EL FLUJO CENTROAMERICANO(1) IRREGULAR CON DESTINO A LOS ESTADOS UNIDOS: LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD



Introducción

Contenido

Participantes


EL FLUJO CENTROAMERICANO(1) IRREGULAR CON DESTINO A LOS ESTADOS UNIDOS: LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA VULNERABILIDAD


Vladimiro Valdés Montoya, S.J.

Como tiene que cruzar varias fronteras y países, este flujo cuenta con la amenaza represiva de entre uno y cuatro gobiernos, según sea la nacionalidad del migrante. Estados Unidos y México, países de destino y tránsito del mismo, lo han enfrentado con una política migratoria de contención policíaca en sus respectivas fronteras y consulados. Y en Centroamérica, la amenaza represiva va en aumento, especialmente en Guatemala, donde el CA4(12) es prácticamente letra muerta para los no guatemaltecos que transitan por el país.

Se trata de un flujo migratorio cuyos dos polos, Centroamérica y Estados Unidos, mantienen una relación de asimetría económica, política y militar tal, que poco deja para una posible negociación diplomática entre gobiernos, para establecer las condiciones necesarias para el respeto a sus derechos humanos y laborales.

Dentro de este flujo podríamos distinguir, groso modo, dos subgrupos: los que pueden pagar un mínimo de 4 mil dólares para su traslado irregular hacia Estados Unidos a través de México, y que por lo mismo tienen más o menos garantizada su seguridad desde su salida hasta su llegada al país de destino; y los que no tienen los 4 mil dólares para comprar su seguridad en su tránsito hacia el norte.

El flujo más pobre es el que se aventura de manera individual y con una escasez de recursos económicos casi total; que transita a pie y de mosca en el tren de carga que va de Tecún Umán a Veracruz, a través del Soconusco y el Istmo de Tehuantepec.(13)

Este flujo presenta un alto índice de accidentados amputados por el tren carguero, muertos por el mismo, atacados por las maras y pandillas, y extorsionados, robados, golpeados, violados y abusados por cuerpos de seguridad de los tres niveles de gobierno. Es el flujo más urgido de asistencia y de auxilio, pues se encuentra totalmente vulnerable frente a la corrupción y la impunidad de las distintas policías y ejércitos, coludidos con las pandillas o maras, tanto en México como en Centroamérica y Estados Unidos (ONU/CDH, 2002: 11/25 y 26; 9/17 a 19).

Me inclino a pensar que es el flujo que más índice de asegurados y deportados presenta, porque es el flujo que no tiene para pagar un servicio seguro de tráfico; porque por ello y por su pobreza es el más vulnerable; porque migra sobre una ruta absolutamente controlada y que no presenta condición alguna para la clandestinidad o el ocultamiento; porque se concentra en grandes cantidades en los núcleos urbanos por donde pasa la línea del tren en las cercanías de la estación migratoria de Tapachula; y porque, por todo ello, resulta más barato el operativo de detección, detención, aseguramiento y deportación de los elementos del mismo. Una incógnita incomprensible es por qué razón no los detiene el INM mientras están en la estación del tren de Ciudad Hidalgo. En este lugar pasan hasta tres o cuatro días a la luz del sol y a la sombra del tren, en grandes grupos de entre veinte y sesenta personas o más, y el lugar presenta todas las facilidades para su detención y deportación. O, dicho de otra manera, ¿por qué los dejan subir al tren y luego los van atacando de tramo en tramo y sucesivamente, las maras, el INM, las policías municipales, etc., etc., etc.?

Por otro lado, las instituciones de la sociedad civil, académicas, confesionales y de servicio social que se hacen cargo de él, son claramente insuficientes y de reciente aparición en el contexto de la frontera sur. Además hay que destacar que es un flujo que tiende a pasar desapercibido por parte de las instituciones mexicanas de la sociedad civil.

Otros puntos de cruce que están adquiriendo notoriedad por el crecimiento de los flujos irregulares que pasan por ellos son La Mesilla en Chiapas, frontera con Huehuetenango, y Tenosique en Tabasco, frontera con El Petén. Aunque, en opinión de algunos conocedores, por estos puntos está transitando el grueso de los que van conducidos por polleros y bandas organizadas de traficantes de personas.

Como decíamos, no hay, hasta ahora, ninguna estimación más o menos segura sobre ninguno de estos flujos. Un indicador son las cifras de deportaciones y expulsiones que reporta el Instituto Nacional de Migración (INM). De 1970 a 1988, estas cifras de deportaciones fluctuaron entre los 1,500 y los 13 mil en números redondos (ver gráfica 13), pero de 1989 a 1990, la cifra se dispara a 126,440, para mantenerse, durante toda la década -excepto 1997- en poco más de 100mil por año. Durante la década de los noventa, de las cifras totales de deportaciones presentadas por el INM, las nacionalidades de mayor puntaje son, en este orden, la guatemalteca, la salvadoreña, la hondureña y la nicaragüense; y juntas representan alrededor del 97% de los registros por año (ver de la gráfica 1 a la 12).

Este salto de 10 mil a más de 100 mil en un año, corresponde con el final de la década perdida de los años ochenta, con la fuerte caída de los precios de los productos agrícolas de exportación entre 1978 y 1983, y con el aumento creciente de los precios de los artículos de importación en el mismo lapso. Esto, sin contar los estragos de las confrontaciones armadas en Guatemala, El Salvador y Nicaragua.

Regresar a Contenido / Parte 1 / Parte 2 / Parte 3 / Parte 4 / Parte 5 / Parte 6 / Parte 7 / Parte 8 / Parte 9 / Parte 10 / Parte 11 / Parte 12 / Parte 13 / Referencias / Bibliografía /

Gráficas: / Parte 1 / Parte 2 / Parte 3 / Parte 4 / Parte 5 /


Skills

Posted on

February 16, 2015