En Torno al Modelo Educativo Ignaciano



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En Torno al Modelo Educativo Ignaciano


Carlos Casas Martínez, s.j.

 En general, estamos a nivel de toda la Compañía, pienso, en la etapa de vivir la experiencia espiritual fundante de los Ejercicios Espirituales y en la producción de pensamiento que irá mostrando progresivamente el camino de la nueva cultura organizacional ignaciana. Desde una visión general, es obvio que hay grandes diferencias y niveles de una Provincia a otra y en las diversas universidades. Por el poco tiempo que llevo aquí en la UIA TIJUANA desconozco mucho de su situación real en este aspecto (tanto de la Universidad como del Bachillerato). De lo poco que ya tengo conocimiento creo que debemos empezar o continuar de manera más sistemática la experiencia de vivir los Ejercicios Espirituales en sus diferentes modalidades (en retiro, vida ordinaria, por etapas). Sin esta experiencia no puede seguirse adelante en el camino ignaciano. Los EE son la experiencia fundandante.

En cuanto a la fase de aplicación de las nuevas estructuras, en conjunto, no tenemos todavía algo significativo en las Universidades confiadas a la Compañía. Creo que en algunos Colegios de ciertas Provincias se ha implementado mejor pero estaríamos, creo, en una etapa inicial y me parece que su desarrollo bien puede durar los próximos diez años.

La visión ignaciana, pues, se constituye de tres elementos interactuantes: a) la experiencia fundante de los Ejercicios Espirituales, b) los escritos de Ignacio de Loyola (los Ejercicios, las Constituciones, las Cartas) y c) la tradición, concretamente la tradición pedagógica de la Compañía. La tradición, por su parte, se ha desarrollado con base en el principio ignaciano de "según tiempos, lugares y personas". En este sentido, la tradición ignaciana ha ido respondiendo a los retos que la cultura de los diversos siglos ha ido planteando y se ha realizado siempre procurando ser fiel a la visión y espiritualidad ignacianas. Esto la hace una tradición coherente y consistente con la visión ignaciana.

ALGUNAS CLAVES DE LA VISIÓN IGNACIANA ACTUAL.

Ante todo, es importante insistir que la primera clave ha sido la explicitación de la identidad ignaciana en nuestras propuestas educativas. Y esto se ha ido haciendo en todo el mundo. Ha sido tan importante este paso que incluso se le ha llamado un asumir la "cultura ignaciana".

Por "identidad ignaciana" entendemos, según el Padre General, "una determinada Visión de Dios, de la persona humana y del mundo, y una Misión muy precisa. Esta Visión y Misión, sigue él, no son negociables. Ellas son como nuestras señales de identidad, que nos distinguen dentro del océano globalizador y nos diferencian de él". (Peter Hans Kolvenbach, S. J., Arequipa, Julio 18 de 1998. Igualmente puede verse en Pedro Arrupe S. J, Nuestros Colegios Hoy y Mañana", n. 17)

En este mismo contexto, las "Características de la Educación de la Compañía de Jesús" (n.19) la expresan así: "El espíritu peculiar de todo centro de la Compañía de Jesús no quiere decir 'único' ni en el espíritu ni en el método. Consiste, más bien, en lo que es 'el modo nuestro de proceder': es decir, la inspiración, los valores, las actitudes y el estilo que han caracterizado tradicionalmente la educación de la Compañía y que deben ser característicos de cualquier centro educativo verdaderamente jesuítico hoy, se encuentre en donde se encuentre, y seguirán siendo esenciales en nuestro camino hacia el futuro".

Este conjunto de características, valores, actitudes, formas de proceder y convicciones que brotan de la experiencia ignaciana fundante es lo que hoy se entiende por "cultura ignaciana".

Uno de los retos que nos presenta esta identidad y cultura ignacianas se ha centrado en la formación integral que lleva a la formación de hombres y mujeres para los demás y con los demás. Este ha sido un tema central en nuestros Proyectos Educativos. Habrá que incorporarlo de manera clara y operativa al conjunto de la visión ignaciana. Pero, además, la Compañía de Jesús considera tres dimensiones y a la vez desafíos que deben caracterizar su trabajo y particularmente su trabajo en el campo de la educación. Son la justicia, la cultura y el diálogo. Hoy son constitutivos importantísimos de la visión ignaciana y son desarrollos contemporáneos que han tenido lugar muy especialmente en nuestras Universidades.

Insistiendo sobre algo de capital importancia: el universo de la pedagogía ignaciana es mucho más amplio que unas estrategias metodológicas o didácticas aunque las incluye y demanda si quiere llevarse al aula de clase. De hecho, la visión ignaciana le comunica la complejidad y amplitud que la pedagogía necesita para ser integral. Por tanto, no se aprende en un día ni se mantiene por inercia. Hay que conocer todo el conjunto de la visión ignaciana hoy si queremos ver todas sus dimensiones. Y en este sentido, dada su complejidad, si no se alimenta con una práctica pedagógica y educativa coherente y científica, acaba por esfumarse. En este contexto habrá que plantear las tres dimensiones y a la vez desafíos que hoy nos presenta la Compañía como claves de su apostolado educativo, de su currículo educativo.

 

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Posted on

February 16, 2015