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EL FLUJO CENTROAMERICANO(1)
IRREGULAR CON DESTINO
A LOS ESTADOS UNIDOS:
LA CONSTRUCCIÓN SOCIAL
DE LA VULNERABILIDAD
Vladimiro Valdés Montoya, S.J.
El flujo guatemalteco (ver gráfica 14) se mantuvo en un promedio de poco más de 55, 200 deportados por año entre 1990 y 2001. Sólo en 1991 y en 2000 registra picos de alrededor de los 70 mil por año. Dentro de sus altas y bajas, presenta una tendencia relativamente estable. En el mismo periodo (1990-2001), el flujo salvadoreño (ver gráfica 15) registró un promedio anual de poco más de 28,300 deportados. Aunque en general presenta una tendencia decreciente durante la década, pues arranca con 45, 600 y termina con 30, 800. Por el contrario, el flujo hondureño (ver gráfica 16) presenta una tendencia claramente creciente, pues arranca con 15 mil y termina con poco más del doble, manteniéndose en un promedio anual de deportaciones de alrededor de 29, 700. El flujo nicaragüense presenta una tendencia ligeramente decreciente (ver gráfica 17), aunque presenta un gran pico de más de 12 mil en 1994; su promedio anual de deportaciones andaría por los 2,800. En el comparativo de la gráfica 18 se puede ver con más claridad los niveles cuantitativos y las tendencias generales de estos flujos durante la década de los noventas.
3. OTROS FLUJOS.
Los trabajadores agrícolas temporales, regulares e irregulares, que vienen de Guatemala a las fincas del Soconusco en Chiapas, son el flujo más antiguo de tramis en nuestra frontera sur; más antiguo, incluso, que el establecimiento de los límites fronterizos entre México y los países de Centroamérica en la época moderna. Se trata también de un flujo no muy significativo en términos de volumen, sobre todo hablando comparativamente con los demás flujos(14).
Actualmente, poco más de la mitad de este flujo de trabajadores agrícolas está dentro de un programa oficial que los dota de permisos temporales de trabajo. Sin embargo el respeto a sus derechos laborales y sus condiciones de trabajo deja mucho qué desear, pues frecuentemente no les pagan ni el salario convenido. En estos meses(15) se están contratando por 30 ó 35 pesos diarios, y por periodos de 15 días a 3 meses (ONU/CDH, 2002: 16/42). Está, además, el problema no estudiado ni cuantificado, de la presencia de mujeres y menores, pues normalmente venía la familia con un solo permiso de trabajo para el jefe de la misma.
La caída de los precios del café y de los demás productos agrícolas de la región, como son el plátano, el mango y la caña de azúcar, está agudizando la crisis en la región que abarca la Costa Sur de Guatemala y el Soconusco en Chiapas. El trabajo para este flujo tiende a disminuir drásticamente. La competencia con los locales comienza a tener una presencia mínima, pero comienza a aparecer, y para muchos, tanto mexicanos como guatemaltecos, este trabajo temporal está dejando de ser una alternativa y están optando por migrar más hacia el norte de México y hacia Estados Unidos.
Otro flujo que ha alcanzado cierta notoriedad hacia mediados de la década de los noventa por su volumen creciente y su problemática de salud reproductiva y social, es el de los migrantes fronterizos irregulares en situación de extrema vulnerabilidad, en los principales centros urbanos de la frontera Costa Sur y Soconusco: niñas y niños vendedores ambulantes, boleros y limosneros; trabajadoras domésticas; trabajadoras de bares y de cantinas; sexoservidoras y sexoservidores; menores sexoservidoras; etc.; (ONU/CDH, 2002: 16/43 y 44; 17/45; Rojas W., 2002: 93-100).
Por sus intenciones y su calidad migratoria, se trata de un flujo propio de las zonas fronterizas. Son parte de un sector de población que tiende a buscar oportunidades temporales del otro lado de una frontera internacional, pero que no pretende ni migrar a un tercer país, ni internarse en el territorio del país vecino, ni establecerse en el mismo.
Si embargo, en este sector hay también un flujo no muy claro de mujeres y menores transmigrantes que trabajan temporalmente en la zona fronteriza, con la esperanza de conseguir los medios económicos para migrar a los Estados Unidos (ONU/CDH, 2002: 16/44 y 17/45).
Es un flujo que tenderá a crecer, tanto por el impacto social del modelo económico vigente, como por las políticas de inversión en la zona(16), las políticas de población que tienden a detenerla en la región, y la creciente asimetría en las condiciones económicas, políticas y sociales entre México y Centroamérica(17).
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