteriores en que fue uno de los mayores
  problemas, el 72.1 por ciento de las viviendas contaba en su interior
  con agua potable y para 1995 -año para el que se dispone de información
  más confiable- el 17 por ciento carecía de este servicio. El problema es
  mayor en el servicio de drenaje sanitario, pues para 1990 sólo el 65
  por ciento de las viviendas contaba con el mismo y, para 1995, alrededor
  del 20 por ciento no disponía de él. El servicio de energía eléctrica
  es el que ha evolucionado de manera más rápida, cubriendo para el último
  año de referencia el 95.9 por ciento del total de viviendas.
 
 Cuadro 14.	Vivienda. Disponibilidad de servicios de agua entubada, drenaje y energía eléctrica.
 
  | AÑO | TOTAL VIVIENDAS
 | AGUA ENTUBADA
 | % | DRENAJE SANITARIO
 | % | ENERGÍA ELÉCTRICA
 | % |  | 1960 | 32 523 | 19 987 | 61.5 | 14 625 | 45.0 | 23 105 | 71.0 |  | 1970 | 63 244 | 40 444 | 63.9 | 30 379 | 48.0 | 52 547 | 83.1 |  | 1980 | 96 833 | 69 809 | 72.1 | 61 738 | 63.8 | 86 311 | 89.1 |  | 1990 | 161 338 | 113 712 | 70.5 | 104 965 | 65.0 | 138 369 | 85.8 |  | 1995 | 232 690 | 193 164 | 83.0 | 186 804 | 80.3 | 223 040 | 95.9 |  | 1998 | S/D | 267 612 | S/D | 171 724 | S/D | S/D | S/D |  FUENTE: Elaboración propia con
  base en datos de INEGI. Gobierno del Estado. XV Ayuntamiento de
  Tijuana. Cuaderno Estadístico Municipal. Tijuana Edo. De B. C. 1997,
  para los años 1960, 1970, 1980, 1990 y 1995. Los datos de 1998 se
  tomaron de XV Ayuntamiento Tijuana. Copladem. Tijuana Hoy. No. 7 Agua y
  Drenaje. 1998.
  S/D Sin datos.
  
 El grado de hacinamiento de las
  viviendas de Tijuana es otro de los factores que expresan con mucha
  claridad las condiciones de vida de una parte de la población (se
  consideran hacinadas las viviendas que sobrepasen de dos ocupantes por
  dormitorio). Para 1994, de las 218,673 viviendas que existían  en la
  ciudad, el 12.7 por ciento tenían un índice de hacinamiento, el más alto
  del estado de Baja California37.  El
  promedio de habitantes por vivienda, según información de INEGI, ha
  tendido a disminuir; pasando de 5.38 miembros en 1970 a 4.71 en 1980,
  4.47 en 1990 y 4.2 para 1995. El número total de viviendas para este año
  fue de 234,579 y un promedio de habitantes de 987,657.
 
 Un problema muy grave en Tijuana,
  colateral a los anteriores, es la enorme desproporción que existe entre
  la producción de
  y la demanda, sobre todo la vivienda de carácter popular y de nivel
  medio. Según estimaciones de Produtsa, entre 1995 y 1998 la demanda de
  vivienda popular estaría en el orden de 17,221 unidades, la de nivel
  medio en 8,078 y la de interés social en una cifra de 20, 123 viviendas.
  En las proyecciones que hace este organismo para el periodo 2011-2013,
  la demanda de vivienda de interés social será de 31,658 y la popular
  alcanzará una cifra de 27,092 unidades para esos años.
  Cuadro 15.	Demanda de vivienda por trienio. (1995-2013)
 
  |  | TOTAL | RESIDENCIAL MÁS DE 10 SM
 | MEDIA ENTRE 5  Y 10 SM
 | INTERÉS SOCIAL ENTRE 2 Y 5 SM
 | POPULAR ENTRE 1 Y 2 SM
 |  | 1995-2013 | 339 862 | 20 833 | 56 757 | 14 382 | 120 991 |  |  |  | 6.1 | 16.7 | 41.6 | 35.6 |  | 1995-1998 | 48 373 | 2 965 | 8 078 | 20 123 | 17 221 |  | 1999- 2001 | 42 864 | 2 627 | 7 158 | 17 831 | 15 259 |  | 2002-2004 | 49 480 | 3 303 | 8 263 | 20 584 | 17 615 |  | 2005-2007 | 57 115 | 3 501 | 9 538 | 23 760 | 20 333 |  | 2008-2010 | 65 928 | 4 041 | 11 010 | 27 426 | 23 470 |  | 2011-2013 | 76 102 | 4 665 | 12 709 | 31 658 | 27 092 |  FUENTE: Cuadro tomado de: PRODUTSA Programa Parcial de Crecimiento de la Tercera Etapa del Río Tijuana. Tijuana, 1995
  
