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LA VIOLENCIA POR GÉNERO EN TIJUANA
En México mueren diariamente por causas violentas cerca de 30 mujeres en promedio, de las cuales poco más de 23 son por accidentes y 6 por homicidios y suicidios. "Estadísticas a propósito del Día Nacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres". Datos nacionales. A finales del año 2005, el tema de la violencia de género en Tijuana se evidenció como un problema que se extiende también en este lado de la frontera. El caso de Sara Benazir Chavolla Ruiz, la joven lanzada al pavimento desde un automóvil en circulación en diciembre pasado, mostró que la violencia en contra de las mujeres más que disminuir, se va diversificando. Desde las formas más grotescas de violencia (tortura, violación, homicidio calificado) hasta las más refinadas, la frontera refrenda el carácter femenino de las víctimas. La Encuesta Nacional de Violencia contra las Mujeres en 2003 reportó que en las relaciones de pareja, dos de cada 10 mujeres que acudieron a servicios públicos de salud sufrieron violencia por parte de su cónyuge o compañero. La Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, en ese mismo año, indicó que la violencia padecida en el hogar por mujeres mayores a 15 años abarcaba el 47% de la población femenina, fuera de tipo emocional, económica física o sexual. Los porcentajes de violencia se distribuyeron, en ese año, del siguiente modo: 
Fuente: INEGIINMUJERES. Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2003. A partir de los resultados arrojados por la Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), se pueden conocer los modos violencia sexual en la pareja. En el rubro de violencia física, se habla de empujar, amarrar, patear, lanzar objetos, dar golpes con las manos u objetos, ahorcar, asfixiar, agredir con objetos punzocortantes o disparar. Se considera violencia sexual tanto exigir a la mujer tener relaciones sexuales como obligar a actos sexuales a disgusto y el uso de la fuerza para ejecutar el coito. Las estadísticas sobre violencia de tipo sexual señalan que 8 de cada cien mujeres la han sufrido. Sorprende que la violencia física y sexual en ese mismo año se desplegó contra mujeres empleadas fuera de la casa, por arriba de quienes se dedican solamente a las labores domésticas, como si la diversificación de actividades supusiera un mayor riesgo para el hombre o una estrategia de defensa. Con la intención de profundizar en los rasgos peculiares con que se presenta la violencia hacia mujeres en la ciudad de Tijuana, nos aproximamos al modo en que los actos de agresión física, sexual y psicológica se han desplegado en el espacio urbano durante los últimos meses. Para este propósito, en primer lugar se reflexiona en el contexto del proceso de justicia en torno a la muerte de la joven Sara Chavolla, deteniéndonos en el sentido de los actos y palabras en torno a uno de los crímenes locales más estremecedores del 2005. En un segundo momento se analizan algunas cifras locales sobre violencia pública, las cuales actualizan nuestra visión del fenómeno delictivo, bastante próximo al delito sexual, que atañe a las mujeres. En tercer lugar, se señalan otras formas refinadas de violencia que, en un medio socioeconómico más alto, han desplazado formas de violencia más obvias y grotescas. I. Un camino de "princesa". La muerte de Sara Chavolla. Del feminicidio de Sara Chavolla surgen cuestionamientos que apuntan a un reajuste del entramado cultural. La indignación social ante actos en extremo salvajes como éste, reconfigura las formas conocidas de violencia, volviéndolas más sofisticadas. El sadismo de los agresores es juzgado por el colectivo social exigiendo justicia, sin decidir atacar la raíz de la violencia, de modo que un delincuente puede seguir impune frente a las instancias procuradoras de justicia. El caso de la adolescente ha pasado por varias dependencias. De la Procuraduría General de Justicia del Estado fue transferido a una fiscalía especial, para remitirse después a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, luego de que el gobernador del Estado rechazara la recomendación de la Procuraduría de Derechos Humanos en torno a que el caso fuera enviado a la Procuraduría General de la República tras algunas irregularidades en el proceso y detención de sospechosos.
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