Claves de la Ratio Studiorum para la Lectura de la Propuesta Educativa



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Claves de la Ratio Studiorum para la Lectura de la Propuesta Educativa de la Compañía de jesús Hoy

Dr. Esteban Ocampo

Un privilegio especial por las humanidades. A pesar de la fuerte presión que exige la modernización, la tecnología y los requerimientos de competitividad que jalonan la educación en nuestro tiempo, se conserva una preocupación por mantener en los contenidos de escuelas, colegios y universidades una franja importante de reflexiones académicas orientadas al cultivo de las humanidades, se organizan programas y actividades tendientes a la formación humana de niños, jóvenes y adultos y se atiende de manera especial a la comprensión de que en últimas fechas no existen materias de estudio humanísticas o no humanísticas, sino miradas y tratamientos más inclinados a lo uno o a lo otro y que por esto mismo se pueda humanizar a partir de cualquiera de ellas.

Un acercamiento a los conocimientos científicos a través de la inclusión en sus planes y programas de contenidos propios de estos desarrollos y de la constante preparación de los profesores de quienes se exige, desde los mismos comienzos, que sean expertos, no sólo en las áreas que enseñan, sino en las formas de hacerlo. Para eso, desde antes de 1599 se habían instituido las Academias de profesores pues además se pedía que los profesores15 "sean doctos, diligentes y asiduos y tomen con empeño el adelanto de los estudiantes, así en las lecciones como en otros ejercicios literarios".16

Una permanente evangelización haciendo una clara síntesis entre fe y vida, fe y cultura y fe y ciencia. Esta es una permanente formación en los principios y valores cristianos, unas veces a la manera de clases (tal como se presenta en la Ratio o en los programas de las primarias, las secundarias y algunas universidades), otras de forma explícita a través de las acciones pastorales y otras encaminadas a la formación integral de los estudiantes.

En cuanto a las experiencias educativas, la pedagogía jesuítica insiste en elementos como:

• La participación del estudiante en todo su proceso. En las reglas 4 a la 10 del Profesor de Casos de Conciencia, aparecen los pasos que se debían seguir para el desarrollo de las temáticas.

• El contacto directo con las fuentes, con los autores más reconocidos (ver por ejemplo las recomendaciones en torno a los clásicos que debían ser abordados a lo largo de la formación) y con aquello que marca el punto más alto (tanto en las ciencias, como en el arte, la poesía, el drama, la historia, la matemática, etc.)

• Una interacción constante con la realidad, de tal manera que nada de lo que suceda alrededor, en la vida misma de los estudiantes, quede excluido de las constantes reflexiones en el aula de clase, y que los conocimientos adquiridos o construidos de alguna manera hagan referencia a aquella y den cuenta de sus contradicciones y posibilidades con el fin de aportar a sus urgencias.

• La facilitación de experiencias que permitan afectar no sólo los sentidos, sino los sentimientos y la razón. Se trata de incidir en el ser humano total: alma, mente y corazón.

9. Debe ser definido también a qué ritmos o niveles se llevará el proceso formativo. Aquí podemos indicar que esta exigencia abarca dos aspectos:

Por un lado lo que se refiere a la persona misma del estudiante, del cual se ha dicho se quiere abarcar la totalidad de sus dimensiones y posibilidades. El proceso formativo de las Instituciones de la Compañía de Jesús, no dejan de lado ninguna de las esferas del desarrollo humano: desde la biológica, hasta la trascendente, pasando por las diversas manifestaciones de éstas de acuerdo a los contextos de la vida cotidiana en los cuales se desempeña.

Por el otro se puede referir a los grados a los cuales se atenderá a lo largo del proceso de formación. En los primeros años de la puesta en marcha de esta propuesta educativa, se recibía a los estudiantes (como era acostumbrado en la época), desde los 14 años y no mayores de 23; por suerte, hoy, esta propuesta puede ser disfrutada por los estudiantes desde el nivel pre-escolar hasta el doctorado e incluso más allá con la puesta en marcha de procesos de formación continuada sobre todo en las Universidades.

En sus comienzos, la Ratio proponía tres ciclos: el primero, llamado de estudios inferiores abarcaba cinco años para tres cursos: Gramática, Humanidades y Retórica. El segundo y tercer ciclos, llamados estudios superiores. En el segundo se orientaba a la filosofía (tres años entre lógica y matemática, física y ética y psicología, metafísica y matemática superior) El tercer ciclo, dedicado a la teología se desarrollaba a lo largo de cuatro años. Se encontraban, además, definidos los tiempos de estudio, atendiendo a las festividades religiosas y a las estaciones. Algo digno de resaltarse en esta organización es la constante alusión a la posibilidad que tienen los estudiantes de ser promovidos antes de la culminación de los cursos (fundamentalmente al terminar un semestre) de acuerdo a sus capacidades , con relativa facilidad en los ciclos uno y dos y con menos frecuencia para el tercero de ellos. Para hoy, han variado, por supuesto, las materias de estudio para cada uno de los ciclos, no sólo por el desarrollo de las distintas ciencias, sino por las intencionalidades de la educación jesuítica actual y por los objetivos que tienen los estudiantes que asisten a nuestras aulas en las escuelas, colegios y universidades.

 

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February 16, 2015