 La producción de vivienda, por el
  contrario, sigue un ritmo demasiado lento para la velocidad de la
  demanda de habitación que registra Tijuana dado su elevado crecimiento
  demográfico. A manera de ilustración, según fuentes oficiales la
  producción total de vivienda en el periodo 1990-1995 fue de 6,865
  unidades, 4,483 generadas por el sector público y 2,382 por el sector
  privado. Si se considera que la demanda total de vivienda ascendió
  durante el mismo periodo a 15,913, "la producción anual representa un
  déficit de 9,042 unidades de suelo y vivienda por año (...)
  convirtiéndose Tijuana en el municipio con el porcentaje más bajo de
  atención a la demanda de suelo y vivienda"38.
 
 Cuadro 16.	Producción total 1990-1995 y déficit de suelo y vivienda al año 2 000.
 
  
  | TIPO DE ACCIÓN | PÚBLICA | PRIVADA | TOTAL | DEMANDA TOTAL
 | DÉFICIT ANUAL
 | DÉFICIT 2000
 |  | LOTES | 3 205 | - | 3 205 | 5 477 | 2 272 | 11 360 |  | VIVIENDA | 1 278 | 2 382 | 3 660 | 10 436 | 6 770 | 33 870 |  | SUMA | 4 483 | 2 382 | 6 865 | 15 913 | 9 042 | 45 230 |  FUENTE: Gobierno del Estado. Cuadro tomado de XV Ayuntamiento Tijuana. Copladem. Plan Municipal de Desarrollo 1996-1998. p. 147
  Cuadro 17.	Producción de vivienda 1993-1995. Desarrolladores privados. 
  
  | TIPO | 1993 | 1994 | 1995 | TOTAL | PROMEDIO |  | INTERÉS SOCIAL | 0 | 2 914 | 1 348 | 4 262 | 1 421 |  | MEDIO | 613 | 464 | 654 | 1 731 | 577 |  | RESIDENCIAL | 97 | 127 | 929 | 1 153 | 384 |  | TOTAL | 710 | 3 505 | 2 931 | 7 146 | 2 382 |  FUENTE: Gobierno del Estado. Cuadro tomado de XV Ayuntamiento Tijuana. Copladem. Plan Municipal de Desarrollo 1996-1998. p. 147
  
 De acuerdo con información
  hemerográfica, Tijuana tiene actualmente un déficit de viviendas de 80
  mil unidades, mientras que un organismo como INFONAVIT -uno de los
  principales productores de vivienda de carácter popular o de interés
  social- ofertó para 1998 una cantidad de 2,900 viviendas39.
  Si a esta información agregamos la mala calidad de las viviendas, el
  problema de la tenencia de la tierra y la falta de servicios públicos,
  además del déficit en la oferta de habitación, es fácil concluir que el
  problema de la vivienda en Tijuana es uno de los más urgentes de
  resolver. Quizá el panorama es distinto a la descripción que hizo
  Ricardo Garibay para los años setenta, pero varios de los factores
  determinantes que han contribuido a agudizar este fenómeno siguen
  persistiendo: falta de planificación y control en los usos del suelo,
  regulación de la oferta de tierra y control de precios para facilitar el
  acceso a los sectores con menores ingresos, legalización de la tenencia
  de la tierra y ampliación de la cobertura de servicios, entre otros
  muchos.
 
