Claves de la Ratio Studiorum para la Lectura de la Propuesta Educativa de la Compañía de jesús Hoy Dr. Esteban Ocampo 7. Una buena teoría educativa no se queda sólo en la enunciación de sus ideales, sino que provee las estrategias y las herramientas de carácter metodológico a partir de las cuales tales sueños pueden hacerse realidad. En este aspecto es en el que podemos encontrar una de las mayores riquezas en los esfuerzos desarrollados por los pioneros de la Pedagogía fundamentada en la Experiencia Espiritual de Ignacio de Loyola, en su propia vida, en la vida comunitaria de aquellos Amigos en el Señor que lograron no sólo hacer de sus ideas una forma de vida, sino un legado para la humanidad, expresado en sus Constituciones y, para nuestro caso, en su Parte IV. La Ratio Studiorum da cuenta precisamente de una metodología que combina sabiamente los niveles Religioso, Humano e Intelectual9. El primero de ellos proporciona el clima, la motivación y la orientación para el aprendizaje; el segundo las disposiciones y actitudes de mente, voluntad y sentimiento y el tercero se constituye en la disponibilidad para resignificar las realidades y los fenómenos para comprenderlos. En esta perspectiva emerge una propuesta didáctica. En ella se reconocen tres momentos especiales: uno centrado más en el profesor, llamado la Prelección; otro centrado en el estudiante llamado la repetición múltiple y luego una aplicación en la que se da un encuentro para el apoyo, la orientación y el intercambio estudiante-profesor y estudiante-estudiante. Unidad, integración orden, ciclicidad, gradación, actividad, interacción y expresión10, son principios que podemos distinguir en la Pedagogía Jesuítica. Algunos podrán preguntar: ¿dónde se encuentra la originalidad de esta propuesta desarrollada hace cuatrocientos años y de sus nuevas versiones, incluso cuando en la presentación del Paradigma Pedagógico Ignaciano sus mentores hacen alusión a que ésta es una metodología ecléctica?11 Pues bien, seguramente que hacer alusión a que en la metodología propuesta por los Jesuitas antes y ahora no hay nada original, es una falta de justicia con la capacidad de estas personas para combinar los conocimientos de cada época, con los fines que desean alcanzar a través de la educación, los cuales se han visto reflejados tanto en sus previsiones a manera de reglas en torno a la forma de enfrentar el conocimiento, como en los sistemas pedagógicos más elaborados con que contamos en la actualidad, como es el caso de la Educación Personalizada. Sin embargo, también podemos afirmar con Carmen Labrador:12 "el éxito de un método no reside en su mera formulación, sino en saber hacerlo propio, encarnarlo en un espíritu y aplicarlo con sabia prudencia". Allí está el aporte; lo novedoso no se encuentra tanto en los elementos como en el sistema que logran construir. Esto quizás es lo que ha llevado a Charmot13 a decir que efectivamente hay una novedad en la propuesta jesuítica, pues han sabido aprovechar la prelección, para los estudiantes:
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