LA VIOLENCIA POR GÉNERO EN TIJUANA



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LA VIOLENCIA POR GÉNERO EN TIJUANA


Mtra. Vianett Medina Valencia

Entre las dificultades que tiene la clase marginada para superar las relaciones de violencia, está la codependencia. De acuerdo a Betancourt, 60% de las mujeres que han padecido violencia extrema y han sido acogidas en un albergue del Centro conocido como "El Refugio", vuelven a incorporarse a las relaciones destructivas con su pareja. Esto se origina en los vicios de la misma relación, caracterizada por la dependencia de las mujeres a una relación insana. Muchos de los hombres agresores, que en un alto porcentaje son adictos al alcohol y a las drogas (la psicóloga habló del 90% tan sólo en los casos que atiende el Centro), crean a su vez relaciones de codependencia de modo que a las mujeres que no procuran otras relaciones sociales les es difícil abandonar el ciclo de la violencia.

"Algo que está realmente comprobado es que si la mujer no tiene ayuda y el agresor no tiene un programa de ayuda, va a reincidir en la violencia y también en la adicción. Yo creo que en un 90% de los agresores de las mujeres que vienen tienen problemas de adicción (a drogas) o alcoholismo."

En la perspectiva psicológica, la frustración genera agresividad y muchas de las adicciones son síntoma de la insatisfacción personal.

La psicóloga también proporciona una descripción del tipo de violencia que atienden en el centro.

"Llegan todo tipo de casos de violencia: desde psicológica o física extrema, violencia que incluso las ha enviado al hospital. (…) Cada vez más se ve que vienen las mujeres en la etapa de violencia verbal. Antes pedían ayuda cuando había una violencia extrema. Ya las mujeres no esperan a la violencia extrema. A las primeras situaciones de violencia física no extrema, ya empiezan a solicitar ayuda".

La violencia física, de acuerdo a Betancourt, comprende empujones, jalones, golpes con puños, patadas. En todo caso que haya contacto físico. En la actualidad, las mujeres en la ciudad no esperan la violencia extrema para la denuncia. Al Centro de Protección aproximadamente la mitad de las mujeres que acuden acusan violencia psicológica. En este tipo se abordan: crisis de desarrollo: problemas de salud, familiares y de estrés. Por crisis circunstanciales se entienden los de tipo psicológico: muerte inesperada, familia, estresantes económicos, víctimas de delincuencia, desastres naturales, crisis de autoagresión, problemas de pareja y violencia de pareja.

Los principales grupos de edades que durante el mes de mayo se atendieron en el Centro, corrobora la relación entre vulnerabilidad y violencia o dicho de una forma clásica: si no hay víctima no hay victimario. Como las investigaciones de Madriz, los casos urbanos dejan ver que la constitución de la violencia es relativa tanto a la minoría de edad como a la pobreza.

El Instituto Municipal de la Mujer, responsable de las políticas públicas de atención y promoción de las mujeres de la localidad, en su propaganda precisa los tipos de violencia física, psicológica o emocional, económica y sexual. En su descripción destacan algunas como las heridas, los golpes, el encierro (física); la intimidación y amenazas, la humillación, culpabilización o indiferencia (psicológica); limitar su desarrollo laboral, el dinero y recursos de supervivencia (económica); lastimarla o insultarla en relación a la práctica sexual (violencia sexual). Más que atender casos particulares, la labor del Instituto Municipal de la Mujer y su homólogo estatal, es la impartición de talleres de concientización dirigidos especialmente a las clases populares. Con poco personal de tiempo completo, estos institutos parecen ser los únicos espacios públicos dedicados a difundir los derechos de las mujeres y promover cierta conciencia de género.

 

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February 16, 2015