 El binomio más evidente que se
  puede observar en el conjunto de la información es, por un lado, el
  aumento del crecimiento demográfico de carácter social que registra
  Tijuana y, por otro, el incremento de la vivienda improvisada o de baja
  calidad de construcción que se produce por lo primero40.
  ¿Cuál es el periodo que permanece una familia promedio
  reacondicionando su principal hábitat en Tijuana, dadas sus condiciones
  laborales, de ingreso y localización espacial? Es difícil responder a
  esta pregunta, pero según nuestra información el conjunto de factores
  que ayudarían a explicar este proceso han sufrido profundos deterioros
  en los últimos años.
 
 4.4. Vulnerabilidad y zonas de riesgo
  
 Las zonas de riesgo y peligro
  naturales en que se encuentran muchos asentamientos humanos en Tijuana
  es el cuarto factor que, en esta perspectiva, contribuye a agudizar las
  precarias condiciones de vida de cientos de familias tijuanenses. De
  acuerdo con las autoridades municipales de Protección Civil, existen 29
  zonas de riesgo, en distintos grados, en la ciudad. Las zonas de alto
  riesgo corresponden a aquellas áreas con peligro de inundación, derrumbe
  o deslizamiento de tierra, encontrándose por lo general en cañones,
  laderas o riveras de arroyos. Las zonas de "mediano riesgo" se localizan
  en las riveras de arroyos, mientras que las de "bajo riesgo" se forman
  por los asentamientos ubicados en la parte alta de los arroyos con
  vivienda de materiales poco resistentes como cartón, madera y otros41.
 
 Cuadro 18.	Principales zonas de Alto riesgo en la ciudad de Tijuana
 
  | ZONAS | COLONIAS O SECTORES
 | DELEGACIONES |  | Cauce del Río Alamar |  | Mesa de Otay |  | Cañones de las colonias |  |  |  |  | 10 de Mayo | Mesa de Otay |  |  | Las Torres | Mesa de Otay |  |  | Nido de las Aguilas | Mesa de Otay |  |  | Insurgentes | Mesa de Otay |  | Arroyo del Florido |  |  |  |  | Matamoros Centro | La Presa |  |  | Matamoros Sur | La Presa |  |  | Laderas del Cerro Colorado | La Presa |  | Arroyos y Laderas |  |  |  |  | 3 de Octubre | La Presa |  |  | México Lindo | La Presa |  |  | Centenario |  |  |  | División del Norte | La Presa |  |  | Cañón Rosario Castellanos | La Mesa |  |  | La Esperanza | La Mesa |  |  | Lomas de la Amistad | La Mesa |  |  | Laderas de Cortez | La Mesa |  |  | Camino Verde | La Mesa |  |  | Pedregal de Santa Julia | San Antonio de los Buenos |  |  | Cañón de las Carretas | San Antonio de los Buenos |  |  | Divina Providencia | Playas de Tijuana |  NOTA: De acuerdo con
  Protección Civil, aparte de las mencionadas se consideran zonas de alto
  riesgo todas aquellas que se localicen en los cauces de los arroyos y en
  las laderas de cañones.
  FUENTE: Elaboración propia con base en: XV Ayuntamiento. Copladem.
  Tijuana Hoy. Edición Especial "El Niño". 1997.
  
 En un estudio reciente se afirma
  que más de la mitad de la superficie urbana de Tijuana tiene la
  posibilidad de sufrir riesgos de inundación, anegamiento, depositación o
  erosión-remoción en masa. Las áreas con riesgo de inundación ocupan
  principalmente las terrazas bajas en las márgenes del Río Tijuana y del
  Arroyo Alamar. Las zonas con riesgo de anegamiento se localizan en las
  mesas, como es el caso de la Mesa de Otay y las que se encuentran al
  oeste de la mancha urbana (la primera con uso del suelo de tipo
  residencial e industrial y las segundas con uso residencial); en riesgo
  de depositación se encuentra la terraza marina del fraccionamiento
  Playas de Tijuana y los lomeríos bajos, aledaños al Cerro Colorado. Por
  último, las zonas en riesgo de erosión-remoción en masa se ubican
  principalmente en las cañadas, la mayoría de ellas pobladas por
  asentamientos de tipo popular (Romo Aguilar, 1996:115).
 
