EL FLUJO CENTROAMERICANO(1) IRREGULAR CON DESTINO A LOS ESTADOS UNIDOS: LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD



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EL FLUJO CENTROAMERICANO(1) IRREGULAR CON DESTINO A LOS ESTADOS UNIDOS: LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD


Vladimiro Valdés Montoya, S.J.

7. LAS REMESAS.

Las remesas de los tramis constituyen un recurso que ayuda a paliar los efectos de la crisis en el ámbito familiar y, eventualmente, comunitario. En todo caso, su contribución es parcial y no necesariamente constituyen elementos estimuladores de las economías y sobre todo de la producción (Castillo/Palma, 1996: 83).

Pese a que son una importante fuente de divisas, factores como la diversidad de las transferencias -familiares o colectivas-, los canales de remisión -formales e informales-, los costos de envío y las formas de utilización -consumo, ahorro o inversión-, dificultan la evaluación de su impacto actual y potencial sobre el desarrollo de las comunidades receptoras.

A raíz del carácter informal de muchas transferencias(39), la estimación de su cuantía escapa al registro de los bancos centrales. Aun así, se calcula que su monto total en la región ascendió a más de 17, 000 millones de dólares en 2000. Con casi 7,000 millones de dólares, México es el principal receptor de la región y el segundo del mundo después de India; aunque su incidencia en la economía nacional es relativamente baja (1.1% del PIB), las remesas reportan un ingreso superior al generado por la mayoría de los rubros de exportación(40).

El impacto de las remesas en las economías de El Salvador, Nicaragua, República Dominicana, Ecuador y Jamaica es mucho mayor, pues representa entre el 8% y el 14% del PIB de estos países. En el caso de El Salvador, específicamente, equivale al 48% del valor de sus exportaciones. Según encuestas realizadas por la CEPAL, más del 80% de las remesas familiares recibidas en El Salvador, Guatemala y Nicaragua se utilizan para alimentación. Según la encuesta de hogares realizada en Honduras en 1997, el 83% de los hogares receptores de remesas estaba bajo la línea de pobreza y el 58% era indigente (Ocampo, 2002: 261).

Entre 1980 y 1990, en la gráfica 19 podemos apreciar una tendencia muy constante en el caso de las remesas a Guatemala, y muy ligeramente creciente en el caso de las remesas a Nicaragua. En la misma década, en el caso de las remesas a El Salvador la tendencia es marcadamente creciente, con un crecimiento de casi 500%. En el caso de las remesas a Honduras no registramos datos para el mismo periodo. Para la década de 1990 al 2000, las remesas para Guatemala crecen en poco más de 500%; para El Salvador crecen en 490%; para Honduras el incremento es de 820%; y para el caso de Nicaragua, el crecimiento en el mismo lapso fue de 23 veces. Finalmente, podemos observar que las remesas se disparan en la década de los noventa, muy en concordancia a como se dispararon los flujos migratorios respectivos en el mismo periodo.

El potencial de las remesas familiares se amplía con las generadas por las organizaciones de migrantes; estos recursos, aunque mucho menos cuantiosos que los de las transferencias familiares, sirven para financiar obras de infraestructura social y comunitaria, como la habilitación de instalaciones sanitarias, educativas, deportivas y religiosas, la dotación de servicios básicos y la construcción de caminos.

Últimamente se ha desatado un debate sobre la promoción del uso productivo y hasta financiero de las remesas de los tramis, sin caer demasiado en la cuenta de que son simples salarios de particulares, tan salarios y tan particulares y privados como los de los más altos ejecutivos de empresa o de gobierno de cualquiera de los países involucrados; la única diferencia es que se ganan en un país y se pierden en otro. En esta misma línea, me parece que sería más fácil y más rentable comenzar por establecer programas para promover la inversión productiva y financiera de los salarios de los ejecutivos de empresa y de gobierno de los países receptores de remesas de tramis. También se podrían establecer programas para la inversión productiva y financiera de las ganancias de las grandes trasnacionales, precisamente en los países de origen de los tramis, que suelen ser los mismos de donde las extraen. Si estos programas funcionan, tal vez podremos pensar en avanzar sobre los magros salarios de los tramis.

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February 16, 2015