Derechos Económicos Políticos y Sociales como Condición de Desarrollo.

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Derechos Económicos Políticos y Sociales como Condición de Desarrollo.

Mesa de Trabajo Coordinada por
Oscar A. Chávez

La globalización como proceso generador de desigualdades y excluyente por naturaleza misma, ha puesto de relieve al tema de los derechos humanos como condición de desarrollo que el capitalismo, como sistema económico, no tiene intención ni capacidad para satisfacer. En este sentido, toda evaluación del proceso de mundialización debe tener como referente el derecho de la persona (incluyendo el derecho al desarrollo), ya que el desarrollo no sólo es económico o material, sino que implica a toda la persona y por lo tanto, incluye todos sus derechos (económicos, políticos, culturales etc.). Es bajo ésta perspectiva que la globalización como proceso económico no ha tenido éxito en satisfacer equitativamente las necesidades de desarrollo de las personas y de los pueblos.
En este sentido, las condiciones económicas (macro y micro) deben analizarse por su efecto sobre el ser humano, por la capacidad efectiva para acceder al mercado, a la cultura, al poder, al desarrollo, al empleo,, a la felicidad, etc.
Bajo esta misma idea, debe reconsiderarse también el papel del propio Estado. Al ser minimizado por el neoliberalismo, ha empujado a las sociedades a una mayor participación. Pero finalmente el Estado habrá de recomponerse a partir de las nuevas sociedades, si es que la sociedaad misma recupera para sí los espacios de decisión y las formas de acceso al poder y de representación ante el Estado.
El contexto de mundialización, que es un proceso integrador peero que al mismo tiempo pone en evidencia la diversidad, es un espacio de oportunidades del que no resulta posible aislarse. Antes bien, nos permite buscar y vivir la diversidad, la multiculturalidad, sin sacrificio de la propia identidad que se refuerza ante el contraste. Paradójica resulta esta perspectiva que mientras el sistema económico es excluyente, la "aldea global" es incluyente en cuanto al universo de expresiones locales.
En el ámbito epistemológico, no sólo existe contrariedad en cuanto a la noción de lo que es el desarrollo sino también en la noción de los Derechos Humanos del hombre. Bajo una perspectiva, así como el modelo de desarrollo capitalista ha sido impuesto, también lo ha sido la manera de entender los derechos humanos (como un producto cultural de Occidente). Sin embargo, la multiculturalidad en la globalización favorece la formación de un entendimiento del modelo de desarrollo y del modelo de derechos humanos que sea incluyente de todas las visiones y todas las experiencias que suceden en los ámbitos locales y personales. Por otra parte, se reconoce la preocupación acerca de cuáles deben ser los espacios institucionales y en qué ámbito deben operar para la promoción de los Derechos Humanos; instituciones que representen efectivamente los intereses comunitarios. Sin embargo, la simple generación de instituciones no garantiza por sí sola los derechos de la persona, pues el sistema económico y sus implicaciones en lo político y lo ideológico, operan como condicionantes. Antes bien, la promoción y vivencia de los derechos humanos debe abarcar todas las actividades y espacios de convivencia de la persona, especialmente la familia.
La Universidad debe ser la institución desde donde se promuevan los Derechos Humanos, el espacio de crítica, de propuesta y de acción. Pero siempre y cuando en la misma universidad se democratice su toma de decisiones, se desconcentre la autoridad, se distribuya en forma justa el ingreso, se horizontalice su estructura, exista apertura al diálogo crítico con la sociedad y consigo misma, y se eviten los mesianismos y fundamentalismos de tipo ideológico.
La acción es fundamental. La adhesión del Estado a la Declaración de los Derechos del Hombre, al reconocimiento de los derechos de primera, segunda y tercera generación (derecho internacional humanitario) es condición necesaria pero no suficiente. Antes bien, la acción debe partir desde la propia experiencia de la persona, pues es en el hombre mismo donde debe darse el salto cualitativo hacia una sociedad más justa.

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