 Dadas las características urbanas y
  topográficas de Tijuana, el asentamiento de la población en zonas de
  riesgo es heterogénea y no depende, necesariamente, de los niveles de
  ingreso y condición social. Esto por lo menos hasta años recientes. Sin
  embargo, a partir de su acelerado crecimiento urbano es cada vez más
  notoria y marcada la tendencia de que las zonas peligrosas sean ocupadas
  por los sectores sociales de menores recursos. Esto puede apreciarse,
  por ejemplo, en los mapas que hemos citado anteriormente, en donde
  existe una enorme coincidencia entre los bajos niveles de ingreso y la
  ocupación de zonas peligrosas o poco aptas para habitación.
 
 Los pobres, como es evidente, no
  eligen vivir en las zonas peligrosas de Tijuana. Esto ha sido el
  resultado, por una parte, de la ausencia de planificación en el
  crecimiento urbano y la especulación con la tierra, que encarece el
  precio de los terrenos y obstruye -a su vez- el ordenamiento; por otra,
  obedece al carácter excluyente que ha seguido este proceso de
  crecimiento urbano en Tijuana a partir de la últimas dos décadas,
  principalmente. La existencia de estos asentamientos responde  -por lo
  tanto-  a un proceso de exclusión originado en la dinámica del mercado y
  en el crecimiento de la ciudad, más que a una selección no condicionada
  de los habitantes, produciendo lo que en términos genéricos se ha dado
  en llamar los "cinturones de miseria" alrededor de la mancha urbana.
 
 Vivir en una zona de riesgo se
  convierte, para los pobres, en un círculo que aprisiona aún más sus
  condiciones de vida y limita sus posibilidades de desarrollo. No es lo
  mismo que en estas zonas se asienten las familias de altos o medianos
  ingresos, a que lo hagan quienes perciben salarios a nivel de
  subsistencia. Las familias en pobreza no sólo no disponen de recursos
  para construir la infraestructura y proteger sus habitaciones, sino que
  también tienen menos capacidad de respuesta ante la eventualidad de
  desastres de cualquier tipo. Fenómenos metereológicos como los de 1993 y
  1998 en Tijuana evidencian con mucha claridad esta situación.
 
 Las zonas de riesgo habitadas por
  los pobres producen más efectos colaterales derivados de la falta de
  servicios y débil infraestructura, como la existencia de múltiples focos
  de contaminación. En ellas es común que proliferen enfermedades
  respiratorias, gastrointestinales y otro tipo de padecimientos
  producidos por la contaminación ambiental y del agua o desechos tóxicos,
  que impactan sobre todo a los niños y a los ancianos.
 
 Como se sabe, las enfermedades
  limitan la capacidad productiva de los individuos además de representar
  mermas adicionales en el ingreso por incurrir en los costos del
  tratamiento. Estos costos están representados por "la pérdida de
  horas-hombre por morbilidad y mortalidad", además de los gastos médicos
  para recuperar la salud (Muñoz Piña y Guevara Sanjinés,1997).
 
 Así, vivir en un barrio pobre o en
  una zona vulnerable a las contingencias ambientales, con empleos
  precarios y por lo tanto con ingresos reducidos, en habitaciones sin
  servicios y con materiales de baja calidad, pero además en un mercado
  con mayores niveles inflacionarios y cada vez más excluyente, es vivir
  en ese círculo de pobreza que parece acentuarse en Tijuana, afectando
  cada vez a mayor número de familias  e individuos.
 
 A este círculo de creciente
  deterioro, algunos autores como Robert Chambers (1983) lo han denominado
  la "trampa de la privación", que es un concepto más amplio que el de la
  pobreza y se refiere a cinco factores que se relacionan intensamente y
  del cual es difícil escapar: a) la misma pobreza (insuficiencia de
  ingreso y disponibilidad de activos, ya sea en bienes o dinero), b) la
  debilidad física (desnutrición, salud deficiente, incapacidad física y
  fuerte dependencia al grupo de pertenencia), c) el aislamiento (lejanía
  física, carencia de educación, la ignorancia y la falta de acceso a
  servicios de información), d) la vulnerabilidad (tensión interna y
  externa, y peligro de volverse más pobre y carente de todo) y, e) la
  carencia de poder (powerlessness, término que significa la incapacidad y
  debilidad para enfrentar la explotación y las demandas de los
  poderosos)42.  Privaciones que, en el
  ámbito cotidiano de la reproducción social, tienen el enorme potencial
  de trasmitirse de generación en generación.
 
 
 
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