LA VIOLENCIA POR GÉNERO EN TIJUANA



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LA VIOLENCIA POR GÉNERO EN TIJUANA


Mtra. Vianett Medina Valencia

A más de medio año del suceso, la falta de una resolución justa parece ceder ante la presión social que de un lado exige impunidad y, de otra, asiente en el castigo asignado a la mujer que se excede en libertades que atañen a la sexualidad y al erotismo. En una ciudad que se coloca a la cabeza de la delincuencia, y poseedora de una moral conservadora y reacia a la teoría de género, una joven como Sara debía comportarse como una "niña buena". La investigadora Esther Madriz (2001) ha explicado cómo en la construcción del imaginario del miedo, la consigna de la sociedad controladora es que, a mujer buena, no le debe pasar nada malo. En su descripción del imaginario estadunidense conservador, Madriz explica cómo una joven "buena" está obligada a saber cuáles son los lugares peligrosos y evitarlos; cuáles son los modos de vestirse y así evitar la provocación sexual al hombre. La mujer "buena" debe tener el suficiente miedo para no arriesgarse y evitar ser agredida. El juicio conservador aplicado al caso de Sara sería el siguiente: "si hubiera sido buena, no habría muerto". Desafortunadamente, para Sara la norma moral se aplicó y el novio y sus compañeros no tuvieron pudor para expresarlo. En una versión probable, para ellos Sara era una chica "loca" que buscaba ser "acariciada" (para Madriz, éste es otro de los términos que los procesos judiciales enfatizan para resemantizar la violación como un suceso excitante) y, al negarse a la relación sexual con ellos, tuvo que ser puesta al borde de la muerte, para que las circunstancias sobre una vía transitada completara la sanción para la "niña mala".

El imperativo de una sociedad conservadora es el castigo del comportamiento liberal de las mujeres. Como explica Madriz con base en sus investigaciones, los mensajes recurrentes que forman la identidad de una niña se registran en la línea de la precaución frente a los delitos sexuales; y no sólo eso: hay una serie de advertencias públicas que las proyectan siempre frágiles y vulnerables a la figura masculina. El miedo, dice ella, es la estrategia de control masculino. Aplicando su teoría, el caso de Sara se habría convertido en la expresión del discurso autoritario que durante meses ha dictado a las jóvenes el recato. Siendo Baja California la entidad másinsegura según recientes investigaciones de organismos como el Instituto Ciudadano de Estudios sobre la Inseguridad, A. C. (ICESI) a la mayoría de policías y delincuentes no resultaría desdeñable una estrategia de control tan eficaz como es el miedo, especialmente el provocado en las mujeres.

Atestiguado por la prensa, una de las aspiraciones de Sara (nombre que, por cierto, significa "princesa") fue ser reina de belleza en un concurso escolar. Como muchas jóvenes asediadas por el furor por la imagen y la socialización de prácticas para el reconocimiento social, es posible explorar el imaginario juvenil que compartía Sara: muchachas interesadas en ceder al reconocimiento por su aspecto y a situaciones que las hacían vulnerables al control de la sociedad de hombres. La aspiración a ser reina de belleza resulta una actividad ambigua para la joven que, por otra parte, intenta incorporarse al proceso de emancipación de su familia ocupada en sobreproteger a sus hija. Como muchas jóvenes, Sara acepta la subordinación al deseo de la voluntad de los hombres y, por otra, busca la emancipación de la familia.

 

 

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February 16, 2015