LA VIOLENCIA POR GÉNERO EN TIJUANA



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LA VIOLENCIA POR GÉNERO EN TIJUANA


Mtra. Vianett Medina Valencia

Los pretextos de la violencia

Desde los noventa, en México la misoginia(3) ha trascendido la vida privada y se ha desbordado en las calles. Los feminicidios en ciudad Juárez han revelado que el trabajo extradoméstico de las mujeres forma parte de un proceso emancipatorio no aceptado del todo por muchos hombres. "Asesinatos por envidia", se ha sugerido algunas veces en estudios serios (cf. González Rodríguez, 2002): homicidios que dejan ver las coincidencias en las muertes de mujeres: jóvenes trabajadoras de escasos recursos pero económicamente independientes; obreras con estudios básicos que se ocupan en empleos que excluyen mayormente a los hombres (como en el caso de las maquiladoras) o que diversifican sus ámbitos de acción, desplazando así al hombre del centro social, de la jefatura del hogar o la autoridad ante los hijos, serían el tipo de motivos para odiar a las mujeres.

En esta otra frontera, las aspiraciones femeninas aumentan cuando las jóvenes de clases media-baja ven la oportunidad de especializarse en carreras técnicas, que les permitan seguir proyectos de vida personales. Si los patrones de comportamiento misóginos de Ciudad Juárez son reproducibles, en Tijuana más jóvenes podrían seguir sufriendo la violencia a causa de los hombres que odian tener una novia o esposa "haciéndole competencia". Sería la resistencia hacia el progreso educativo, laboral y económico de las mujeres el que hace algunos años no se conjugaba entre las clases populares un pilar que configura la violencia física y sexual contra las mujeres.

III. La sociedad de bienestar y la violencia.

En la actualidad una ciudad privilegiada no sería la que está plenamente industrializada y produce consumibles. Las ciudades modernas, aun sin producir satisfactores, pueden alcanzar niveles de bienestar bastante altos cuando tienen infinidad de productos del mercado a su disposición.

La ciudad globalizada pareciera garantizar incluso igualdad de género y oportunidades. Pero existen factores como el dinero y la noción cultural que distingue lo público de lo privado, que obstruyen el paso a una relación equitativa entre hombres y mujeres.

El factor económico

Si habitar en la frontera representa una oportunidad económica para muchas mujeres, la prosperidad material no necesariamente ha generado cambios culturales en pro de ellas. No obstante que en las clases medias y altas las relaciones de género se establecen más allá de la educación y el desarrollo personal (desde la tardía Edad Media se conocen casos de mujeres con recursos a quienes se educaba con esmero), hay espacios de negociación de poderes donde la violencia se expresa de formas invisibles.

Entre las clases más bajas, se sabe que la economía es un factor que eventualmente condiciona los estados de violencia. En una sociedad de consumo, carecer de dinero es un rasgo de minusvalía personal que influye en el autoconcepto y la autoestima. Para las mujeres inmigrantes que abandonaron familia y amigos antes de establecerse en esta ciudad, la insuficiencia económica les impide con frecuencia escapar a una relación de dependencia donde el hombre provee, aun cuando la vida con él sea destructiva.

Aunque de manera más sutil, la economía de las clases mejor acomodadas es también un factor que descompone la relación pacífica de una pareja. Ante las amenazas de su cónyuge, muchas mujeres temen denunciarlo para no perder privilegios sociales y económicos. En una clase alta, es posible que haya presiones sociales relacionadas con el prestigio que limitan la salida del ciclo de violencia: Un apellido conocido no podría sonar en los pasillos de Averiguaciones Previas sin el riesgo de empañar los nombres y el estatus de los agresores. La violencia ejecutada en las clases media, media alta y alta se resuelve de modos que se excluyen de las estadísticas oficiales por lo que para hablar de ella sólo queda la descripción de casos.

Es común encontrar que una mujer toma decisiones, cada vez de mayor peso, respecto al dinero. Por algo las estrategias de mercado se dirigen a la mujer de clase media y clase alta. Pero también el consumismo puede ser generador de relaciones violentas. El consumismo, como síntoma de la insatisfacción personal, comparte su raíz con las adicciones que generan violencia.

 

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February 16, 2015